¿Qué significa Massa candidato del peronismo?
En primer lugar decimos que se ha impuesto la política del gran capital, de la oligarquía, del imperialismo: los 4 candidatos con posibilidad de ganar las elecciones son abiertamente defensores del sometimiento del país al capital financiero.
Como hace 4 años, ni Cristina Kirchner ni un kirchnerista competirán por la presidencia.
Esta es la derrota política que perciben las bases peronistas, las que se movilizaron masivamente el 25 de Mayo, las que fueron al acto en La Plata, las que reclamaban Cristina Presidenta, porque se ilusionaban que era la única que podría liderar un proceso de independencia económica y recuperación de los derechos, de terminar con el saqueo, de romper con la tutela del FMI. No solo porque creyeran que podía ganar las elecciones, sino porque simbolizaba para ellos una posibilidad de resistencia, de lucha.
Nosotros hemos dado una lucha para demostrar que esas ilusiones terminarían en frustración porque Cristina Kirchner no encarnaba esa resistencia, que por el contrario, expresaba una política de coexistencia, de colaboración, de conciliación con las multinacionales, con la oligarquía. Pero es un camino que esas bases desencantadas tienen que completar para independizarse políticamente.
Y es una derrota doble porque no solo bajó su candidatura y la de Wado de Pedro, que representaba lo que nombró como la “generación diezmada” y que era uno de quienes mejor los representaban, sino que acordó que la fórmula presidencial fuera encabezada por Massa, el hombre que simboliza todo lo contrario. Una decisión política en nombre del “realismo” que desmoviliza y desmoraliza a los cientos de miles que durante meses se movilizaron con la esperanza de que Cristina Kirchner diera marcha atrás con su decisión de no presentarse como candidata. Le “perdonaban” que hubiera elegido a Alberto Fernández como Presidente, pero querían que esta vez no se delegara esa responsabilidad.
En el balance del multitudinario Acto del 25 de Mayo decíamos que “La presencia de Massa en el escenario, a su lado, es un mensaje muy claro y contundente de que cualquiera que sea el esquema de candidaturas que presente, Massa será una parte esencial. Se habló mucho de programas, ejes de acción, políticas, pero Massa en sí mismo encarna una definición política…
Massa postergó su viaje a China para estar presente en el Acto en un lugar central. Fue un mensaje para toda la militancia, especialmente aquellos que lo resistían y rechazaban. Uno de los objetivos más importantes del Acto era mostrarlo a su lado, era decir es con ’ Massa’. Y ubicó a Grabois uno de los que parecía un crítico acérrimo de Massa a cortísima distancia de él. Y así disciplinar a todos”.
Así, otra vez, los sectores más militantes son llevados a “comerse otro sapo” como le dicen. No se entusiasman, lo militarán con desgano, y la mayoría se resignará mascullando entre dientes “esta es la última vez”…
Massa es presentado como el candidato de la unidad, pedido por los gobernadores, una unidad reclamada también desde el kirchnerismo para no ir a un enfrentamiento interno en las PASO que entendían los debilitaba, porque en una disputa interna no había forma de ocultar qué papel ha jugado Massa en su historia. Kirchner no quiso dar esa lucha.
Ahora vuelven a aparecer los mismos argumentos de siempre: que hay que vencer a la derecha cavernícola, que con ellos todo será peor; que Massa mide mejor en las encuestas; que es el “mal menor”; que “no es lo mismo” Massa que Milei, Bullrich o Larreta, ni parecido; que “es lo que hay”… Y Rossi que se anima a decir que “Massa no es de derecha”. O Pedro Peretti que llama “a ganar” “seamos competitivos para ganarle a la derecha…”; “siempre ganar es mejor” dice Boudou. La campaña se basará en el miedo, el miedo a todo lo peor que pueden ser los Bullrich, Larreta o Milei.
Todos los oficialistas vociferan contra la derecha, los burócratas que se asustan de la amenaza de la derecha, el partido oficialista con sus periodistas e ideólogos que asustan con el cuco de la derecha para que voten a sus candidatos,… TODOS ellos son incapaces de enfrentar a la derecha real y concreta, la que actúa con toda impunidad ayer y hoy en Jujuy. Es una oportunidad para movilizar con todas las fuerzas en respaldo a la lucha del pueblo jujeño, es el momento para paralizar el país en defensa de los trabajadores y las comunidades originarias, en defensa de sus reclamos, por la derogación de su Constitución, para detener la represión y castigar a los represores. ¿Por qué no lo hacen? Porque Massa es socio directo de Morales, cogobiernan, votan su Constitución y sus leyes. Es una estafa política decir que hay que votar a Massa para parar la derecha. Jujuy muestra cómo se hace frente y se para la derecha, enfrentando la represión, el ajuste y el saqueo.
Alberto Fernández insistió con la inevitabilidad de las PASO y fabricó la candidatura de Scioli para competir con la fórmula que presente el kirchnerismo. El objetivo no era solamente colocar dos diputados en la lista de unidad. El objetivo era impedir que el kirchnerismo encabezara la fórmula presidencial. Esa era la última tarea que le encargaba el gran capital a un presidente que desde hace tiempo es un muerto político, que lo mantienen con respirador artificial en espera de su debida sepultura. Scioli dice sentirse usado, traicionado por Fernández, pero fue parte de esa jugada.
Sergio Massa es el programa.
Mucho se habló en este último año sobre la importancia del programa, de que no se podía plantear la unidad a cualquier costo, que ese era el problema de haber ayudado a Fernández a llegar a la presidencia. Que no puede volver a ocurrir lo mismo. Que aquél fue un acuerdo electoral para vencer a Macri y no había ideas, no había programa, no había un compromiso claro de qué políticas se irían a implementar. Que no había que discutir nombres sino políticas, bla, bla, bla.
Se terminó resolviendo las candidaturas antes del cierre, sorprendiendo a la gran mayoría de sus propios seguidores, sin ese programa. O, mejor dicho con el programa de Massa.
No necesita presentación. El hombre no ha cambiado. Sigue fiel a sus convicciones o, mejor dicho, a los poderosos intereses que lo apadrinaron y apadrinan. Desde que asumió el Ministerio de Economía concentró el poder en el gabinete y ejerce el gobierno real. Llevó adelante un mayor ajuste del gasto para sobrecumplir los objetivos establecidos por el FMI, reduciendo el déficit fiscal. Volvió a reafirmar explícitamente en la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) “Hay que pagarle y sacarlo de la Argentina para no volver nunca más”.
El eje de la política de su gobierno, si gana, como el de Fernández, será impulsar las exportaciones para juntar dólar por dólar para pagar la deuda fraudulenta. La que no se investigará, la que se fugaron unos pocos, y nos hacen pagar a todos. ¿Puede haber mayor acto de corrupción y entreguismo que este? Los charlatanes de siempre se quedan con la segunda parte de la frase, para seguir engañando “no volver nunca más”.
Su relación con los gobiernos de Jujuy, Salta o Chubut y el avance de la minería transnacional también son un antecedente del presente, así como su papel al frente de transporte. Es un claro exponente de lo que se conoce como neoliberalismo.
Cuando Macri recién había asumido como presidente, a comienzos de 2016, en Davos, le presentó Massa a Biden como “el jefe del peronismo”. Massa aparecía abiertamente como socio de Macri y así lo presentó a los representantes del capital financiero presentes.
Massa tuvo una estrecha relación con Cambiemos. Aunque luego esa relación con Macri se rompe, es un hecho político remarcable aquella sociedad para sacar las leyes que necesitaba ese gobierno. Massa rompió con Macri pero no con el macrismo.
Massa era encarnizado enemigo de Kirchner y fervoroso visitante de la Embajada como quedó al desnudo en los Wikileaks. Massa se incorporó al peronismo en la época de Menem, provenía de la UCEDE, corriente de la derecha conservadora liberal que dirigía Alsogaray.
¿Quiénes celebran esta candidatura? La Embajada, naturalmente, los grandes capitales especialmente aquellos empresarios que hace años financian sus campañas. El FMI saluda su candidatura y la continuidad en el Ministerio.
Entre los principales candidatos que aspiran a la presidencia, todos expresan su sometimiento ante el capital financiero, ante las multinacionales, ante la gran propiedad privada, todos enemigos de la nación y de los oprimidos. Expresan la opresión nacional, la explotación de los trabajadores. Preferimos hablar en estos términos en vez de “derecha” o “ultraderecha” por su ambigüedad. Pueden diferir en el discurso sobre ir a una guerra abierta contra los pobres, contra los trabajadores, arrancar sus derechos, terminar con sus organizaciones o el camino de la conciliación de clases para aplastarnos.
Es importante analizar esta candidatura. Y también pronosticar cuál es el eje de sus políticas. Porque el peronismo se ha alineado detrás de él y millones de trabajadores se someterán a sus decisiones. Porque nuestra función es ayudar a la clase obrera a independizarse políticamente, a romper con el peronismo que lo mantiene subordinado al régimen de la gran propiedad, que trabaja para domesticarla, para que no recurra a la lucha de clases para resolver su antagonismo irreconciliable con la burguesía.
Cristina Kirchner y no pocos militantes desde su sector plantean, con limitaciones, la necesidad de una política de desarrollo industrial, de independencia económica, de ruptura con los programas del FMI, de terminar con el saqueo, sin embargo terminan subordinándose a políticas neoliberales que ya han sido probadas en el país y han llevado a la pérdida de millones de puestos de trabajo, a la destrucción de los salarios, a la pérdida de derechos, a la precarización, al saqueo. El peronismo no podrá revertir estas políticas porque la burguesía es una clase antinacional, entreguista, corrupta, y estos rasgos tienden a profundizarse.
El hartazgo con la politiquería burguesa se manifestó en varias elecciones provinciales como antes en las de medio término, con un creciente abstencionismo y crecimiento del voto en blanco o anulado. Nuestro partido interviene en la campaña electoral llamando a anular el voto con una idea, con un programa, que apunta a superar las ilusiones democráticas, a demostrar que el poder sigue en las mismas manos, que la democracia es la dictadura del capital y que el camino es el de la rebelión de los oprimidos, como ocurre en Jujuy y antes en Salta, con sus propios métodos, con su organización, en la perspectiva del gobierno obrero campesino, única posibilidad de liberar a la nación de todas las formas de opresión del imperialismo, terminando con sus agentes locales, políticos y económicos. Es claro que esta perspectiva no podrá ser impuesta por medio del voto.