¿Para quién habla Fernández? ¿A quién quiere convencer?
Su discurso de apertura del Congreso parece una burla a los trabajadores. O es parte de su campaña electoral, que sólo se puede basar en mentiras. Vamos a extraer algunos párrafos de su extensa exposición:
“Queremos seguir… redistribuyendo con equidad los ingresos, ampliando derechos… queremos más trabajo de calidad … queremos profundizar las políticas de inclusión laboral”.
Todos sabemos y el Presidente debe saber que los salarios siguieron retrocediendo frente a la inflación bajo su gestión y que no se recuperó todo lo perdido bajo el gobierno anterior. Debe saber que lo que más crece es el monotributo social, una forma de trabajo precaria, flexibilizada que se debiera terminar. Debe saber que más del 90% de los trabajadores formales, registrados, no alcanzan a la canasta familiar, que la gran mayoría ni siquiera alcanza la línea de pobreza oficial de $152.000. Crece el trabajo precarizado más que ningún otro. 4 de cada 10 trabajadores están en negro y sus ingresos son los que más perdieron frente a la inflación. ¿Por qué miente? La participación global de los trabajadores en el PBI cayó y creció la participación de los capitalistas… una redistribución del ingreso claramente a favor de la minoría capitalista.
“Peleamos, todos los días, por una sociedad más igualitaria. Debemos hacer realidad nuestra utopía de la Justicia Social”.
Si fuera cierto debería reconocer que en esa pelea se pierde por goleada. Cada vez más desigual y más injusta. O no sabe en qué país vive o nos toma por estúpidos.
“Venimos demostrando que podemos hacer crecer la economía, sin menguar derechos de los trabajadores. Es falso que para crear trabajo o mejorar los ingresos deba retrocederse en derechos de quienes trabajan”.
Es una mentira total, retrocede el salario real y crece el trabajo precario. El Gobierno es responsable del atropello permanente contra el salario y los derechos laborales.
“Construimos la democracia, vivimos en libertad, alcancemos la igualdad. Igualdad en la diversidad, en las diferencias, en el conflicto. Igualdad que es en realidad equidad: un mundo, donde cada quien se desarrolle según sus circunstancias, pero donde todos y todas tengan las mismas oportunidades”.
¿De qué habla? ¿Se escucha lo que dice? Qué libertad, qué equidad, qué igualdad pueden tener el 60% de niños en condición de pobreza, los millones de familias que no alcanzan a cubrir sus necesidades mínimas, que no encuentran un trabajo registrado, que le negrean todo o buena parte del salario. Vivimos en una sociedad cada vez más desigual, donde un puñado de empresas y empresarios viven como reyes y cada vez acumulan más fortunas y una gran mayoría que no alcanza a salir de pobre.
Los trabajadores, los jóvenes, que todavía guardan alguna ilusión en el peronismo, o tienen la idea de que al menos es menos peor que la derecha antiperonista, tienen que hacer un balance de a dónde llevan estos frentes electorales que terminan encumbrando a personajes como Massa o Fernández que terminan aplicando el programa de la derecha que dicen enfrentar. Es necesario independizarse políticamente de todas las variantes que defienden el orden capitalista y por lo tanto el sometimiento al capital financiero.