Cristina Kirchner reafirma la política de conciliación de clases del peronismo en defensa del capitalismo
Habló en el encuentro de jóvenes de La Cámpora, que se realizó en la exEsma el sábado 16. Veamos algunos aspectos de su intervención:
* “El peronismo, le pese a quien le pese, sigue hoy más vigente que nunca” porque “tuvo la impronta de incorporar a los trabajadores al sistema de decisión de la política”
Es necesario explicar qué es lo vigente: Sigue siendo necesario para sostener el orden capitalista, para controlar a los trabajadores, para bloquear su independencia política.
El peronismo ha abandonado sus banderas históricas, que no aparecen ni mencionadas en su discurso. Ya no hace demagogia con esas banderas ni puede prometer realizar algunas reformas, esa política está agotada. Se ha entrelazado definitivamente con el interés de las multinacionales, del capital financiero. En este sentido, ha dejado de ser el nacionalismo burgués de hace 60/70 años.
Es falso que los trabajadores hayan sido incorporados “al sistema de decisión de la política” a menos que se entienda como el hecho de votar cada dos años por sus candidatos. Los trabajadores nunca han gobernado. La incorporación de trabajadores a los ministerios o a las bancas del Congreso lo hacen como representantes de un partido o un movimiento que defiende el orden capitalista, no de los intereses de los trabajadores.
El peronismo seguirá subsistiendo hasta que la clase obrera se independice políticamente, construya el partido que exprese su política, su interés histórico, y haga su revolución.
* Rechaza la idea de que el peronismo sea “de centro”. “Si algo no es el peronismo es algo entre izquierda y derecha: es algo muy superador… una alianza del pueblo, una articulación entre capital y trabajo, en donde el Estado, encarnado por Perón, sabe que debe regular y fallar a favor de los trabajadores, obviamente la parte más débil”.
Estas calificaciones son ambiguas. Lo que importa es el contenido de clase. A qué clase defiende. Y nos dirán “es policlasista”. Si defiende la propiedad privada de los medios de producción, la explotación del trabajo, es capitalista, aunque entre sus seguidores haya obreros y trabajadores de clase media. De “izquierda” o de “derecha” sirve para ocultar el interés de clase que se defiende.
Hablar de “pueblo” o “articulación entre capital y trabajo” es una ficción que pretende ocultar que entre la clase obrera y el capital hay un interés contrario, antagónico, irreconciliable. Lo que se busca es el sometimiento del trabajador, que acepte su explotación. Ya que habría un Estado árbitro, en manos del peronismo, que lo protegerá de los excesos del capital.
* Es en esta línea que plantea: “Necesitamos una refundación en la Argentina de aquel pacto entre trabajadores y capital, hoy más que nunca”. “Necesitamos urgente una reconstrucción nacional, que vuelva a ordenar las grandes coordenadas que supimos construir. Lo que está en disputa es quién regula, quién ordena, quién controla, y esto se hace respetando propiedad privada, lo que siempre hizo el peronismo.”
Expresamente defendió: “El capitalismo es un sistema económico de producción de bienes y servicios que se ha demostrado hasta ahora el más eficiente frente al modelo colectivo, socialista, comunista… Nadie discute que la forma de producir bienes y servicios es esa”.
Para que no queden dudas, “respetando la propiedad privada”, por encima del derecho al trabajo, a la vivienda, a percibir salarios y jubilaciones que alcancen para vivir como personas. El respeto a la gran propiedad privada de los medios de producción choca con nuestros derechos más elementales. Por encima de quién regula o controla está el poder del capital.
Rechazamos esta idea. El capitalismo en su etapa imperialista es un sistema reaccionario. Un sistema incapaz de seguir desarrollando las fuerzas productivas. Más de 200 millones de desocupados en el mundo, cifra que sigue creciendo, las hambrunas, guerras, migraciones, muestran el agotamiento y pudrición capitalista que empuja a la humanidad a la barbarie. Es un descaro reivindicar el capitalismo en su momento de mayor putrefacción. Muy por el contrario las revoluciones del siglo pasado mostraron cómo se podía desarrollar y planificar la economía y sacar a las masas del mayor atraso. Confunde a propósito la burocratización de los estados obreros, su degeneración, con el salto gigantesco que significó la propiedad social de los medios de producción.
Remarcó la “concentración horrorosa de capital” y citó al Papa Francisco y su pedido de “frenar la locomotora que nos lleva al abismo”. Sólo la clase obrera con su política puede detener esa locomotora, nunca las políticas de conciliación con el capital.
* Dice Cristina Kirchner: “…volver a esa alianza virtuosa, donde el Estado tenga un rol preponderante, para que la relación no se desbalancee a favor de los más fuertes”. “Que sea el Estado, la política y no las corporaciones las que regulen las vidas de las sociedades”. “¿Qué rol cumple el Estado? ¿Quién conduce? Quién regula? ¿Quién establece las reglas en esta producción de bienes y servicios que hace el capitalismo? El mercado y las corporaciones ¿o el Estado y la política?”
El Estado es el instrumento de opresión de una clase, la burguesía, es la dictadura de una minoría. Garantiza la propiedad del capital como bien supremo y sagrado. ¿Cómo es que bajo su gobierno los empresarios “la juntaron con pala”? y no se pudo terminar con la desocupación, subocupación, con el trabajo precario, en negro, con la pobreza, en ¡12 años! ¿Cómo es que los empresarios se concentraron más y más y creció la propiedad de las multinacionales? Su propia experiencia demuestra que es inviable resolver las necesidades más urgentes de la mayoría y respetar la gran propiedad.
* Dice Cristina Kirchner: “Perón nunca permitió el ingreso del FMI, y Néstor a dos años de ser presidente pagó lo que debía y ‘buenas noches, que la política económica la decidimos los argentinos y las argentinas en elecciones libres, populares y democráticas”.
Bajo su gobierno pagó más de 190.000 millones de dólares, fueron “pagadores seriales” como alguna vez dijo. Su política fue garantizar el pago esa deuda fraudulenta. Esa masa enorme de recursos hubiera sido fundamental para impulsar la industrialización del país y resolver los principales problemas. Esta reivindicación que hace de su política es lamentable, profundizó el sometimiento nacional cumpliendo con las exigencias del capital financiero.
* Reclama que “Quienes han fugado préstamos y PBI enteros a paraísos fiscales, se hagan cargo y ayuden a que la Argentina vuelva a reconstruirse después de las dos pandemias…”.
¿Por qué no utiliza todo el poder del Estado para que retornen esos capitales? No volverán voluntariamente. La burguesía como clase es parasitaria, especuladora, vaciadora, fugadora de divisas, evasora, entreguista, corrupta, etc. está en su naturaleza. No hay que pedirles que hagan lo contrario de lo que vienen haciendo desde hace varias décadas. No hay alianza virtuosa posible con el capital, toda alianza es bajo su dominio y control. Los oprimidos debemos independizarnos completamente de esa clase antiobrera y antinacional y terminar con ella.
* En su balance de las elecciones dice: “Un tercio del electorado hizo uso de otras opciones electorales, no votaron a las dos alianzas mayoritarias… se fueron a los extremos, o votaron a los que quieren quemar el Banco Central porque es el que produce la inflación o a los que siguen sosteniendo que hay que expropiar todo a todos”.
Es cierto que hubo una mayor polarización en las elecciones pero falsifica uno de los extremos. No queremos expropiar todo a todos. La política de la clase obrera es expropiar los grandes medios de producción, transformarlos en propiedad social, de todos en general y de nadie en particular. Si quiso referirse a los votos de la izquierda electoralista está aún más equivocada, ya que su política omite la expropiación sin pago de los grandes medios de producción.
* Dice Cristina Kirchner: “Lo que la gente quiere fundamentalmente es tener su casa, sus vacaciones, un autito, que los pibes estudien, esta es la sociedad que queremos”.
¿En qué país vive? La mayoría exige cuestiones fundamentales: 1) trabajo genuino; terminar con toda forma de precarización laboral; 2) salarios y jubilaciones que alcancen para vivir dignamente, terminar con la inflación imparable que se devora los ingresos.
Conclusión: este discurso ideológico apunta a defender su línea general, de respeto a la propiedad privada, de reivindicación del capitalismo, de alianza con los capitalistas, de no desconocer la deuda externa, no enfrentar a las multinacionales, aceptar las conquistas neoliberales de los últimos 40 años contra la nación y los trabajadores. Ni un solo llamado a la lucha contra ese poder concentrado y “horroroso” que “nos lleva al abismo”.
No se trata de redistribuir o repartir mejor la renta. La respuesta es transformar toda la gran propiedad capitalista en propiedad social, expropiándola, para poder ordenar y planificar la economía y ponerla al servicio de la gran mayoría. No hay otra salida para las masas ante la catástrofe social que se vive.
Por todo esto no hay que votar por el Frente de Todos.