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Eventos climáticos extremos son síntomas de la desintegración capitalista

Desde principios de diciembre, seguimos las catástrofes climáticas en todo el mundo. En Estados Unidos, más de 30 tornados azotaron las regiones del sureste y el medio oeste del país, causando destrucción y muerte por, en los estados de Bahía y Minas Gerais, las inundaciones han causado más de 20 muertos, han dejado 315 donde pasaron. En Filipinas, un súper tifón ha dejado a más de un millón de personas sin hogar. En Brasil heridos y 82 ciudades en situación de emergencia. Los gobiernos afirman que se trata de la mayor catástrofe que ha vivido el Estado. Estos casos, caracterizados como eventos climáticos extremos, generan pérdidas sociales, materiales y económicas, además de causar conjuntamente daños al medio ambiente y a la salud de las poblaciones, propiciando la aparición de enfermedades, que pueden causar muertes inmediatas y posteriores.

El IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas), organización científico-política de la ONU, ha ido emitiendo informes a lo largo de los años en los que se advierte del aumento de la incidencia de estos fenómenos climáticos y meteorológicos extremos: aumento de las temperaturas, subida del nivel del mar, sequías prolongadas, cambios en el régimen de lluvias, etc. El mismo IPCC determinó que el aumento de la incidencia de este tipo de sucesos es consecuencia del aumento de la temperatura global provocado por la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre. Los datos presentados en el último informe del IPCC muestran que la temperatura media de la Tierra varió poco hasta 1850, cuando, a partir de este periodo, se produjo un aumento acentuado nunca antes registrado, y este aumento se ha mantenido a lo largo de los años.

El calentamiento global es un síntoma de la descomposición del modo de producción capitalista, en su fase imperialista, que ante sus sucesivas crisis, cada vez más profundas, ha avanzado en la destrucción de las fuerzas productivas y del medio ambiente. El cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos, derivados del calentamiento global, se producen porque las multinacionales (grandes empresas mineras, madereras y agroalimentarias) pretenden apropiarse de fuentes de materias primas en zonas preservadas, expandiéndose para recuperar parte de sus beneficios. La consecuencia directa es la destrucción de los ecosistemas que quedan en los países atrasados. La crisis climática tiende a potenciar el proceso de estancamiento, o incluso de destrucción de las fuerzas productivas, además de aumentar la magnitud de las crisis económicas, el desempleo y la miseria en general, que recaen esencialmente sobre los explotados de estos países. El calentamiento global intensifica las adversidades que el proletariado y otros oprimidos ya enfrentan bajo el capitalismo. Por lo tanto, la solución a estos problemas pasa por la destrucción de este sistema, y la construcción del socialismo.

Desde esta perspectiva, la única lucha coherente para superar la crisis climática es la lucha para superar el capitalismo, y como la crisis climática y el capitalismo son problemas internacionales, su superación depende de la organización de la clase obrera a nivel internacional. Esto responde a las falsas soluciones dadas por las organizaciones burguesas, que proponen soluciones nacionales a través de objetivos medioambientales locales.

Sabemos que la respuesta general al problema ambiental no responde a las necesidades inmediatas de la población que sufre las inundaciones y las riadas; en este sentido, es necesario exigir a las centrales sindicales y a los movimientos sociales que levanten un movimiento de los explotados, que exija a los gobiernos federal, estatal y municipal que dejen de hacer demagogia y campaña electoral encima de la tragedia, y pongan todos los recursos necesarios para ayudar a las familias. Sólo a través de la clase obrera organizada y de los demás trabajadores es posible desenmascarar la demagogia de los gobernantes y exigir soluciones concretas para el problema emergencial.

Así, el POR defiende como banderas contra la crisis climática la expropiación inmediata de los latifundios, y la entrega de la tierra a los campesinos; la soberanía de las nacionalidades indígenas; el control obrero de la producción, de los puestos de trabajo y de una escala móvil de la jornada laboral (condiciones para la reconversión de la producción); el rechazo a la imposición de objetivos climáticos a los países semicoloniales; el fin de los secretos comerciales y la ruptura de las patentes, garantizando las condiciones para la aplicación de la alta tecnología en la producción, y la reducción de la superficie destinada a la producción agrícola.

 

(POR Brasil – MASSAS nº655)

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