Bolivia: Un gobierno que ya no gobierna

Arce Catacora y su pandilla de palaciegos han hecho mucho esfuerzo por mostrar que constituyen un gobierno fuerte porque son producto del 55 % del voto popular; creyeron que con esta impostura podrían tener encadenados indefinidamente a los explotados y oprimidos de este país. No, la experiencia muestra una y otra vez que el poder de un gobierno depende de su capacidad de resolver los problemas de la gente y del país, hecho que le permita tener encantadas a las masas y controlarlas por mucho tiempo.

En Bolivia han surgido, una y otra vez, movimientos políticos que han sembrado ilusiones en las masas, han aparecido como la salvación frente al desastre que ha provocado la politiquería de la clase dominante, tales son en su momento el MNR, el MAS y otros, que rápidamente se han desgastado para caer, igual que sus predecesores, en la manifiesta incapacidad para cumplir con sus promesas y hundidos en el charco de la corrupción en muy poco tiempo. El MNR, en apenas un lustro, terminó enfrentado al proletariado y totalmente entregado al imperialismo norteamericano porque había una clase revolucionaria en ascenso que no había abandonado su pensamiento político encarnado en la Tesis de Pulacayo. El MAS dura algo más. Factores como la bonanza económica debido a los precios altos de los minerales en el mercado internacional y la exportación del gas le permitió distribuir algo de las utilidades de la actividad económica en los sectores de economía más deprimida de la población; a esto se suma la ausencia del proletariado como la dirección política de la nación oprimida porque no logra superar su derrota de la segunda mitad del siglo anterior y cuyas direcciones burocratizadas siguen amarradas al masismo contrarrevolucionario.

La causa de que estos gobiernos, que desarrollan política burguesa, pasen rápidamente a ser superados por las masas es que el sistema social capitalista, en su decadencia, ya no permite largos períodos de reformas que puedan beneficiar a las masas y crear la ilusión en ellas de que es posible la existencia de gobiernos democráticos, que el Estado y las leyes son protectores de sus intereses y que la teoría de la lucha de clases ha pasado a la historia. Ahora, la agudización de la miseria en las capas mayoritarias de la población y la incapacidad de los gobiernos para atender sus exigencias acelera el proceso de su desgaste y rápidamente pasan de populares a ejecutar medidas represivas y antipopulares para defender los intereses de la clase dominante y el imperialismo.

El gobierno del MAS, está recorriendo este proceso de agotamiento y su agonía es acelerada por sus crisis internas, la corrupción y una desbordante demagogia que choca brutalmente con la realidad porque la gente común de la calle compara los discursos del presidente con el tamaño de sus bolsillos y las necesidades insatisfecha de sus estómagos. Esta gente está empezando a desesperarse y sale a las calles desafiante para exigir pan, trabajo, el respeto a sus derechos, etc.

El gobierno del MAS, incapaz de cumplir sus promesas, choca frontalmente contra las masas y, frente a la rebelión de éstas, cede y retrocede. Es un gobierno extremadamente débil y prácticamente está recorriendo por la pendiente del desgobierno., ya no es una garantía para preservar los intereses de la clase dominante y del imperialismo.

El último retroceso frente a los antivacunas anulando los decretos 4640 y 4641 que exigían la obligatoriedad de presentar el carnet de vacunado ha sido dramática, ha puesto al desnudo su debilidad para materializar su programa de inmunización masiva y su incapacidad de hacer cumplir sus propias leyes. Para la gente común de la calle, Arce Catacora ya no gobierna. Tiene la sensación de que se está viviendo un proceso de autodestrucción del Estado y los gobernantes sólo son unos fantoches que no garantizan nada.

 

(POR Bolivia – MASAS nº2684)

 


 

“INDUSTRIALIZACIÓN DE LAS MATERIAS PRIMAS” Y “SUSTITUCIÓN DE LAS IMPORTACIONES»

¿SERÁ POSIBLE EN EL MARCO DE UNA SOCIEDAD CAPITALISTA MONOPÓLICA IMPERIALISTA?

 

En el discurso presidencial, Arce Catacora afirmó rimbombantemente que “en menos de dos años ingresamos a la senda del desarrollo”.

Veamos: Las causas de la falta de desarrollo y del atraso precapitalista de nuestra economía no pueden ser resueltas con medidas que hagan variar coyunturalmente algunos indicadores macroeconómicos. La ausencia de industria en Bolivia es reflejo del extractivismo crónico de materias primas impuesto por los intereses imperialistas, propio de los países de capitalismo atrasado. Característica que nos permitirá determinar la viabilidad o inviabilidad y limitaciones del “modelo económico social comunitario” masista.

Este modelo (título rimbombante sin contenido concreto) prioriza la inyección periódica de millones de dólares a la economía con el objetivo de cebar la demanda agregada y de esta manera incentivar las actividades económicas. En estos 15 años de ingresos extraordinarios, producto de la racha de buenos precios de los “commodities”, los gobiernos masistas alimentaron la inversión pública y el gasto fiscal con los ingresos que disponían, además de recurrir a las Reservas Internacionales que en 2014 llegaron a 15,123 millones de dólares y para el 2021 se redujeron a 4,890 millones de dólares; prestamos incrementando la deuda externa de 2,208 millones de dólares en el 2007 a 12,172 millones de dólares a febrero del 2021 y recurriendo a aumentar la Deuda Interna de 3,230 millones de dólares en el 2007 a 10,356 millones de dólares al 2021. Incrementando la Deuda Pública (externa más interna) a 22,528 millones de dólares, el 58.7 % del PIB. Modelo masista que funciona a leña, si no alimentas la maquina esta se apaga. El problema viene cuando la leña se acaba. El Presupuesto General de la Nación para el 2022 y los índices anunciados, solamente pueden tener alguna sostenibilidad si se inyectan los millones de dólares proyectados. En esta práctica de años, los millones no provienen de los excedentes de un proceso productivo interno fortalecido, sino son ajenos a este, vienen de gastar los ahorros y préstamos externos e internos. Lo que nos empuja paulatinamente al abismo y al advenimiento, en futuro mediato, hacia una crisis insalvable como la de principios de los ochentas. Arce y Montenegro nos venden espejos como si fueran piedras preciosas.

Conscientes de la incongruencia e insostenibilidad de su modelo en el tiempo, el gobierno anuncia dos medidas para subsanar sus debilidades: la “industrialización de las materias primas” y la “sustitución de las importaciones”. Después de más de una década de fomentar las importaciones de bienes de consumo y de capital y de mantener postergado al débil y muy golpeado sector industrial boliviano, ahora pretende generar condiciones para industrializar la economía.

Estas medidas no tienen futuro en cuanto nos encontramos en la fase imperialista y monopólica de la existencia del sistema capitalista, donde las transnacionales no permiten el desarrollo económico de los países capitalistas atrasados. En Bolivia, estos pulpos corporativos manejan el 70 por ciento de la economía, manejan a todos los gobiernos nativos obligándolas a asumir políticas vendepatrias y entreguistas, remachando el carácter primario exportador de nuestra economía. La gran propiedad privada extranjera se coloca como muralla insalvable a cualquier intento serio de industrialización y de desarrollo real. La experiencia histórica demuestra que todos los intentos de fortalecer proyectos estatales y comunitarios terminan sucumbiendo ante la omnipotencia de la propiedad. Por otro lado, este planteamiento cepalino de “sustitución de importaciones”, se encuentra en franca contradicción con la política rentista que lleva adelante el gobierno. El rentismo significa fuga de ganancias extraordinarias como ocurre ahora con lo del gas, las inversoras mineras y el oro. Dineros que no se dirigen a generar nuevas inversiones productivas en el país sino se van al exterior. Su modelo económico profundiza la mismísima economía extractivista de materias primas lo que significa repetir y mantener la historia de 200 años de vida republicana de dependencia del Tesoro General de la Nación a las miserables rentas dejadas por las transnacionales desperdiciando la posibilidad de construir cimientos sólidos para un desarrollo industrial en base a la creación de valor-trabajo en el proceso de producción de mercancías manufacturadas.

En conclusión, coyunturalmente pueden mejorarse algunos indicadores económicos pero no habrá desarrollo pleno de nuestra economía mientras ésta siga siendo hacienda de las transnacionales. No existen las condiciones para estructurar un aparato industrial manufacturero si primero no se expulsa a las transnacionales de suelo boliviano. Por lo que urge desarrollar una campaña política entre las mayorías empobrecidas del país, orientada a la NACIONALIZACIÓN Y ESTATIZACIÓN del sector hidrocarburífero, sector minero, sector agroindustrial y sector financiero, hoy en manos de los capitales imperialistas.

Los préstamos destinados a las empresas públicas, en el marco de una política económica basada en el privilegio del capitalismo transnacional, no tienen futuro en la medida que convivan las políticas rentistas gubernamentales y las políticas de incentivo a la producción nacional.

 

(POR Bolivia – MASAS nº2684)

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