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Necesitamos un plan de lucha nacional ¡Hay que parar el país!

8,4% de inflación en abril, 108,8% en el año

Nuevo record de inflación. En 4 meses del año los precios acumulan 32%. Alimentos y bebidas volvió a encabezar los aumentos con 10,1%, por carnes, verduras, legumbres, lácteos y huevos, pan y cereales. En el año acumula 115%. La situación es dramática, insoportable para la gran mayoría pobre y cada día más pobre.

El gobierno acumula fracaso tras fracaso. Desde su “guerra a la inflación” hasta la promesa de que bajaría al 3% para el mes pasado. Desde este último anuncio en noviembre la inflación se disparó más. Siempre busca algún culpable del mes para justificar el alza sin control de los precios.

La excusa de este mes fue la corrida cambiaria que llevó el dólar paralelo a $500 y más. Pero también el propio gobierno reconoció una cotización del dólar para exportadores un 50% más caro. Dicen que no tienen dólares pero no hacen nada para recuperar los que se fugaron, no hicieron nada para defender los saldos favorables del comercio exterior, no hicieron nada para impedir todas las maniobras especulativas. Si esta fuera una de las causas de la inflación, hay que decirles que ellos mismos son responsables de no haber tomado todas las medidas necesarias para evitarlo.

Tampoco es un fenómeno psicológico, como vuelve a decir el Presidente Fernández. Es real. Es un proceso de saqueo permanente de nuestros ingresos. Imparable. Que muestra toda la incapacidad y cobardía del gobierno para hacer frente a la principal calamidad.

Ya hemos señalado las medidas elementales para bajar la inflación pero hay una decisión política del gobierno de no actuar: Se debe desconocer el programa del FMI que es inflacionario: no devaluar más el peso, congelar todas las tarifas y combustibles, congelar el precio del transporte, reducir drásticamente la tasa de interés en pesos de toda la deuda, para empezar, y desconocer toda la deuda externa. Desde que se firmó el acuerdo con el FMI la inflación se duplicó. Sus planes siempre han originado desastres en nuestro país y en todo el mundo.

Se debe monopolizar el comercio exterior y la banca para terminar con el contrabando y abastecer en primer lugar el mercado nacional. Para que no se fugue ni un dólar. Para parar la bola gigante del endeudamiento en pesos que se potencia con las subas de las tasas de interés.

Ya casi no tiene sentido discutir de porcentajes. ¿Cuánto se multiplicó en los últimos meses el costo de la vivienda? Con alquileres impagables. Lo que tenemos que discutir es cómo hacemos para imponer un salario mínimo que cubra la canasta familiar para todos los trabajadores, con recibo o sin recibo. Y que se ajuste cada mes de acuerdo al incremento real de los precios.

Cómo hacemos para imponer esta lucha desde las bases, desde cada lugar de trabajo, desde cada sindicato. Una lucha generalizada para golpear como un solo puño contra el gobierno y las patronales.

Gobierno y burócratas miserables siguen llamando al diálogo con empresarios, a mesas de concertación que siempre han fracasado. Eso es puro verso para disimular que no quieren actuar.

Estamos en medio de una crisis extraordinaria. Ni gobierno ni oposición, ni sus partidos políticos, ni las direcciones sindicales, ni los empresarios, tienen idea de cómo salir de esta situación a la que nos han llevado. Todos coinciden en la gravedad de la situación, pero no saben cómo gobernar, qué hacer. Cualquier medida que toman deteriora más la situación de las masas. Ya han probado de todo y todos, el resultado es el fracaso.

El peronismo en el gobierno prometía revertir los desastres del macrismo, que redistribuiría el ingreso, que atendería primero a los “últimos”, a los más necesitados, generando una ilusión que se quiebra. La verdad es que se arrodilló desde el inicio ante los grandes capitales y el FMI y ahora piden nuevamente que los voten.

Sólo la clase obrera puede plantear una salida, una respuesta independiente, porque no tiene atadura con la propiedad privada de los medios de producción, con los bancos, con los terratenientes, con el capital financiero, por esa razón puede tomar en sus manos sus propias reivindicaciones y los de todos los oprimidos. Tiene que aplicar sus propios métodos de lucha y de organización, su propia estrategia política. Debe partir de la convicción de que no hay salidas en el capitalismo en descomposición. No hay que despertar la más mínima ilusión en las elecciones, por el contrario debemos combatir todas las ilusiones y confiar exclusivamente en nuestras propias fuerzas, en nuestra organización y unidad, en nuestra propia política.

(Editorial de MASAS nº435)

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