Todo indica que la previsión de una posible recesión mundial puede confirmarse
Los que pagan y sufren son los explotados ¡Preparar la lucha desde ahora!
El Fondo Monetario Internacional reduce sus expectativas de crecimiento económico mundial para 2022, y evalúa que existe la posibilidad de una recesión en 2023. Significa que las mayores economías, la de Estados Unidos y la de Europa, experimentarán importantes descensos. Las sombrías previsiones se vieron acompañadas por una fuerte caída del precio del petróleo y el desajuste de las divisas con el dólar.
La inflación que ha afectado a Estados Unidos ha obligado a la Reserva Federal -Banco Central- a aumentar el tipo de interés del 1,5% al 1,75%. El aumento del 0,75% es el más alto registrado desde 1994. Esta fue la respuesta de las autoridades económicas estadounidenses al aumento del 8,61% del índice de precios al consumo en lo que va de año. Además, en este caso, se produjo el mayor incremento inflacionario desde 1981.
La subida de los tipos de interés en Estados Unidos interfiere en todo el mundo. El resultado es un aumento de la deuda pública, especialmente en los países con economías atrasadas y semicoloniales. Los altos tipos de interés afectan al endeudamiento de la población y a las inversiones en los sectores capitalistas. Europa sufre la desaceleración de la producción manufacturera y el debilitamiento del sector servicios.
La explosión inflacionaria y las medidas fiscales de los Bancos Centrales golpean más y más profundamente las condiciones de existencia de las masas. El resultado ha sido la proyección de la miseria y el hambre en el mundo. Está absolutamente confirmado que la guerra en Ucrania ha contribuido en gran medida a anticipar y agravar la crisis general del capitalismo.
Las medidas económicas y financieras impuestas por Estados Unidos y sus aliados contra Rusia han golpeado el sistema de petróleo y gas, cuya desestabilización continúa. El hecho de que Ucrania y Rusia sean dos grandes exportadores de productos agrícolas ha afectado inevitablemente a los suministros mundiales y ha impulsado las tendencias inflacionistas, que ya se perfilaban mucho antes de la conflagración. El imperialismo, que provocó la guerra atrayendo a Ucrania a la OTAN, tenía ciertamente en sus cálculos que se abriría un nuevo período de destrucción de las fuerzas productivas a escala europea y mundial.
La clase obrera empieza a abrir los ojos a las consecuencias inmediatas y al futuro de sus condiciones de existencia. Las huelgas de los ferroviarios, de los trabajadores del metro y de las compañías aéreas dieron, en Inglaterra, Francia y España, las primeras muestras de resistencia. El gobierno noruego tuvo que intervenir rápidamente para resolver la huelga de los trabajadores del petróleo, que, de prolongarse, aumentaría aún más los problemas del sector energético.
En América Latina es visible el descontento y el malestar de los asalariados y los campesinos. El levantamiento de los indígenas en Ecuador y la huelga de los mineros en Chile muestran también la aprensión general de las masas, acosadas por el desempleo, el subempleo, las reducciones salariales, la liquidación de los derechos laborales y el menoscabo de las condiciones básicas de salud, educación y vivienda. La enorme manifestación de los desocupados en Buenos Aires, Argentina, es una muestra más de las tendencias de combate de los oprimidos que tienden a surgir y a fortalecer la lucha de clases de las masas sufridas contra los capitalistas, sus gobiernos y el imperialismo.
En este marco, Rusia avanzó en la conquista de posiciones militares en la estratégica región de Donbass y la OTAN celebró la Cumbre de Madrid. Ambos acontecimientos presagian el agravamiento de la crisis mundial. No habrá un acuerdo que resulte en la pacificación entre Estados Unidos y Rusia, y que garantice la autodeterminación de Ucrania. Las decisiones de la Cumbre de Madrid fueron precisamente en la dirección contraria a la de la paz. Llevan a una escalada militar que recuerda la situación previa a la guerra mundial.
Estados Unidos reforzará aún más la presencia de sus Fuerzas Armadas en Europa. La OTAN estrechará su cerco a Rusia y ampliará su radio de acción a Asia, volviéndose contra China. Se ha acordado que Finlandia y Suecia se unan a la organización. Los miembros de la OTAN se comprometen a aportar el 2% del PIB para reforzar militar y administrativamente este brazo armado creado por Estados Unidos, impulsado por la estrategia de la Guerra Fría contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). No bastó desintegrarla con la inestimable ayuda de la burocracia estalinista. No fue suficiente con fomentar y provocar una enorme división entre las antiguas repúblicas soviéticas, hasta el punto de llevar a Rusia a intervenir militarmente en Ucrania.
El imperialismo, impulsado por la desintegración mundial del capitalismo, necesita convertir a Rusia y China en sus semicolonias, al igual que la India, Brasil, México y la gran mayoría de las naciones oprimidas y expoliadas. De este modo, podrá controlar la inmensa riqueza natural de Rusia y de las demás ex repúblicas soviéticas. Toda Europa del Este se ha transformado en estados vasallos de las potencias europeas y de Estados Unidos. Esta regresión histórica pone de manifiesto las tendencias destructivas del capitalismo agotado y en decadencia, así como el significado y la importancia decisiva de la crisis mundial de la dirección proletaria.
Como una llama revolucionaria, se levanta la campaña internacional del Comité de Enlace por la Reconstrucción de la Cuarta Internacional (CERCI). Los acontecimientos están demostrando el valor y la exactitud de las banderas: fin de la guerra, desmantelamiento de la OTAN y de las bases militares estadounidenses en Europa, derogación de las medidas económico-financieras contra Rusia; autodeterminación, integralidad y retirada de las tropas rusas de Ucrania. Bajo estas banderas, luchar por la no entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN!. Sólo la clase obrera organizada en el ámbito de la independencia política y unida en torno a sus propios intereses y programa puede derrotar la ofensiva militar de Estados Unidos, sus aliados y la OTAN. Sólo así podrá Ucrania conquistar su derecho a la autodeterminación. Sólo con el programa de la revolución proletaria y la estrategia del internacionalismo marxista es posible derrotar a la barbarie y reconstituir la transición del capitalismo al socialismo. Este debe ser el norte de la vanguardia con conciencia de clase.
POR Brasil – Masas 668, Editorial, 10 de julio de 2022