Gran difusión en los medios al discurso fascista
Ayer la campaña era contra los piqueteros, una campaña de oficialistas y opositores a ver quién era más “duro” para enfrentar a los que se movilizan por pan y por trabajo.
Hoy aparece el discurso de Arietto diciendo que si ganan en la Provincia “hay que entrar con ‘metra’”, que se suma a la campaña de Espert con “Cárcel… o bala”, “Transformemos en un queso gruyere a un par de estos delincuentes” fotografiándose con un fusil practicando tiro, o Milei diciendo “Si los honestos portasen armas, habría menos delincuencia”. Que es la continuación de los eternos dichos de Bullrich o Berni, o algunos personajes con programas en radio y televisión.
Su discurso es parte de la derechización de la burguesía en todo el mundo que muestra su rostro autoritario y represivo, tratándose de ganar a las clases medidas asustadizas, a las que primero aterrorizan y luego les ofrecen más seguridad. Es la expresión de un sistema en absoluta descomposición y pudrición, que no puede responder al agravamiento de la situación social en todas partes.
¿Quiénes financian, quiénes promueven, a estos personajes? El gran capital financia sus campañas y les da espacio en sus medios. La incapacidad de las formas democráticas para generar algún tipo de ilusión abre la puerta a estos planteos.
Nunca sus planteos represivos se dirigen a los que saquean el país, a los que lo endeudan, los que fugan, los que evaden. Para ellos no son criminales. Para ellos los criminales están en las barriadas, están en las movilizaciones, en los cortes y quieren identificar que el enemigo está ahí.
Nunca sus planteos se dirigen contra los que asesinaron a los mejor de la clase obrera y la juventud, nunca contra los criminales y delincuentes que reprimen, nunca contra la impunidad de todos ellos. Porque son parte de esa misma escoria social nunca van apuntar contra esos sectores. Todos ellos son los sirvientes del capital financiero, del gran capital, de su parasitismo. Quisieran volver la rueda de la historia dos siglos, rechazan toda conquista social, rechazan toda organización sindical y social.
La ley y las fuerzas represivas, todo el aparato del Estado está destinado a proteger a los más grandes ladrones, corruptos y narcotraficantes de la sociedad, los que lavan millones de dólares y los fugan, ellos son intocables. No es contra ellos que se dirige el discurso de mano dura.
No rechazamos el armamento que debe ser concebido como autodefensa colectiva, debatida y organizada en el movimiento obrero, en los barrios, para hacer frente a las patotas, para hacer frente a la prepotencia policial.