¿Hasta cuándo vamos a soportar esta situación?

Ante la grave crisis social el gobierno insiste con profundizar las políticas que impone el FMI y que aplica desde el principio. Son políticas de ajuste permanente que impiden recuperar ni siquiera condiciones de vida y de trabajo que teníamos. Son políticas de saqueo de nuestros recursos. De total sometimiento.

La situación que se vive es insoportable, la inflación creciente destruye nuestros ingresos. El gobierno se muestra absolutamente incapaz de tomar alguna medida que frene semejante expropiación de nuestros bolsillos. Y ahora apuesta a la peor medicina, enfriar la economía, provocar una recesión, cortar los presupuestos, para probar si así se contienen los precios. Recetas que ya fracasaron varias veces en el pasado. No se crean puestos de trabajo genuino. La cuestión del empleo es un problema central. Son millones de puestos de trabajo que se tienen que crear. Por el contrario, se precarizan las condiciones laborales.

El nombramiento de Massa en Economía, otorgándole el mayor poder dentro del gobierno, quiso ser presentado como el cambio que se necesitaba. Pero es más de lo mismo y peor, jugado a cumplir con todas las recomendaciones del FMI y satisfacer los reclamos de los grandes capitalistas.

Quisieron vender que el acuerdo con el FMI no era de ajuste. Sin embargo todas las políticas que se aplican deterioran las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría y no se recupera ni una pequeña parte de todo lo perdido en los últimos años. Los capitalistas tienen ganancias extraordinarias, crece su acumulación y concentración. Es para ellos que gobierna el Frente de Todos. De este gobierno no se puede esperar ninguna solución, sino más ataques.

El capitalismo vive una etapa de decadencia, de descomposición mundial. No solo no pudo defender la vida de mayoría bajo la pandemia, sino que avanzó la desocupación y la precarización laboral en decenas de millones de trabajadores en el mundo, se arrebatan derechos conquistados hace décadas, se producen migraciones masivas escapando de la hambruna y las guerras, provoca la guerra en Ucrania, crece el hambre y la desesperación. Debemos tomar consciencia de que el capitalismo está agotado, que no hay cómo reformarlo, que su sobrevivencia empuja la humanidad a la barbarie.

El gobierno nacional es arrastrado por esta tendencia, sin ninguna voluntad para enfrentarla. Su respuesta siempre es “no se puede”. Las grandes reformas “neoliberales” tienen más de 4 décadas y ningún gobierno que continuó dio marcha atrás. La educación y la salud fueron provincializadas y no hubo retorno. El petróleo y la minería pasaron a jurisdicción provincial para facilitar la entrega, no hubo marcha atrás. Las deudas fraudulentas fueron reconocidas, el saqueo en todas sus formas no se detuvo. Fernández y Massa insisten con ese camino. Ya sabemos a dónde nos lleva. ¡Ni un gramo de ilusión ni de tregua con sus políticas!

La respuesta está en manos de la clase obrera y la mayoría oprimida, que no tiene ataduras con este sistema, y tiene para ofrecer una política radicalmente distinta.

La CGT, las CTAs, las direcciones sindicales son responsables de que no haya una respuesta de conjunto, contundente, para frenar los ataques y recuperar todo lo perdido. Debemos imponerles que se independicen del gobierno y las patronales.

El deterioro del salario y la jubilación, de los ingresos de la mayoría, el deterioro de las condiciones laborales, la falta de empleo, no encuentran respuesta por parte de los trabajadores porque las direcciones de las centrales y la mayoría de los sindicatos están entregadas al gobierno y las grandes patronales. Porque son partidarias de la conciliación de clases, porque trabajan para frenar, sabotear y dividir las luchas de los trabajadores. Y tienen grandes intereses propios para defender, contra los intereses de los que supuestamente debieran representar.

Durante casi dos años la excusa fue la pandemia y dejaron avanzar a las patronales suspendiendo y despidiendo. Luego la excusa es que hay que defender al gobierno porque de lo contrario vuelve la derecha y será peor. Ocultan que es el propio gobierno el que se derechiza (basta ver sus políticas y los nombramientos de funcionarios). Dicen que hay que defender el Frente porque el próximo año hay elecciones, etc. Siempre excusas para paralizar, para evitar responder a la crisis con nuestros propios reclamos, con nuestra organización y métodos de lucha.

Massa y Alberto Fernández apuestan a que las direcciones sindicales seguirán frenando cualquier protesta, dando la espalda a las luchas, sosteniendo el gobierno. ¿Podrán hacerlo? Depende de las bases imponer la respuesta que hace falta. De la rebelión de los trabajadores, de los desocupados, de los jubilados, de la juventud, que imponga la organización y los métodos para derrotar estas políticas antiobreras y antinacionales. Que unifique las luchas, que coordine a los que quieren luchar y que dote al movimiento de un pliego de reclamos y una estrategia política. Es necesario exigir un paro nacional activo y un plan de lucha en defensa propia.

Por eso es tan importante que la vanguardia reflexione sobre la etapa que estamos viviendo y la necesidad de mostrar una política completamente distinta, que parta de desconocer la deuda externa y todos los acuerdos con los organismos internacionales, que estatice la banca y el comercio exterior, que recupere para el Estado toda la minería y los hidrocarburos, que recupere los ríos y los mares, las aduanas y los puertos, y expropie la gran propiedad terrateniente, e imponga un verdadero plan de obras públicas para crear empleo genuino (viviendas, cloacas, agua corriente, escuelas, hospitales, locomotoras, vagones, rieles, barcos, dragas, etc.).

Estas medidas que afectan a una ínfima minoría nacional y extranjera que controla los medios de producción, nos permitirán terminar con el caos actual, podremos planificar la economía en nuestro propio interés, esos grandes medios de producción serán socializados. Estas tareas elementales para revertir el desastre que vivimos no será tomada por ningún gobierno que respete la gran propiedad privada, que defienda la explotación capitalista. Estas medidas no serán votadas por el Congreso, no serán impuestas por una Asamblea Constituyente, ni por medio de elecciones, sólo serán posibles por medio de una auténtica revolución social protagonizada por las grandes mayorías, acaudilladas por la clase obrera. No hay otra vía. Hay que ayudar a la masas a que se desprendan de las ilusiones en que bajo el capitalismo se podrá retornar a las conquistas que supimos alcanzar. Ya no es posible.

La experiencia de Chile, Bolivia, Perú, muestra que las promesas de los gobiernos izquierdistas se agotan muy rápido. No hay como conciliar nuestras necesidades más urgentes con los intereses de las multinacionales, los banqueros y terratenientes. Si no se termina con la gran propiedad no hay forma de desbloquear las fuerzas productivas.

¡Por un salario y jubilación mínimo igual al costo de la canasta familiar!

¡Terminar con la desocupación con trabajo genuino para todos!

Terminar con los parásitos y especuladores: Desconocer la deuda externa y todos los acuerdos con el FMI y los acreedores privados. Fuera los planes, las auditorias y controles del FMI. Expropiar todas las empresas y recursos vitales para la economía. Nacionalizar el comercio exterior y estatizar todo el sistema financiero integrándolo en uno solo.

9 de Agosto 2022

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