Aportes para analizar las situaciones que se está viviendo en las escuelas frente a las denuncias de violencia
La violencia es inherente al sistema capitalista
A medida que avanzan las campañas contra la violencia sexual hacia las mujeres y las infancias, las maestras y la sociedad se preguntan por qué siguen apareciendo casos de presuntos abusos en los diferentes niveles educativos. Antes que nada, debemos ser conscientes que el primer lugar de socialización de los niños en su primera infancia es el jardín, la mayoría ha sido cuidado por sus familias, ya que son pocos los que pueden pagar un jardín materno-paternal privado. Por lo tanto, es normal, y saludable que así ocurra, además alentado por la enseñanza de la ESI, que las infancias puedan expresar las diferentes situaciones que viven, así como también experimenten etapas de socialización con pares y de límites en relación a esta socialización.
La situación que se vive en las escuelas no puede ni debe descontextualizarse, no puede aislarse de la crisis social y económica que vive el país y el mundo, es imposible que a medida que se agrava la crisis, aumenta la desocupación, la falta de vivienda, de comida, y de acceso a la salud, entre otros, no haya un agravamiento de la condición de los niños en cuanto a su indefensión.
Por ello, resaltamos la hipocresía de los gobiernos nacional del FdT y provincial que someten a la mayoría, disciplinándose a los dictámenes del FMI, lo que redunda en un deterioro de la situación de las masas, en este caso las infancias. Un ejemplo concreto es que ahora nos tenemos que movilizar en defensa de la Ley 2.302 (De protección integral de niños y adolescentes), porque es el propio gobierno quien no cumple con esta Ley, ni siquiera garantizando una guardia en la Defensoría de la Niñez y adolescencia.
La defensa de la presunción de inocencia hay que sostenerla en el sentido que no se puede declarar culpable a nadie sin pruebas, hay que combatir la idea que impulsó el feminismo pequeño burgués de “yo te creo hermana”, esta idea puede tener consecuencias nefastas que degradan la lucha que como movimiento de mujeres hemos ganado en las calles. Lucha que incluso dimos contra la justicia burguesa, que defiende en primer lugar la propiedad privada por sobre el bienestar de los oprimidos. Logramos que el abuso sexual y la violencia, una cuestión que antes parecía del ámbito privado o familiar, se transforme en un problema social, colectivo, así como lo han demostrado las enormes marchas del 3J, entre otras. Al mismo tiempo que se debe prestar atención a cuando un niño habla, si se está expresando una situación de abuso, hay que averiguar quién está vulnerando a ese niño o a esa niña. Las estadísticas del Programa “Las víctimas contra las violencias” muestran: el 80% de los abusos suceden en la casa de la víctima, en la casa del agresor o en la casa de otro familiar. En el 75% de los casos los abusadores son familiares, en 9 de cada 10 casos, hombres: padres, padrastros, cuñados, tíos, primos, abuelos. Esto no quita la posibilidad que haya algún docente abusador, pero no podemos pensar una política educativa desde la excepción, la excepción NO hace la regla. Debemos combatir la idea que impulsan el gobierno y algunos medios de comunicación que los jardines son lugares de riesgo, muy por el contrario, somos las docentes quienes detectamos, denunciamos y la mayoría de las veces no encontramos respuestas para nuestro estudiantado. Por ello, debemos rechazar las dispensas, o como lo llaman ahora “apartamientos oportunos”, que son una herramienta absolutamente subjetiva y discrecional que se convierte en una forma de persecución a la docencia, en contrapartida debemos defender el Estatuto del docente.
¿Cómo podemos organizarnos para abordar estas situaciones?
En primer lugar, y aunque suene duro, la escuela NO podrá resolver los problemas de violencia sexual de la sociedad. Esta afirmación nos ayuda a situar el problema y parte de la solución sin transitar un proceso de frustración innecesario. Vamos acumulando experiencia entre todos a partir de ligarnos a la organización sindical. Ya hemos visto cómo accionan por un lado los punteros, la justicia y los medios afines al gobierno, así como también la burocracia sindical. Por eso es fundamental que, si es necesario parar las clases para debatir de conjunto y que todos los miembros de la institución cuenten con la información, lo hacemos como lo han votado las asambleas, aunque haya presiones de algunos equipos supervisivos y directivos para que haya clases a como dé lugar. Estas reuniones nos ayudan a poder organizarnos, por ejemplo, a cómo dar la información a las familias. Las situaciones que vivimos nos mostraron que es un grave error esconder información y no informar.
Un protocolo desde las bases, y con presupuesto
Una de las cuestiones que ha quedado al descubierto es la necesidad de un protocolo, una guía de intervención frente a estas situaciones. Esta guía es necesaria, pero es tan importante como pelear por condiciones laborales para poder llevarlas adelante. De lo contrario puede transformarse en una trampa para la docencia que no puede llevar adelante todas las tareas que implicaría. Por ejemplo, si se tiene que realizar un acta, si se tiene que llamar a la familia, todo implica la necesidad de parejas pedagógicas y preceptorías, así como también de equipos interdisciplinarios. Debemos ser conscientes que las escuelas se sostienen por nuestro trabajo, y a veces hasta aportes económicos, nos pasamos el tiempo tapando agujeros edilicios, de partidas, detención de problemas de violencia, entre otros.
¿Estas condiciones solucionarán el problema? NO, de ninguna manera. Simplemente estaremos en mejores condiciones para abordarlos.
El protocolo de intervención debe ser elaborado desde las bases, y este proceso no puede ser llevado de conjunto con el gobierno, es fundamental mantener la independencia política como trabajadores de la educación.
Esta lucha que nos toca dar por condiciones laborales debe ser junto a las comunidades educativas en defensa de la educación y salud pública.
La nueva educación será producto de la nueva sociedad
Agrupación Púrpura
(en la Comisión Directiva de Aten Capital)