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Panamá: Las masas superan su dirección y siguen luchando por sus reivindicaciones

Las masas panameñas se rebelaron contra el aumento de los precios de los productos de consumo básico y el alto coste de la vida, provocados por la disgregación económica capitalista mundial. La huelga nacional comenzó como una huelga nacional de profesores. Pero rápidamente confluyó con las movilizaciones de importantes sindicatos de trabajadores. Los métodos de lucha de clases se extienden por todo el país (piquetes, manifestaciones, bloqueos, etc.). Es el caso de los trabajadores de la construcción, en huelga por el aumento de los salarios y contra los ajustes y aumentos de precios. Sus demandas chocaron con la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), que exigió al gobierno mantener las contrarreformas, que protegen sus ganancias, en medio del quiebre de la economía mundial.

Tras dos semanas de huelga nacional, parte de la dirección del movimiento huelguístico se sentó con el gobierno para discutir cómo descomprimir la grave agitación social del país. La salida fue negociada entre una fracción de la Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (Anadepo), el gobierno y la Iglesia. A cambio de la congelación de los precios de los combustibles, Anadepo se comprometió a levantar los cortes de carretera y los piquetes. El acuerdo se firmó el domingo 17. Sin embargo, un día después, Anadepo la «ignoró», después de que sus bases se negaran a levantar las manifestaciones, paros y bloqueos, hasta que el gobierno no diera una respuesta satisfactoria a las principales demandas: un aumento salarial inmediato, y una reducción de los precios de la canasta básica y de los precios de los medicamentos. Así, los trabajadores acusaron a los dirigentes de «traición». Aislada, la facción burocrática que cerró el acuerdo se vio obligada a romper el documento que ella misma redactó. Se trata de una clara maniobra oportunista, destinada a preservar su influencia en el movimiento y su papel de sepultureros de las tendencias de la lucha de clases.

Lo fundamental es que las bases obreras y populares impidieron que la dirección vendida traicionara la huelga y debilitara el movimiento, que mostró toda su fuerza, al apoyarse en sus propios métodos de lucha y en la unidad nacional de las masas oprimidas. Es evidente que el fracaso del gobierno y de las direcciones burocráticas para imponer el acuerdo refuerza las tendencias a la lucha de clases. Ciertamente, la ausencia de una dirección revolucionaria pesará en sentido contrario al avance de la lucha huelguística. Esto demuestra, por un lado, la fuerza de la revuelta de los explotados, y por otro, la necesidad de una dirección de clase y la tarea de elevar la conciencia programática de la capa más avanzada que impidió que se consumara la traición.

La tarea inmediata de la vanguardia de clase que se está forjando en el caldero de los movimientos es batallar por dar expresión política consciente a las tendencias instintivas de las masas y promover su organización independiente, frente a las direcciones traidoras y la política burguesa. Cumplirá esta tarea en la medida en que sea capaz de vincular la lucha por las reivindicaciones más sentidas y urgentes a la lucha revolucionaria del proletariado bajo su propia estrategia de poder.

(POR Brasil – Masas nº669)

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