A 50 años del regreso de Perón
¿Cuál fue el significado de aquél retorno después de más de 17 años de exilio, proscripción y persecución, después del golpe de 1955? No retornó para revertir todos los ataques contra los oprimidos ni para terminar con la creciente dominación norteamericana del país. Volvía ya enfermo, en la última etapa de su vida, para hacer un “último servicio a la patria”, contribuyendo a “pacificar el país”, es decir a contener la radicalización creciente de las masas, la evolución independiente de la clase obrera desde el Cordobazo, dividir los movimientos de lucha ante la poderosa ilusión del retorno del líder. Su misión fue contener y desviar la presión popular utilizando su enorme capital político. Se trató de un servicio a la burguesía en crisis, aplicando sus políticas de conciliación de clases que se expresó en su “Pacto Social” que naufragó en poco tiempo.
La recepción el 17 de Noviembre de 1972 generó una movilización multitudinaria hacia Ezeiza. Ese día fue establecido como “Día de la Militancia”. La CGT llamó a paro general y el gobierno lo declaró “no laborable”.
Los militares se dividieron alrededor de la táctica de permitir el retorno y su presentación electoral. Unos creían que había que contener la crisis y que sólo el peronismo con Perón podría hacerlo, otros entendían que se iría a agravar la radicalización porque las masas emprenderían una actitud de venganza frente a la oligarquía y el imperialismo, considerando el regreso de Perón como una victoria popular. Objetivamente ambos sectores lo tomaron como un período de tiempo para madurar su golpe represivo más profundo contra la clase obrera y su vanguardia revolucionaria ordenado por el gran capital y el imperialismo. La orden era cerrar la etapa revolucionaria que se había abierto, como parte del Plan Cóndor en todo Latinoamérica. No confiaban en derrotar a la clase obrera combinando sus ilusiones con el terrorismo paraestatal y todo el poder represivo del Estado y la represión que llevó adelante el gobierno de Isabel Perón.