¡Por un salario mínimo vital!

El 3 de abril, las direcciones de las centrales fueron a Brasilia para entregar al ministro de Trabajo, ex dirigente de la CUT, Luiz Marinho, una propuesta de «valorización del salario mínimo». Los burócratas de la CUT, Força Sindical, UGT, CTB, CSB, NCST, Pública, Intersindical, entregaron el documento, que contó con la elaboración del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Diesse), con la propuesta de una política de «valorizar el salario mínimo». Los elogios al gobierno Lula y al ministro no faltaron en esta solemnidad. Los burócratas y el ministro destacaron la promesa electoral de Lula de retomar la política de valorización. Luiz Marinho, con un gesto de afecto, dijo que tomaba para sí la propuesta del gobierno central, prometiendo nuevas reuniones tras la llegada de Lula de China.

¿Qué proponen los burócratas?

El documento contiene la propuesta de «acelerar la política de salario mínimo de 30 años en los próximos tres años, y luego establecer una política a largo plazo». Reafirma el salario mínimo de R$1.320,00 para el 1º de mayo y propone que durante el gobierno de Lula se adopten los siguientes criterios: 2024 – INPC acumulado en 2023, más PIB (2,9%), más 2,40%. En 2025 – INPC de 2024, más PIB de 2023, más 2,4%; en 2026 – INPC de 2025, más PIB de 2024, más 2,4%. Después del mandato de Lula, habría una política permanente, de 2027 a 2053. El documento concluye con la hipótesis de crecimiento del PIB igual o inferior al promedio desde el Plan Real, y se necesitarían 28 años para que el valor del salario mínimo alcance el mismo nivel de la época de su creación (R$ 2.441,38). Y 34 años para alcanzar el 50% del salario mínimo de Dieese (R$ 3.273,89).

Basta ver que el reajuste del salario mínimo para mayo no alterará en casi nada la situación de superexplotación y miseria que afecta a millones de trabajadores. Basta también ver la previsión de reajuste inflacionario y muy poca valorización real a lo largo de casi tres décadas (2027 a 2053), para concluir que se trata de una farsa de los reformistas podridos en la política burguesa. Según los cálculos del Dieese, utilizados por los propios burócratas, para que el salario mínimo cumpla plenamente su función, tendría que ser de por lo menos R$ 6.394,76 en mayo de 2023 (válido para marzo).

El Dieese hace algún tiempo comenzó a distinguir el «salario mínimo necesario» para una familia de cuatro personas de un salario mínimo que podría minimizar la situación de pobreza y miseria de millones. Este valor sería de R$ 3.273,89, por lo tanto 50% del valor real calculado en marzo. Sin embargo, la burocracia sindical gobernante se contenta con R$ 1.320,00.

La desvergüenza de presentar un valor que igualaría el valor original del salario mínimo (1940) dentro de casi tres décadas es descarada y vergonzosa. Los reformistas, que en el pasado intentaron ser más convincentes, ahora han demostrado definitivamente su impostura y su función política como servidores de la burguesía.

La clase obrera y los demás explotados necesitan luchar aquí y ahora por un salario mínimo vital, que garantice realmente la plena supervivencia de la familia trabajadora. El 1º de mayo, corresponde a los trabajadores rechazar el salario mínimo de hambre decretado por Lula.

Todo indica que las centrales se unirán para defender este valor denigrante y el mecanismo de «valorización» a cuentagotas. Están por apoyar al gobierno de Lula, bajo la justificación de combatir a la ultraderecha bolsonarista. En realidad, jugarán el sucio papel de auxiliares de un gobierno totalmente dependiente del gran capital y de las oligarquías regionales.

Debemos luchar desde ahora contra el 1º de Mayo de la colaboración de clases, cuyo sorprendente contenido será engañar a los explotados con la llamada «valorización del salario mínimo», a lo largo de tres décadas. Se trata de organizar un frente de clase en defensa de un salario mínimo vital, como parte del programa de la mayoría oprimida.

(POR Brasil – Masas nº686)