La impotencia burguesa frente a la cuestión de la vivienda
Oficialismo y oposición comparten la bestialidad a la hora de enfrentar a los más pobres de los pobres. Como Berni realizó en decenas de tomas en la Provincia de Buenos Aires, fundamentalmente en Guernica con una salvaje represión, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires mostró su verdadero rostro ante la enorme crisis habitacional en Capital Federal.
La represión seguida de desalojo se produjo en una pacífica ocupación en la Villa 31 encabezada por 100 mujeres y sus 170 niños. La mayoría llegó al barrio después de sufrir violencia en sus hogares: “Varias mujeres nos juntamos, vimos el lugar abandonado, porque hacía seis años que no se utilizaba y decidimos acampar. Luego hicimos construcciones con chapas y maderas”.
No importan ni los motivos ni los involucrados, los distintos gobiernos actúan siempre de la misma manera. Las topadoras son la respuesta ante la incapacidad de resolver el dramático déficit de viviendas.
Fue noticia también estos últimos días el ostentoso anuncio del Presidente de construir 500 mil viviendas hasta el año 2026, a un ritmo de 100.000 viviendas al año. Aunque se anuncien con bombos y platillos oficialmente el 17 de octubre, sabemos que no pasa de una vulgar promesa de campaña, como ya han realizado infinidad de veces. Y quedará en la nada.
No olvidamos la promesa de construcción de 30.000 viviendas por Kicillof luego de su brutal represión en Guernica. ¿Cuántas se construyeron? ¡Ninguna! El “Plan Bonaerense de Suelo, Vivienda y Hábitat” fue anunciado sin haberse destinado un solo peso, habiendo pasado más de un año desde su lanzamiento. ¿Cuántas se construyeron de las 5.500 del “Programa Argentina Construye”? ¡Ninguna! ¡Basta de tanto engaño e hipocresía!
La crisis habitacional de 3.800.000 viviendas solo podrá ser resuelta con la clase obrera en el poder, organizando su Estado, planificando la economía alrededor de los intereses de los oprimidos y no de un puñado de inescrupulosos que especulan con nuestras necesidades. Queda en evidencia que la resolución del problema de la vivienda no pasa por otro lugar que una lucha a fondo contra la burguesía y su régimen social.