Repudio a la reunión de dirigentes sindicales con la Embajada de EEUU
De un primer encuentro con el embajador Mark Stanley, en la sede de la Embajada participaron Héctor Dáer y Pablo Moyano, de la CGT, y luego Hugo Yasky, de CTA y Roberto Baradel, de SUTEBA.
Dáer señaló: “Hace un mes estuve con el embajador. Nunca en la vida imaginé que iba a estar en la Embajada de Estados Unidos, pero me dijeron que le han dado rol fundamental al movimiento obrero en Estados Unidos y fuimos a hablar”. Dáer definió a Stanley como una persona “mucho más peronista que muchos” de los que integran el sindicato, ya que el embajador de Estados Unidos “resaltó la función social y laboral que tienen los sindicatos norteamericanos”.
El pasado martes 13 de septiembre el turno fue de Baradel y Yasky. Stanley aseguró en sus redes sociales que “el rol de los sindicatos es crucial para proteger los derechos de los trabajadores y construir una economía sólida”.
Yasky relató: “Nos reunimos con Stanley y hablamos sobre el papel que cumplen los sindicatos para defender los intereses de los trabajadores y resguardar la democracia”. “Contra lo que opinan algunos líderes de la derecha, el sindicalismo es parte de la solución no de los problemas”.
En primer lugar no se puede dejar de decir que EE.UU. ha sido responsable de todos los golpes militares en el país y en el Continente. Que es responsable de la liquidación de lo mejor de la vanguardia obrera y juvenil. Que es nuestro opresor directo, el que impone las políticas económicas a través de sus organismos y sus empresas en coordinación con sus gobiernos, quien chantajea y extorsiona a los gobiernos para que se subordinen a sus políticas. EEUU y la OTAN respaldaron la acción militar británica para derrotar y liquidar a nuestros soldados en Malvinas. Para decirlo sintéticamente.
¿Para qué reunirse con la representación del enemigo del país y de los trabajadores? ¿Hay posibilidad de algún intercambio positivo de ideas y de experiencias? Reunirse con la Embajada significa dar la espalda a los trabajadores de nuestro país, a los héroes de Malvinas y también a los trabajadores norteamericanos.
Las multinacionales norteamericanas, el FMI, el BM y todos sus voceros claman por terminar con los derechos laborales, con realizar una profunda contrarreforma.
La clase obrera debe mantener su independencia política y sindical, especialmente del imperialismo que nos oprime y de los gobiernos sirvientes. La inconducta de estos burócratas debe ser sancionada por los trabajadores.