Ucrania, carne de cañón de Biden; y escudo de Putin
Por el fin de la guerra y la barbarie
Massas 660 – Editorial – 20 de marzo de 2022
Guerra sin destrucción, muerte y sufrimiento de la población, no es guerra. Las guerras siempre han acompañado a la humanidad. Las guerras son sin embargo expresiones de las sociedades de clase. Las guerras pueden ser de dominación o de liberación, progresivas o regresivas. La burguesía sólo encarnó las guerras de liberación cuando era la clase revolucionaria que luchaba contra el arcaico sistema feudal. Se puede observar que esta nueva clase recurrió a las guerras para liberar a las fuerzas productivas de las relaciones feudales de producción, y para construir estados nacionales. Estados Unidos, por ejemplo, tuvo que librar una guerra de liberación de la dominación inglesa; y una guerra civil para acabar con la esclavitud de los negros.
Una vez agotada la etapa histórica de conformación del capitalismo, las guerras emprendidas por la burguesía adquirieron el carácter de dominación de un puñado de potencias sobre la inmensa mayoría de las naciones, por tanto, guerras regresivas. La fase imperialista del capitalismo está llena de guerras de dominación, siendo las dos guerras mundiales su máxima expresión. Porque fueron dominación y destrucción a gran escala de fuerzas productivas y vidas humanas, las dos guerras mundiales demostraron que el capitalismo está históricamente agotado y que, para sobrevivir, empuja a la humanidad hacia la barbarie social.
En la Primera Guerra, el proletariado ruso, unido a los campesinos pobres, libró una guerra civil contra la monarquía y luego contra el gobierno burgués, que se instaló en febrero de 1917, bajo la bandera de la «paz sin anexiones». La clase obrera, estando en el poder, tuvo que defenderse, ante el cerco imperialista a la revolución. La transformación de la guerra imperialista en guerra civil por el derrocamiento del poder de la burguesía fue de liberación.
En medio de la barbarie de la guerra imperialista, germinó la guerra contra la barbarie. La heroica guerra de liberación de China contra la dominación japonesa, británica y estadounidense en plena Segunda Guerra Mundial fue un ejemplo de ello. Otro ejemplo de guerra de liberación fue la guerra de resistencia antiimperialista en los Balcanes, mediante la cual se formó el Estado de Yugoslavia, que hoy no existe, gracias a la guerra civil de dominación, alentada y controlada por Estados Unidos y los aliados europeos de la OTAN. En todos estos casos de guerra de liberación es necesaria la presencia de una dirección revolucionaria, sin la cual el proletariado y la población oprimida no pueden organizarse, armarse y vencer.
Estos fundamentos históricos y de principios de la estrategia y la táctica revolucionarias fueron elaborados por Lenin, dirigente del Partido Bolchevique, en la situación de la guerra de dominación imperialista y la guerra de liberación del proletariado. Se aplican plenamente a la guerra en Ucrania. Sin embargo, como en cualquier guerra, hay que destacar sus particularidades.
La prensa imperialista expone diariamente las ruinas, los objetivos civiles alcanzados, la muerte de madres, niños y ancianos, las ciudades sitiadas y la oleada de refugiados desolados. El presidente Zelenski es recibido por los parlamentos de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, para denunciar la crisis humanitaria y abogar por una condena de Rusia en el Tribunal de La Haya. Las organizaciones de derechos humanos quieren que Putin sea acusado de crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional (CPI). La prensa replicó el discurso de Biden, acusando a Putin de ser un «criminal de guerra», un «dictador asesino», «un matón que está librando una guerra inmoral contra el pueblo de Ucrania». El gobierno ruso respondió: «El presidente de un país que durante muchos años ha bombardeado a personas de todo el mundo no tiene derecho a dar una lección moral a Rusia». Estados Unidos nunca se sentará en el banquillo de los acusados del Tribunal de de la Haya y de la Corte Penal Internacional, aunque sea el mayor carnicero del mundo.
Lo fundamental es que Biden ha convertido al pueblo ucraniano en carne de cañón de su política de expansión de la OTAN y de cerco militar a Rusia. Y Putin utiliza la guerra bárbara en Ucrania como escudo para defender los intereses capitalistas de Rusia. Sin duda hay una diferencia entre la carne de cañón y el escudo, pero fundamentalmente expresan la guerra de dominación.
La destrucción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas está en la raíz del conflicto entre los Estados Unidos imperialistas y la Rusia restauracionista. A la potencia estadounidense le interesa que Rusia se hunda en Ucrania y cargue con la responsabilidad mundial de haber llevado a cabo la destrucción y la matanza. Y Rusia, por lo tanto, tendrá que soportar la barbarie, porque utilizó a la nación oprimida como escudo. Mediante los métodos y la política de opresión nacional, no hay forma de vencer a los Estados Unidos y su alianza europea. Un acuerdo de neutralidad será provisional y no impedirá el asedio militar, que ya es poderoso. Las antiguas repúblicas soviéticas no dejarán de ser instrumentos del Occidente imperialista.
Sin la clase obrera organizada y unida contra la ofensiva de las potencias, no es posible transformar la guerra de dominación en una guerra de liberación. La campaña del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional, sin embargo, planta las semillas del internacionalismo proletario, aunque marchando a contracorriente de los acontecimientos. A partir de esta confrontación mundial, se despertará la conciencia entre los explotados sobre la necesidad de construir sus partidos revolucionarios. Sólo las masas en lucha contra la explotación capitalista y la opresión nacional podrán oponerse a las tendencias bélicas del capitalismo en decadencia. Sólo la clase obrera, luchando por el socialismo, a la cabeza de las masas explotadas, podrá poner fin a las guerras.