Comunicadosmasas

10 de diciembre de 2023

A 40 años del restablecimiento de la democracia burguesa, es vital defender todas las libertades democráticas amenazadas y organizarse para defender desde ya todos los derechos y reclamos más urgentes

• A la dictadura la tiramos con la lucha popular. De los organismos de Derechos Humanos encabezados por las Madres; de los jóvenes, de la clase obrera; que salieron a pelear desde mucho antes, conquistando libertades democráticas aun bajo la feroz dictadura.
• Pero el poder real siguó en las mismas manos de lo que ordenaron el golpe, de los que se beneficiaron con la dictadura. Un puñado de grandes capitalistas locales, las multinacionales, el capital financiero. Que hoy siguen en el poder, más poderosos, más concentrados, más transnacionalizados.
• El régimen de la democracia burguesa es otra forma de la dictadura del capital, que le conviene más al capitalismo porque se encubre en esas formas democráticas. Así como hubo un operativo del imperialismo para descabezar a lo mejor del movimiento obrero y juvenil en todo Latinoamérica, hubo un operativo en los años ´80 para volver a formas democráticas, apoyado en aquella derrota previa a la vanguardia radicalizada que luchaba por transformar la sociedad de raíz. El imperialismo se apoyará fundamentalmente en su poder económico sobre nuestros países para imponer sus políticas; en el control de los medios de comunicación; en la colonización de la Justicia y en cooptar a direcciones sindicales para evitar el surgimiento de una nueva vanguardia.
• Es necesario hacer un buen balance de estos 40 años. En 1983 cambió el régimen político pero no su contenido de clase. El poder real siguió en las mismas manos. Los oprimidos no pusimos un gobierno propio sino gobiernos que defendieron la gran propiedad, que no investigaron su responsabilidad en la dictadura, ni su enriquecimiento, ni su endeudamiento. Gobiernos que defendieron la explotación del trabajo y el sometimiento del país al capital financiero. Ellos se apropiaron de nuestra lucha para amputarla.
• No es lo mismo dictadura militar que democracia burguesa aunque son formas de la dictadura del capital. Bajo la democracia deben guardar algunas formas de dominación que no aparezcan violentas o lo menos violentas posibles.
Los trabajadores en las fábricas saben muy bien que para organizarse con independencia de la burocracia y la patronal deben utilizar métodos clandestinos, como en la dictadura, para evitar las persecuciones, para evitar los despidos, que las asambleas en los lugares de trabajo son la excepción.
Los asesinados bajo las balas de la represión, los miles de procesados, los militantes y organizaciones espiados, y las permanentes amenazas dan cuenta de que no hay una separación tajante entre las formas de dominación. No confundimos democracia burguesa con las libertades democráticas que sí defendemos.
• Bajo esta democracia se avanzó fuertemente en el sometimiento del país al capital financiero, a sus formas más parasitarias, liquidando la soberanía nacional. Se aplican programas preparados en Washington sobre los que hay que rendir cuentas permanentemente. Vivimos un permanente saqueo de nuestros recursos. Se avanzó en la entrega de las empresas estatales vitales. Avanzó la escuela y la salud privada por sobre la pública que fue provincializada. Se desmanteló buena parte de la industria que se había desarrollado. Creció en forma extraordinaria la pobreza y la precarización laboral. El régimen de la democracia burguesa está agotado porque bajo ese régimen se avanzó contra la nación y la mayoría oprimida para favorecer a los más ricos y poderosos. Proceso similar al que se vive en muchos países.
• Es el fracaso de las políticas de unidad nacional con la burguesía, con sus partidos, la defensa de las instituciones de su Estado, de su gobernabilidad, lo que ha permitido semejante avance sobre nuestras condiciones de vida y de trabajo. Ni el Congreso ni la Justicia pueden ser reformados. Son una lacra del capitalismo en descomposición. No hay ninguna democracia burguesa para defender. ¡Queremos que se vayan todos! ¡Y no quede ni uno sólo! No queremos más burócratas traidores que venden nuestra luchas, que sacrifican nuestros reclamos para garantizar gobernabilidad a todos los gobiernos a cambio de prebendas, de puestos en el aparato del Estado. Debemos terminar con todos ellos, con nuestra propia organización, con nuestros propios métodos. No será un gobierno del gran capital el que democratice los sindicatos, su interés es directamente eliminarlos.

• Milei es un producto de esta democracia que se agota. Encontró financiamiento, medios de comunicación, fiscales, candidatos y funcionarios entre los partidos “tradicionales”. Y supo aprovechar muy bien el hartazgo de buena parte de la sociedad con toda la politiquería que se alejaba de sus demandas. Ese “monstruo” fue creado dentro de la democracia, no es ajeno. Como en los 70: la Triple A fue creada y actuó bajo la democracia, en su seno se incubó el golpe genocida auspiciado por las cámaras empresarias, el sector más podrido de la burocracia sindical y buena parte de la politiquería de aquella época.
• Si no entendemos estos fenómenos se va a errar en el diagnóstico de la situación que se viene y en cómo orientar nuestras luchas en el futuro próximo. Las masas verán inmediatamente que se agravan fuertemente sus condiciones de vida por la inflación desbocada, por los tarifazos, por los despidos y otras medidas. Es claro que estamos frente a un gobierno que representa al 0,5% de la sociedad, a los empresarios más poderosos, a la oligarquía, a las multinacionales, a los bancos contra la nación y la mayoría oprimida. NO representa al 55% de sus electores.

  • Ante la inflación y los tarifazos se impone la lucha por el ajuste mensual de los salarios y jubilaciones y todos los ingresos para impedir una mayor pérdida del poder adquisitivo.
  • Rechazamos toda forma de reforma laboral ya que apunta exclusivamente a incrementar la superexplotación, las ganancias de las grandes empresas;
  • Defendemos las “paritarias” contra cualquier amenaza de derogación;
  • Rechazamos todos los despidos (que ya se están produciendo). Ocupar las fábricas, talleres, establecimientos, para defender los puestos de trabajo. Rechazamos la apertura de importaciones que busca terminar de liquidar la industria local.
  • Rechazamos toda reforma jubilatoria que busca pejudicar más a los jubilados para así disponer de más fondos para pagar las deudas fraudulentas;
  • Defender los presupuestos de salud y educación pública.

• No confiamos en que se puedan bloquear las leyes en el Congreso. Es un antro que convalidó el fraude de la deuda y los programas para pagarla y todo el saqueo del país. No confiamos en la burocracia sindical aunque también esté amenazada, ya fueron cómplices de la dictadura, de Menem, de Macri y no hicieron ni un paro al gobierno de Fernández porque lo consideraban su gobierno.
• Confiamos en nuestras propias fuerzas y organización desde las bases, construyendo organismos para la lucha, sobre la más amplia unidad para la lucha, exigiendo a las direcciones de la CGT y CTA que convoquen. Es urgente adoptar una política de frente único para la lucha encabezada por las principales organizaciones de la clase como Aceiteros, Sutna, la “60”.
• Sólo la clase obrera tiene una salida para la fenomenal crisis que vivimos, en medio de la descomposición capitalista. Es la revolución social que termine con la gran propiedad de los medios de producción que bloquean el desarrollo de las fuerzas productivas. Que haga Justicia definitivamente con los responsables de todos los golpes, de todos los genocidios, de toda la represión. Solo así podremos decir que Nunca Más.

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