Se realizó el V congreso del comité de enlace por la reconstrucción de la IV internacional (CERCI)
Todo el compromiso en la tarea de superar la crisis de dirección
(POR Brasil – Masas 673, editorial, 18 de septiembre de 2022)
La lucha de la vanguardia marxista-leninista-trotskista se centra en la tarea de superar la crisis de dirección mundial. Ante la larga pandemia, que se ha cobrado millones de vidas, y la guerra en Ucrania, que comenzó el 24 de febrero, destaca el hecho de que la clase obrera está desorganizada y desarmada, ideológica y políticamente. Por eso, los explotados no pudieron defenderse con su propio programa, sus propias respuestas y sus propios métodos de lucha contra la guerra comercial por las vacunas, impulsada por Estados Unidos, y contra las medidas de los capitalistas y sus gobiernos, que se tradujeron en despidos masivos, aumento del desempleo y empobrecimiento general de la población mundial, especialmente de los países con economías atrasadas, como los de América Latina.
Ni bien pasada la tormenta de la pandemia, estalló la guerra en Ucrania, cuyas consecuencias para los explotados han sido más desempleo, mayor coste de la vida, aumento de la pobreza y extensión de la miseria y el hambre. También en este caso, las masas de los países con economías más débiles y expoliadas por las potencias han sido y son las que han soportado y siguen soportando los efectos de la guerra.
En una situación tan calamitosa, destaca la ausencia de partidos revolucionarios que encarnen el internacionalismo y combatan la guerra de dominación que se libra en Ucrania desde hace más de seis meses. La experiencia histórica de las guerras en la época del capitalismo imperialista demuestra que sólo la clase obrera, con su programa de expropiación de la burguesía, puede transformar las guerras de dominación en guerras civiles de liberación. Pero sin un partido que encarne el programa de la revolución social, la reprobación, la resistencia y la acción de los explotados contra las guerras de dominación se agotan en sí mismas.
Las experiencias de la Revolución Rusa de 1917, frente a la Primera Guerra Mundial sobre todo, indican que sólo la clase obrera, unida a las masas oprimidas del campo y la ciudad, puede levantarse contra cualquier guerra de dominación, y dar una solución progresiva, transformadora y revolucionaria. Aunque la guerra de Ucrania está a más de cien años de distancia de la revolución proletaria de octubre de 1917, existe un vínculo reconocible. Su principal edificio, la construcción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), ya no existe, se derrumbó en diciembre de 1991 bajo la emersión de las fuerzas restauracionistas del capitalismo. La liquidación de la URSS representa la mayor victoria del imperialismo estadounidense y de sus aliados europeos. Esta victoria se combinó con la apertura de China a la penetración del capital monopolista y financiero.
La clase obrera mundial se enfrenta, pues, a una regresión de tales proporciones que le impide transformar sus recurrentes luchas por la supervivencia en una lucha revolucionaria por el programa de expropiación de la burguesía, y por la reanudación de la transición del capitalismo al socialismo, iniciada por la Revolución de Octubre, e interrumpida por el desmoronamiento de la URSS.
Este retroceso histórico recae enteramente en el revisionismo estalinista. Rusia, sin la potencia revolucionaria que era la URSS, se encontró ante el voraz asedio del imperialismo, cada vez más amenazante, que se apoya en la bien armada OTAN.
El agotamiento del reparto del mundo, que tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial, ha estado alimentando la guerra bélica en las entrañas de la guerra comercial. La potencia hegemónica, Estados Unidos, amenaza con ampliar la guerra en Ucrania en forma de conflagración mundial, intensificando la guerra comercial con China y reforzando la escalada militar en el Indo-Pacífico.
Es en este marco donde surge la necesidad de que la vanguardia marxista-leninista-trotskista concentre todas sus energías para crear los partidos revolucionarios y reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista. Este fue el punto central de los debates y resoluciones del V Congreso del CERCI. La liquidación de la III Internacional en 1943, ordenada por Stalin y su camarilla termidoriana, anticipó el servilismo de la URSS a la alianza imperialista victoriosa de la Segunda Guerra, la aplicación de la doctrina antibolchevique del «socialismo en un solo país», la táctica de la «coexistencia pacífica», contraria a la de la lucha de clases mundial, y por tanto el combate mortífero contra la creación de la IV Internacional.
En estas condiciones adversas, se profundizó la crisis de dirección y se impuso la necesidad de que la vanguardia comprendiera sus causas históricas y reconociera sus manifestaciones coyunturales. Envuelto en la tarea de responder a la guerra en Ucrania y a la ofensiva contra China, el V Congreso fue precedido por un importante debate sobre la restauración capitalista en Rusia y sus reflejos en la crisis mundial. Las resoluciones aprobadas concluyen que el proletariado ruso y mundial se enfrenta a la necesidad de una nueva Revolución de Octubre en Rusia, como parte del programa de los Estados Unidos Socialistas de Europa y del Mundo.
El V Congreso, por tanto, debatió y reafirmó la campaña internacionalista del CERCI en torno a las banderas: fin de la guerra en Ucrania, desmantelamiento de la OTAN y de las bases militares estadounidenses, revocación de las sanciones económicas de Estados Unidos y aliados a Rusia, autodeterminación, integridad territorial y retirada de las tropas rusas de Ucrania. Reafirmó la tesis marxista de que sólo la clase obrera unida, bajo su programa y método de lucha, puede encontrar una salida progresiva a la guerra e impedir que Estados Unidos lleve a los países a una nueva guerra mundial.