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¡Abajo el bloqueo económico del imperialismo a Rusia!

Estados Unidos y su brazo armado en Europa, la OTAN, no reunieron las condiciones para contrarrestar militarmente a Rusia. Tuvieron que convencer a sus aliados europeos de que enviaran armas a Ucrania y, sobre todo, de que adoptaran la guerra comercial. Se estableció un bloqueo a Rusia sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la suspensión de la «Guerra Fría».

El objetivo declarado del gobierno estadounidense es asfixiar económicamente a Rusia. El plan de Biden desligó a Rusia del sistema financiero mundial, congeló fondos, confiscó activos, bloqueó transacciones comerciales y prohibió el acceso a productos tecnológicos. Se espera que debilite al máximo el rublo, devalúe los activos fijos, derribe las exportaciones e importaciones, rompa contratos con las multinacionales, comprometa el equilibrio fiscal y socave la capacidad del Estado para atender su deuda pública.

Estos efectos ya se han dejado sentir. El valor de las acciones de las empresas rusas se ha desplomado, el Banco Central ha tenido que subir los tipos de interés de forma inmediata, el pánico se ha apoderado de la población ante la posibilidad de que el Estado no cumpla con sus obligaciones y varias multinacionales han anunciado el cese de sus negocios con Rusia. Hay consenso entre los analistas en que la retirada de Rusia del sistema internacional de pagos (SWIFT) ha sentado un peligroso precedente. No se conoce ninguna medida de represalia económico-financiera tan totalitaria. La dictadura del capital financiero, dirigida por Estados Unidos, ha salido de las sombras a la luz del día.

Todavía no se ha evaluado el daño que causará a la ya tambaleante economía mundial. El acuerdo de Alemania de suspender la licencia del funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2, que está listo para entrar en servicio, sabiendo que el precio del gas subirá, alimentando las tendencias inflacionistas y sacrificando a los sectores más pobres de la población, indica hasta qué punto Estados Unidos está aprovechando la guerra en Ucrania para impulsar la guerra comercial, que se ha intensificado desde mediados de 2000. Se imponen abiertamente los intereses de las multinacionales estadounidenses, que controlan la cadena de producción y comercialización del petróleo y el gas, y no pueden convivir con Rusia, como gran productor mundial y proveedor de Europa, con el 40% del mercado del gas.

Estados Unidos no aceptó que Ucrania se abstuviera de ingresar en la OTAN, siendo ésta la principal exigencia de Putin. Biden insistió en que el gobierno de Zelenski debía soportar la presión militar y no satisfacer las exigencias de Rusia. Así empujó a Putin a ocupar Ucrania, y a Ucrania a la ruina.

Los artífices del aplastamiento económico de Rusia y la alianza imperialista, que se ha consolidado en torno a Biden, sabían y saben perfectamente que las medidas de represalia provocarán trastornos en la economía mundial y afectarán negativamente al crecimiento en 2022. Los precios de las materias primas subirán, en particular los del petróleo y los alimentos. La inflación mundial es anterior a la crisis de Ucrania. El banco central de EE.UU. vertió billones de dólares, durante la pandemia. En total, las potencias emitieron, según los informes, el 12,5% del PIB mundial, lo que equivale en términos absolutos a 10 billones de dólares. El gigantesco parasitismo financiero ha sido la principal causa de la inflación mundial. Ahora está siendo reforzada por el brutal bloqueo económico a Rusia.

Las masas vienen pagado muy caro la incapacidad de la burguesía para defenderlas de la pandemia. A ello se suman ahora las desastrosas consecuencias de la guerra en Ucrania y las medidas de Biden, que se han desatado en la economía mundial. Desde su propio terreno de lucha, la clase obrera y los demás explotados deben levantar la bandera «Derogación inmediata de las sanciones económicas contra Rusia». Esta bandera forma parte de la campaña internacional del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional, guiada por las banderas: ¡Fuera EE.UU. de Europa! ¡Desmantelar la OTAN!; ¡Retirada de las fuerzas armadas rusas de Ucrania!; ¡Por una Ucrania independiente y soviética!

Todo indica que en el próximo período la lucha de clases colocará al proletariado en el centro de la confrontación. Por el momento se encuentra desorganizado y paralizado ante la guerra. Sin embargo, su programa y su política se expresan en las posiciones del Comité de Enlace, que ha llevado a cabo la campaña internacional contra la guerra, bajo la estrategia de los Estados Unidos Socialistas de Europa. Y por el desmantelamiento de la OTAN, por la autodeterminación de Ucrania y la retomada de la organización soviética en Rusia por el proletariado.

 

(POR Brasil – MASSAS nº659)

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