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Brasil: Asesinato del militante del PT por el bolsonarista es expresión de la barbarie

Solo la lucha de los explotados puede contener la ofensiva reaccionaria

 12 de julio de 2022

El pasado fin de semana, los periódicos y las redes sociales publicaron la brutal noticia del asesinato del militante del PT Marcelo de Arruda, a manos  de un Bolsonarista, Jorge José Garanho. No es necesario hablar de cada momento del suceso, un vídeo circula por las redes y muestra toda la acción. Cabe apenas señalar que, al entrar en la fiesta de cumpleaños Marcelo, el agente penitenciario Jorge gritó cosas del tipo «aquí está Bolsonaro», «mito», «Lula ladrón», «fuera PT». No se trata, por supuesto, de buscar las razones individuales de este acontecimiento. Este crimen de odio político no es sólo una desviación individual, sino una expresión de la barbarie capitalista en la que vivimos.

No hay que dudar que este brutal asesinato, así como la colocación de una bomba casera en un acto de apoyo a la candidatura de Lula en Río de Janeiro la semana pasada, son hechos promovidos e impulsados por el propio presidente de la República, Jair Bolsonaro.  Esta es la cara fascistizante de su gobierno, que además es militarista y ultraliberal, profundamente entreguista de las riquezas nacionales.  Su componente fascistizante promueve ataques verbales y físicos contra negros, indígenas, mujeres, personas trans, además de los «rojos».

La explotación capitalista mutila el cuerpo y la mente de los explotados y de las clases medias, promoviendo así un profundo rebajamiento cultural, que unido a la devastadora crisis económica y a la parálisis del movimiento social, forman las condiciones necesarias para que parte de las masas y de la clase media sigan los discursos y las acciones de los aventureros fascistas, que apuntan a soluciones fáciles y crean un enemigo imaginario, en el caso del bolsonarismo, el «comunismo del PT».

Los medios de comunicación burgueses, los liberales de izquierda y derecha, el reformismo petista, etc. se apresuran a hacer campaña por el pacifismo. Defienden la pasividad de las masas ante la violencia reaccionaria. Condenan el armamento y la violencia en general y culpan a la polarización política en la que se encuentra actualmente Brasil.

El proletariado y los demás sectores de explotados no deberían estar en contra de la violencia en general, después de todo tienen su propia violencia: la violencia revolucionaria. La violencia de las masas oprimidas contra sus opresores, la violencia colectiva de la clase obrera y de los demás trabajadores contra todos los que promueven o defienden la explotación capitalista. La historia está repleta de ejemplos, como en las revoluciones proletarias, en las que los explotados han utilizado sus métodos y su violencia colectiva para destronar el poder político y económico de la clase explotadora.

En cambio, la violencia individual es, por regla general, reaccionaria. Esto se debe a que no contribuye e incluso obstaculiza la organización y la lucha de los trabajadores por sus necesidades y contra el fin de la explotación. En esta situación la burguesía aprovecha para ampliar su aparato represivo, sus leyes discriminatorias, su policía, su vigilancia, aumenta el miedo de la población y la desesperación de la pequeña burguesía, lo que fomentará las campañas pacifistas y el oportunismo electoral. Todos estos factores dificultan la lucha de las masas por el poder.

La respuesta contra este bárbaro asesinato y contra cualquier otra violencia reaccionaria debe darse en el campo de la lucha de clases. Debe ser respondido colectivamente y organizado por las masas en lucha, en las calles y con sus propios métodos y sus propias demandas. Que las centrales, los sindicatos y los movimientos y partidos que se reclaman de los explotados organicen un Tribunal Popular para juzgar otro crimen de la burguesía y preparar las condiciones para la autodefensa. Sólo así el bolsonarismo perderá terreno y quedará enterrado en el basurero de la historia.  Es la única manera de contener la violencia reaccionaria y las amenazas golpistas de Bolsonaro y el Bolsonarismo.

Sin embargo, el problema es que el proletariado sufre una profunda crisis de dirección. Los sindicatos, las centrales sindicales, los movimientos populares y estudiantiles, etc. están profundamente sometidos al petismo y a su política conciliadora y electoral. En este momento, la mayoría absoluta del movimiento social sirve de cabo electoral para la elección de Lula, y da la espalda a las necesidades de los trabajadores. El POR actúa para romper este dique de contención de la lucha de clases. Condena este brutal asesinato y considera que los trabajadores en lucha son la mayor defensa para los propios trabajadores.

¡POR LA CONSTITUCION DE UN TRIBUNAL POPULAR QUE JUZGUE Y CASTIGUE LOS CRÍMENES DE LA BURGUESÍA!

 

Nota del Partido Obrero Revolucionario (POR) – Brasil

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