La economía mundial camina a la recesión
El agravamiento de la crisis exige un esfuerzo de la vanguardia para defender el programa de reivindicaciones y trabajar para superar la crisis de dirección
El 21 de septiembre, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) anunció una nueva subida de las tasas de interés, de 0,75 puntos porcentuales, hasta el 3%-3,25%. Esta es ya la quinta subida consecutiva de las tasas de interés este año. La FED también anunció que habrá nuevas subidas de los tipos de interés, hasta finales de año.
Durante las primeras subidas de las tasa de interés de este año, la FED argumentó que se trataba de realizar un «aterrizaje suave» en la economía, lo que significaría aumentar gradualmente la tasa de interés hasta que la inflación se acercara al objetivo del 2%, sin causar demasiado daño a la economía. Sin embargo, la última subida de las tasas de interés en EE.UU. ha demostrado el fracaso de la política de «aterrizaje suave». La inflación, que ya está en el 8,3% en los últimos 12 meses, muy lejos del objetivo del 2%. Esto ha obligado a la FED a intensificar la subida de los intereses sin conseguir, sin embargo, controlar la inflación.
Los economistas burgueses tratan de explicar el aumento de la inflación por el desajuste entre la poca oferta y el aumento de la demanda en la recuperación económica post-pandémica. Sin embargo, omiten el papel de las sanciones estadounidenses y europeas a Rusia, que han generado una escasez mundial de alimentos y combustible. También omiten el hecho de que los monopolios han aprovechado esta situación de escasez para especular con los precios de los productos básicos (grano, combustible), adquiriendo superganancias, e intensificando el aumento inflacionario en toda la economía.
Lo esencial es comprobar las consecuencias sociales de la alta inflación, que necesariamente afecta al coste de la vida. Los que definitivamente sufren la recesión son los explotados, que sufren con el aumento del desempleo y la miseria. Los monopolios, por su parte, aprovechan las crisis económicas para salvaguardar sus beneficios, concentrar aún más el capital y descargar los efectos de la crisis sobre los oprimidos.
El aumento de las tasas de interes en Estados Unidos, con la consiguiente apreciación del dólar, ha obligado a los bancos centrales de otros países a aumentar también sus tasas de interés. De este modo, el gobierno norteamericano está llevando cada vez más a la economía mundial a la recesión.
Los gobiernos burgueses se enfrentan a las profundas contradicciones del capitalismo en descomposición. Los burócratas e ideólogos de la burguesía se dividen entre dos soluciones: 1) aplicar una política económica de subidas graduales de los intereses, lo que supondría adelantar la recesión mundial de un plumazo; 2) subir sólo un poco los intereses y dejar que la «mano invisible del mercado» equilibre los precios, lo que no haría sino aplazar más la recesión. La primera salida, implementada por el gobierno de los Estados Unidos, ha sido la preferida por los monopolios, porque de esta manera tienen tiempo para reasignar sus inversiones a la especulación financiera, y así salvar su capital.
A medida que la economía estadounidense se deteriora, obligará al gobierno de Estados Unidos a radicalizar cada vez más su política exterior, de cerco militar a China y Rusia, para conquistar nuevos territorios que alivien las tendencias desintegradoras de las fuerzas productivas.
Las manifestaciones y huelgas que han tenido lugar recientemente en Europa indican que los explotados se enfrentan a la necesidad de defenderse de la inflación, la caída del valor de la fuerza de trabajo, el desempleo y el empobrecimiento. Si la recesión se confirma, empeorará aún más las condiciones de existencia de los explotados en todo el mundo. El problema es que la crisis de dirección sigue siendo un gran obstáculo para aprovechar la situación caótica que ha marcado la economía mundial, desde el inicio de la Pandemia y ahora con la guerra de Ucrania y la ofensiva de Estados Unidos contra China. La vanguardia con conciencia de clase debe apoyarse en las tendencias de revuelta de la clase obrera para defender su propio programa de reivindicaciones y la estrategia de la revolución proletaria.
(POR Brasil – MASAS nº674)