Un Salario Mínimo, Vital y de indigencia, otra traición de la burocracia sindical
El Consejo del Salario acaba de confirmar la continuidad del curso de ataque contra los trabajadores. El anuncio del 26% de ajuste en 3 tramos hasta julio muestra de cuerpo entero la entrega de nuestro poder adquisitivo. Los que inútilmente prometían (entre ellos la Vicepresidenta Cristina Kirchner) que, acercándose las elecciones, irían a destinar mayores sumas a los laburantes, se dieron de bruces contra la realidad que muestra exactamente lo contrario. El ajuste de este Gobierno continuará y se agravará sobre los más necesitados.
Teniendo en cuenta que la última negociación fue en noviembre y continuaba hasta marzo, este nuevo acuerdo del Consejo del Salario tiene una validez por 5 meses. En ese sentido, sigue la línea no solo de las imposiciones del FMI sobre la rebaja en el gasto social, sino sobre la pauta inflacionaria anual fijada por el Gobierno y comprometida por Massa. Su inflación anual del 60% y la de abril en torno al 3% se revelaron como una burda infamia en tan solo dos meses de transcurrido el año. Si tomamos en cuenta la variación interanual, este ajuste quedó más de 10% por debajo del aumento de la canasta básica de alimentos, lo que revela la monstruosidad del acuerdo.
No está de más repetir que el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) fija el piso que percibirán casi 400.000 trabajadores fuera de convenio. Al tiempo que establece cuánto cobrarán los Planes Potenciar Trabajo (50% del SMVyM), las “Becas Progresar” y el “Programa Acompañar”. Constituye también una referencia para las jubilaciones mínimas y pensiones, que resultan el 82% de esta suma, y que con demasiada frecuencia ni siquiera logran alcanzarla. Y una fuerte referencia para numerosos convenios ya que establece un piso salarial y para millones de trabajadores no registrados.
La reunión virtual tuvo como objetivo que no se repliquen las movilizaciones y acampes de las reuniones previas. Los 16 empresarios, el Gobierno y la mayoría de los “representantes” de los trabajadores aprobó la nueva escala mensual. Las imágenes difundidas muestran un clima de sonrisas y regocijo por la tarea cumplida.
Como ya es costumbre, se produjo la abstención de la CTA de los Trabajadores de Hugo Yasky, y el rechazo de la CTA Autónoma, de Hugo “Cachorro” Godoy. Intentando lavarse de culpas, no hacen más que mostrar su cobardía para torcer el curso de acción de este Gobierno. La promesa de Hugo Godoy de discutir una medida de fuerza para el mes de abril no es más que una impostura que ha dado rienda suelta para que se haga lo que se quiere con los trabajadores.
La obligación de las centrales sindicales es tomar este reclamo que unifica a la gran mayoría de los trabajadores, formales y en negro. Su presencia en el Consejo convalida el fuerte ataque contra el salario, voten como voten.
En definitiva, el nuevo SMVyM, que quedará en abril por debajo de la línea de indigencia en $80.483, es la consecuencia inocultable del fenomenal ahorro sobre los ya maltrechos bolsillos de las masas, y una nueva victoria del plan fondomonetarista llevado adelante por el Gobierno de Fernández-Fernández y su Ministro de Economía Sergio Massa.
La clase obrera es la única capaz de tomar este problema en sus manos, incorporando las demandas de todos los sectores perjudicados por esta brutal entrega. Contra la permanente confiscación a los jubilados, contra el recorte de los Planes Potenciar Trabajo, contra los planes de ajuste, es preciso organizarse en cada lugar de trabajo para imponer nuestras reivindicaciones.
Imperiosamente esta tarea implica barrer de los sindicatos todas y cada una de las direcciones vendidas, sometidas al tutelaje burgués e incapaces siquiera de defender las condiciones mínimas de trabajo. Solo con independencia política y tomando los métodos de acción directa de la clase obrera podremos sentar las bases para derrotar esta política.