Brasil: Los asesinatos de jóvenes y niños son síntomas de la desintegración del capitalismo
Dos crímenes bárbaros han conmocionado al país en los últimos días: el asesinato de cuatro niños en una guardería de Blumenau y el de un profesor en una escuela de São Paulo. Dos jóvenes cometieron estos brutales crímenes. Uno saltó el muro de la guardería y mató a cuatro niños e hirió a otros cinco, de entre 4 y 7 años, con un hacha. Otro invadió la escuela y apuñaló al profesor e hirió a otros alumnos.
El gobernador de Santa Catarina y el alcalde de Blumenau, rodeados de padres, prometieron más seguridad para las escuelas. Dijeron que era necesario “acoger” a las familias cuyos hijos habían sido asesinados. Declararon un periodo de luto de 30 días en la ciudad y suspendieron las clases hasta el día 10. Y garantizaron que profesores y alumnos recibirán apoyo psicológico.
Frente a la muerte del profesor en São Paulo, el bolsonarista Tarcisio publicó, el día 5, un decreto que autoriza a los agentes de la policía militar fuera de servicio para llevar a cabo la seguridad armada en las escuelas públicas. La medida dice: “Dispone sobre la seguridad en las escuelas públicas y autoriza la actuación de policías militares fuera de servicio para realizar seguridad armada, mediante remuneración”. Y más adelante el texto justifica que la medida “tiene por objeto garantizar la seguridad de las escuelas públicas del estado, ofreciendo una opción de seguridad armada para los estudiantes, profesores y demás personal. Así, el gobernador pretende frenar la violencia en las escuelas poniendo dentro de ellas su propio brazo armado, que ejerce la violencia del Estado. Tal decreto se emite justo cuando el número de muertes causadas por la policía estatal ha aumentado.
En 2019, con Doria en el gobierno estadual y Bolsonaro en la presidencia, esta idea fue incluso considerada, pero no siguió adelante. Aun así, Bolsonaro consiguió avanzar mucho en la militarización de las escuelas públicas del país, como mostró el POR en su Revista Proletaria de Educación, en los números 9 y 10. En ese momento, el POR afirmaba que la militarización de la educación ocurre por tres caminos principales: “1) Por el aumento de los militares en las carteras educacionales; 2) Por la militarización de las escuelas públicas del país; 3) Por la entrada de los militares en las escuelas, que, a su vez, ocurre de dos formas: a) Con la aprobación de leyes que permiten el trabajo regular de los militares dentro de las escuelas; b) Con la violencia directa de la policía, que entra en las escuelas para reprimir alumnos y profesores.” Y el artículo de la Revista nº 9 concluye dando una respuesta proletaria al problema de la militarización, que comienza de la siguiente manera:
“La ofensiva militarizadora es parte del recrudecimiento de la política general y de la profundización de la explotación capitalista del trabajo, productos de la crisis económica mundial. También forma parte de la profunda crisis de dirección revolucionaria a la que se enfrenta el movimiento social. Las organizaciones estudiantiles y sindicales están empantanadas en el reformismo, el electoralismo y el pacifismo, negando la lucha concreta y los métodos propios de la clase obrera, las huelgas, las ocupaciones y las manifestaciones masivas y combativas, en definitiva, la acción directa”.
Como se ve, la burguesía y sus gobernantes sólo tienen esta respuesta ante la barbarie que entra en las escuelas. O, entonces, rezan a Dios, piden más humanidad y se lamentan ante la tragedia, como hizo Lula.
La violencia desatada de jóvenes contra niños y jóvenes no puede resolverse con represión policial e hipocresía humanitaria. Es necesario identificar sus raíces, que se encuentran en la sociedad capitalista que sólo ofrece a la mayoría de la juventud desempleo, pobreza, miseria, hambre y una cultura impregnada de violencia por la violencia. Por eso la burguesía y su Estado no tienen ninguna respuesta progresista al proceso de desintegración de la juventud explotada y desesperada.
El POR combate la militarización de las escuelas y responsabiliza a la burguesía y a sus gobernantes del avance de la barbarie social al sostener un régimen económico decadente, imponiendo todos los males de una sociedad en descomposición. Denuncia a los medios de comunicación, que no hacen más que convencer a la población de que hace falta “más seguridad” en las escuelas. Exige a las direcciones de los sindicatos y partidos que rompan con el pacifismo cristiano-burgués y empiecen a organizar la lucha de los explotados por sus reivindicaciones vitales. Levanta la bandera: “Es necesario dar una respuesta de clase al problema de la violencia en las escuelas. Será a través de la lucha en las calles que los trabajadores comprenderán que la fuente de la barbarie social está en el capitalismo. Será con el programa de la revolución proletaria que los explotados tomarán en sus manos la lucha y la superación de la barbarie capitalista.
(POR Brasil – Massas nº686)