Los ajustes de la mano del FMI
Nos quisieron hacer creer que había otro FMI, que tenía “un rostro más humano” y que contemplaría los desastres que ha hecho en el país. El FMI es la representación del capital financiero, de lo más reaccionario del capitalismo, de la voluntad de las principales potencias que controlan el organismo. Todos los países, los bancos e instituciones internacionales subordinan sus decisiones a las recomendaciones y programas del FMI. El presupuesto nacional, la política del gobierno, está sometida a los acuerdos firmados con el Fondo, con respaldo del Congreso.
El FMI exige con toda claridad en su último informe “Perspectivas para las Américas” que se debe eliminar el déficit fiscal, debe avanzar con el ajuste “por el lado del gasto público, la racionalización debe centrarse en los salarios y en los bienes y servicios, además de las prestaciones sociales y reformas de los sistemas de pensiones”. Más claro imposible. Y ahora llega una nueva misión para auditar los números del tercer trimestre.
Se terminó la demagogia de que “la paguen los que la fugaron”, “que se pague con los dólares de los fugadores que están en EEUU”, “que la pague Macri”, o que “se investigue la legalidad de la deuda”, y tantas maniobras para hacernos creer que en manos de este Gobierno es posible desconocer la deuda o que no la paguemos los oprimidos.
El FMI impuso su línea completamente. Y el gobierno se somete a sus mandatos. La única verdad es la realidad, como decía un viejo conocido. Todos son cómplices de este fraude.