“Día de la Lealtad” y la situación del movimiento de desocupados
El 17 de octubre no tuvo solo a la burocracia sindical como portadora de las banderas del peronismo en los dos actos de Obras Sanitarias y Plaza de Mayo. También se dio un multitudinario acto de los movimientos sociales integrados al Gobierno, en Laferrere, La Matanza, bastión histórico del peronismo.
Los organizadores del acto – el Movimiento Evita, Somos-Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) – tienen a sus principales dirigentes ocupando cargos ministeriales en Desarrollo Social o calentando bancas en el Parlamento burgués. El acto terminó siendo meramente una demostración de fuerza en las propias filas del Frente de Todos y el prematuro inicio de la campaña electoral 2023: Patricia Cubría (pareja de Emilio Pérsico, principal dirigente del Movimiento Evita) le disputará La Matanza a Fernando Espinoza. Otros tantos candidatos fueron presentados para distintos municipios como San Martín, Lanús, 3 de febrero, etc.
Resulta curioso en el escenario actual que la principal preocupación del triunvirato Cayetano (como se denomina habitualmente a estas 3 organizaciones) esté en la disputa de las intendencias, más que en el gigantesco problema que padece la población en los barrios más carenciados, fruto de la política de ajuste del Gobierno de Alberto Fernández.
Grabois, quien con más fuerza entre las organizaciones oficialistas posa de crítico al Gobierno y amagó en más de una oportunidad, incluso recientemente, con salir del Frente de Todos, terminó llamando a estrechar filas frente a la “derecha”, lo que no hace más que mostrar que también enfoca la cuestión desde el punto de vista meramente electoral. El bien calculado objetivo de Grabois es mantener la unidad del oficialismo, confundiendo a las bases de las organizaciones en las que despierta simpatías. Ninguna acción ha tomado ante la nula respuesta del Gobierno a los principales reclamos de los oprimidos.
Por otro lado, el bono anunciado con bombos y platillos por el Gobierno como refuerzo para los indigentes tiene amplísimas restricciones que hace prácticamente inaccesible a los que justamente pretende alcanzar. Los escasos $45.000 a cobrar en dos meses no irán a los millones que cobran algún tipo de asignación, o hayan tenido algún registro de uso de tarjetas o sueldo registrado en los últimos meses. Los más de 10 millones que cobraban el IFE se reducen a menos de 2 millones según las especulaciones más optimistas.
Es evidente que la política del Gobierno nacional choca directamente con las urgentes necesidades irresueltas de gran parte de los movimientos de desocupados, pero que aún no pueden superar a sus direcciones distraccionistas y traidoras. Mientras esas direcciones empiezan a tejer alianzas entre bastidores, pensando en los espacios que puedan ocupar a partir de las elecciones 2023, sus bases reciben los más duros golpes. La política del FMI obedientemente llevada adelante por el Gobierno es antagónica a los intereses de los trabajadores ocupados y desocupados en la Argentina.
Si algo demostró el 17 de octubre, “día de la Lealtad peronista”, es la necesidad inaplazable de barrer con todas las direcciones burocráticas de los sindicatos y de las organizaciones de desocupados. Objetivo que únicamente podremos alcanzar desechando todo tipo de mezquindades, bregando por la más amplia unidad para luchar por nuestros reclamos, mostrando en el terreno de la lucha de clases, el carácter conciliador y traidor de esas direcciones.
La actual dirección de las masas no solo muestra su servilismo e incapacidad sino que trabaja objetivamente en sentido contrario. Su función no es otra que enchalecar y confundir a las masas, oscureciendo los métodos para conquistar los reclamos y renegando de la estrategia política capaz para llevarlos a su materialización. Es decir, la estrategia de la clase obrera de la revolución socialista. Estas son las ideas que debemos propagandizar entre los oprimidos.