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Huelga General en Perú

Fue convocada para los días 7, 8 y 9 de diciembre. La Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha (CNUL), precisó que el paro nacional se desarrollaría en 26 regiones del Perú, con marchas de protesta el 8 de diciembre. Esta convocatoria fue precedida por grandes luchas en demanda de ajustes salariales en salud y educación, y los cortes masivos de ruta en Ica, que fueron fuertemente reprimidos. 

El paro nacional contra el Gobierno de la presidenta golpista Dina Boluarte fue acatado por los gremios regionales y nacionales. Estas organizaciones exigen que la mandataria renuncie ante los hechos de corrupción y consideran que su gestión carece de legitimidad debido a la alta desaprobación de los ciudadanos. La marcha nacional se inició el 7 de diciembre, cuando se cumplía un año del golpe que llevó a Dina Boluarte a asumir la presidencia, que desencadenó movilizaciones que dejaron más de 60 muertos. Reclaman elecciones generales y la renuncia de la jefa de Estado, puesto que consideran que sus actos son el reflejo de una dictadura.

Los sindicatos, federaciones y colectivos presentan un pliego reclamos contra la mandataria Dina Boluarte (la “Usurpadora”) y también contra el Congreso y el Ministerio Público: “-Exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte; -Cierre del Congreso; -Justicia e investigación célere e imparcial por las muertes de más de 60 peruanos por la represión de la Policía y Fuerzas Armadas; -No a la bicameralidad; -Rechazo a la reelección congresal; -Nuevas elecciones; -Rechazo a la corrupción; -Reorganización del Ministerio Público; -Renuncia de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides”.

A pesar del rechazo popular generalizado en las más amplias capas de la población hacia los parlamentarios burgueses y en particular hacia Dina Boluarte, a causa de la desesperante inflación y la degradación de las condiciones de vida que sufren los sectores populares mayoritarios, que dependen fundamentalmente de la economía informal, la protesta pasó desapercibida excepto por puntuales cortes del jueves. El feriado del viernes hizo que el fin de semana fuera largo, y aprovechado por varios sectores para hacer turismo. El malhumor de la mayoría por las condiciones de vida no deja de crecer y sigue en estado de ebullición.

La protesta no fué más allá de reivindicaciones democráticas reforzando las ilusiones, lo que marca sus limitaciones políticas.

La dirección sindical es centralizadora y extremadamente burocrática. Prácticamente no existen sindicatos por gremio o rama de la industria, comercialización o distribución. Existe una central/sindicato que agrupa a todos los trabajadores en relación de dependencia, como un sindicato único, y la representación es por región, las que envían su representantes a la Central, donde se elige una comisión directiva y un secretario general. No hubo intención de que estas jornadas se transformaran en una verdadera huelga general. En lugar de convocar para el 5, 6 y 7 y ese día la movilización, la convocaron como paro dominguero, y la dejaron librada a la espontaneidad.

No hay forma de terminar con este gobierno y su Congreso que no sea por un levantamiento popular encabezado por la clase obrera, con el apoyo del campesinado, de los pueblos originarios, que imponga su propio poder, construyendo sus propios organismos desde las bases, para que efectivamente “se vayan todos”.

Ya se experimentó recientemente con Castillo, el gran capital no permite un gobierno que siquiera plantee algunas reformas. Pasará lo mismo con cualquier gobierno que surja de las elecciones. Es necesario asumir que no hay caminos intermedios, que no hay vías institucionales para terminar con una crisis tan profunda. Las formas democráticas de dominación están agotadas. Una nueva Constitución deberá ser el producto de una verdadera revolución social, que la entierre junto con todas sus reformas reaccionarias. Es necesario alertar sobre el peligro distraccionista de alentar la convocatoria a una asamblea constituyente en el marco de la legalidad burguesa, como una salida política a la crisis. 

El problema de los problemas: la ausencia de dirección revolucionaria, del Partido Revolucionario del Proletariado que oriente la lucha por terminar con la barbarie capitalista, expropiando los grandes medios de producción para poder desenvolver las fuerzas productivas.

(Nota de MASAS n°447)

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