El dólar SOJA III y el fin de la “manta corta”
Las nuevas medidas del superministro Massa marcan la situación de crisis capitalista en el país producto de una política económica centrada en favorecer los grandes grupos de la agroindustria. La lógica histórica del sometimiento económico de los países latinoamericanos forjado por el imperialismo se ubica para los economistas burgueses en el problema de la “manta corta”. Donde las “tensiones” económicas se registran entre las disputas entre la industria y el “campo”, donde el dólar es un componente “desestabilizador”.
La inestabilidad proviene de la suba del precio de la moneda norteamericana, lo cual es favorable al agro y perjudicial a la industria. Los primeros son beneficiarios de los réditos de la cotización del efecto devaluatorio sobre la moneda nacional, dado que sus exportaciones se cobran en dólares. Por su parte el “encarecimiento” del dólar eleva los costos de la industria “nacional” (la poca que queda), porque sus insumos para la producción provienen de las naciones imperialistas, aunque se paguen al dólar oficial. Frente a esta disyuntiva permanente, economistas ortodoxos y heterodoxos entienden que la “madre” de todos los males está en la función del Estado. Para los primeros el AJUSTE del gasto público es la principal variante a controlar para evitar los desbalances del déficit fiscal. En los heterodoxos, la desproporción que se agita es la intervención estatal para motorizar la economía mediante la obra pública y el aumento de salarios.
El jefe de hacienda Massa, es parte del Frente de Todos que encabezan los Fernández, aplica un plan claramente ortodoxo, bajo un manto “progresista”. La nueva aplicación de dólar SOJA (III), reviste el objetivo de recuperar reservas en dólares para las deprimidas arcas nacionales, con la ambición de contar con dólares para venderlos en el mercado e intentar contener su suba, así como para pagar los vencimientos de deuda. El DÓLAR SOJA (III) se caracteriza por la puesta en marcha por 30 días para las multinacionales cerealeras y para las economías regionales por 90 días, de un dólar a aproximadamente 300 pesos. Arrancaría el 1 de abril y el equipo económico proyecta que ingresarían unos 3.000 millones de dólares.
Advertimos que esta concesión a terratenientes y agroexportadores será inflacionaria porque buscarán imponer en el mercado interno el aumento de los precios de los alimentos de acuerdo al nuevo valor del dólar que recibirán.
Volviendo a la “manta corta” la idea que se subyace para las corrientes de mayor o menor intervención estatal, es de “esperar” que el sistema capitalista se pueda desarrollar por medio de reformas económicas. Con el “SUEÑO” de que la matriz extractivita, nos conduzca a ser una nación desarrollada o de primer mundo.
Ante todo lo expresado, sostenemos que las políticas económicas burguesas, provenientes de los partidos patronales NO tienen NINGUNA POTENCIA transformadora, solo mantenernos en el atraso. En el caso de los países, como el nuestro, se perpetúan las relaciones coloniales e imperialistas que nos mantiene subyugados desde hace siglos. Son las masas revolucionarias y a través del control obrero de los medios de producción las únicas que pueden sacar al país del atraso, terminando con la dominación imperialista en la perspectiva de construir una sociedad sin clases sociales, la sociedad comunista.