Un “Consejo del Salario” en línea con la política fondomonetarista del Gobierno
El llamado “Consejo del Salario” representado por los burócratas sindicales y las Cámaras empresarias acordó un “ajuste” del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) del 45% para lo que resta del año. Se impuso la línea del Gobierno de poner un techo del 45% en las negociaciones, en su intento de establecer una referencia para las futuras paritarias. En otras palabras, se pactó una reducción real del poder adquisitivo, una nueva confiscación salarial. Este acuerdo impacta directamente en el plan “Potenciar Trabajo” (50% del SMVyM), en las golpeadísimas jubilaciones y en otros dos programas (“Becas Progresar” y “Programa Acompañar”), con lo cual no es un acuerdo en el aire como algunos pretenden presentarlo.
A pesar de la enorme jornada de acampe de la Unidad Piquetera frente a Desarrollo Social el día martes 15 de marzo y la movilización al Ministerio de Trabajo el 16 de marzo (con enormes movilizaciones a lo largo y ancho del país) se consolidó una nueva entregada del salario.
El Ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta, quien se jactaba ni bien asumido a su cargo que no haría “falta cortar la calle para poder dialogar” (10/08/2021), se resiste no solo a atender los reclamos sino siquiera a recibir a las organizaciones de desocupados, tirando por la borda todas sus promesas. Su llamado tardío para reunirse con el frente de Unidad Piquetera y el miserable bono de $6.000 para los trabajadores del “Potenciar Trabajo” pretenden maquillar el ajuste brutal sellado.
Sin embargo, es inocultable que los $16.500 actuales constituyen una verdadera humillación que no puede ser corregida con el miserable bono de 6 mil pesos y porcentaje acordado (que lo llevaría a $24.000 para fin de año). Su valor actual no solo representa apenas poco más del 10% de la canasta familiar, sino que incluso desconoce todo lo perdido con el macrismo y los dos años de este Gobierno.
Limitaciones políticas
Hugo Yasky de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y defensor del acuerdo con el FMI, sostenía en la antesala de la reunión del Consejo del Salario que según los estudios de la CTA “para poder ponerlo por encima de la inflación es necesario un aumento del 50%”. Pero escasas horas después, con la confirmación del 45% y volantazo mediante, lo aceptó alegremente. Sostuvo que con este acuerdo se le estaba diciendo “no” a la “idea de que (sic) la salida es el ajuste sobre los salarios”. Si lo mínimo, según sus declaraciones, era un 50% para no perder frente a la inflación, y se termina acordando por debajo de ese monto, está claro que la salida del cogobierno con el FMI es ajustar sobre los salarios, planes asistenciales y jubilaciones.
De los 33 representantes del “Consejo del Salario”, las cámaras empresarias, Gobierno, CGT y casi toda la CTA salió satisfecha… eso significa que se había pactado una entrega. Solo la CTA Autónoma se abstuvo sin ningún tipo de plan de lucha y con la por demás insuficiente contra-propuesta de $83.000, como una mera formalidad para lavarse de culpas.
También es importante observar cómo plantean la cuestión los principales referentes del “movimiento de desocupados”. Belliboni del Polo Obrero señala que “mientras dure la emergencia hay que universalizar los programas sociales y duplicar su monto”. Silvia Saravia de Barrios de Pie explica que el “salario mínimo hoy cubre menos que media Canasta Básica”. En tanto que Miguel Parra del FOL sintetizó que el piso del reclamo debería ser del 51%, y aspirar “a la canasta básica familiar”.
En síntesis, plantean entre $66.000 (duplicación del SMVyM actual) y $78.600 (cifra que colocan como “Canasta Básica Familiar”) una política meramente posibilista, lejos (muy lejos) de las necesidades reales de los trabajadores.
El interés de la burguesía radica en el ahorro presupuestario para destinarlo al pago de la deuda externa, por lo que la exigencia de un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar ($153.000), así como la imposición del pleno empleo (formal bajo convenio), entran en choque con la política de la burguesía como clase dominante. Solo organizándonos desde las bases, con nuestros propios métodos y nuestras propias banderas podremos derrotar la política fondomonetarista del Gobierno de Fernández y todos sus colaboradores.