Salió el Boletín del CERCI nº32

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Presentación

Este Boletín presenta las posiciones del CERCI y de la sección chilena, Comité Constructor del Partido Obrero Revolucionario sobre las elecciones presidenciales en Chile. El balance de la disputa electoral y las previsiones contenidas en el mismo deberán ser demostradas durante la vigencia del gobierno del Frente Amplio y el Partido Comunista de Chile. Una parte signifi cativa de los análisis y explicaciones ya ha sido comprobada por los acontecimientos y las posiciones de Boric.

Numerosas elecciones tuvieron lugar en América Latina en este último período. La última elección presidencial, precediendo a la de Chile, se produjo en Honduras. Venció Xiomara Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre), de tendencia nacional-reformista. La derrota del candidato del Partido Nacional (PN), Nasry Asfura, nominado para ser el sucesor del presidente Juan Orlando Hernández Alvarado, cerró un período que comenzó con el golpe de Estado en 2009, que derrocó el gobierno elegido de Manuel Zelaya. La victoria del partido Libre fue recibida como el regreso de la izquierda al poder.

En Chile, la particularidad de la victoria de Boric, que también es saludado como un hecho de izquierda, está en que tuvo como antecedente las convulsivas manifestaciones de 2019 y la elección de una Convención Constituyente en mayo de 2021. Las masas fueron salvajemente reprimidas por el gobierno de centro derecha de Piñera, sin que la violencia contrarrevolucionaria pudiera derrotarlas. La disputa electoral, incluso, se produjo con numerosos presos políticos, cuyas detenciones se dieron en plena lucha de calle.

La tendencia a la generalización del movimiento de masas, apoyado en las asambleas populares, aisló al gobierno de Piñera e indicó el camino de su destitución por medio de la acción directa. Lo que dependía de una dirección revolucionaria capaz de unir a la mayoría oprimida en torno a la política del proletariado. Su ausencia facilitó que las izquierdas reformistas, centristas y oportunistas abriesen una división en el movimiento, canalizando la lucha para la convocatoria de una Convención Constituyente. Hecho que ha mantenido a la clase obrera al margen, así como a los sectores más radicales de la clase media urbana y de la nación mapuche, lo que fortaleció a los sectores urbanos democratizantes.

En este marco, se llevaron a cabo las elecciones. Sucumbió el candidato de Piñera, y emergió Kast, de ultraderecha y Boric, de la izquierda reformista. La mayoría rechazó las posiciones Pinochetistas de Kast, pero Boric no podía constituir un gobierno que exprese la revuelta popular. Por el contrario, Boric representa la división y el desvío de la lucha directa por los reclamos en contra de la herencia de la dictadura de Pinochet, contra la incapacidad de los gobiernos democratizantes de la Concertación por resolver esos reclamos y las medidas neoliberales del gobierno de centroderecha derrotado en las elecciones.

El nuevo gobierno, incapaz de apoyarse en las capas más avanzadas de los explotados y la juventud oprimida, nace bajo la dependencia de los partidos burgueses del centro-izquierda y centro-derecha. No tardará en quedar en evidencia la impotencia del nacional reformismo pequeño burgués, frente al gran capital, el imperialismo y de los explotados aplastados por el aumento de la pobreza y la miseria.

 

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