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Bolivia: La crisis económica, día que pasa, golpea más duro

LAS MOVILIZACIONES SECTORIALES EXPLOSIONAN POR TODAS PARTES, PERO NO LOGRAN SOLDARSE EN UNA LUCHA UNITARIA

Todos los días aparecen movilizaciones de diferentes sectores impulsadas por la profundización de la crisis económica que está castigando a los sectores más pobres de la población. La gente sale a las calles exigiendo a los gobernantes soluciones a su agobiante situación de hambre y miseria. Muchas veces estas movilizaciones, por sus objetivos demasiado particulares, chocan entre sí y terminan en enfrentamientos callejeros.

Se trata del choque entre sectores que igualmente son víctimas de la crisis económica, cuyas consecuencias ya no les permiten sobrevivir.

Estos movimientos, tan pronto surgen como aislados, inmediatamente se agotan sin poder encontrar una perspectiva que los conduzca a la satisfacción de sus exigencias, pareciera que los explotados y oprimidos estuvieran patinando en el mismo lugar sin poder avanzar hacia adelante. De prolongarse esta situación puede terminar en un retroceso en las acciones de las masas, dejando la triste impresión de que toda lucha es inútil y que no hay otro camino que soportar estoicamente los efectos de la crisis económica; pareciera que ya están surgiendo voces que expresan este pesimismo, especialmente alentadas por los operadores del gobierno y de los empresarios privados que ya han adelantado que se oponen a cualquier incremento de sueldos y salarios en este momento porque provocaría la quiebra de muchas empresas y terminaría estimulando una escalada inflacionaria en el país. Ya, desde hace algún tiempo, percibimos que esta actitud pesimista y que además encierra mucho miedo se ha apoderado del movimiento fabril; razonan que es preferible soportar las condiciones terribles de explotación de las empresa y los bajos sueldos y salarios a perder las fuentes de trabajo; este estado de ánimo en uno de los sectores fundamentales del proletariado boliviano obedece a muchos factores, principalmente a que su limitado grado de organización y movilización no les permite cobrar confianza en sus propias fuerzas para desafiar y enfrentar a la patronal y al Estado burgués.

El problema radica en cómo superar, en este momento, este estado calamitoso en que se encuentran las masas, sobre todo, cuando la burocracia sindical se empeña en desmovilizarlas difundiendo en su seno la política reaccionaria de la clase dominante y actuando como correa de transmisión del gobierno derechista del MAS.

El Partido revolucionario debe orientar en sentido de organizar desde abajo la posibilidad de la lucha unitaria superando los objetivos sectoriales que en este momento se tornan en obstáculos que los induce a chocar unos contra los otros. Urge la necesidad de estructurar el pliego único nacional en torno a los grandes problemas que son de interés general:

** Por una jubilación con rentas que cubran las necesidades vitales del trabajador, imponiendo en la Gestora Pública la administración obrera colectiva.

** Rescatar la administración de las cajas de Salud de manos del gobierno para imponer la administración colectiva de los mismos trabajadores.

** La luchar por un real incremento de los sueldos y salarios logrando la aplicación de la escala móvil como la única defensa de la capacidad adquisitiva de los mismos en este período de subida incesante de los precios en los artículos de consumo.

** La estatización de todas las empresas privadas tanto mineras, industriales como agropecuarias que actualmente se encuentran en manos de las empresas privadas y de las transnacionales.

** Estatización de la producción del oro, hoy en manos de los depredadores cooperativistas y de empresas extranjeras.

** Monopolio estatal del comercio exterior, de tal modo que los dólares que genera la producción estatizada se queden en manos del Estado, etc.

(POR Bolivia – Masas n°2783)


¡LA SUBVENCIÓN A LOS HIDROCARBUROS NO SE TOCA!

La subvención a los hidrocarburos es el problema económico más duro que el Estado, carente ahora de los recursos en divisas, tiene que enfrentar.

Desde todos los flancos, los economistas burgueses y sus políticos plantean la necesidad de levantar la subvención a los carburantes, por lo menos de a poco, parcialmente o de manera diferenciada a los sectores según su capacidad para pagar el precio en el mercado internacional.

Los intentos del Gobierno en esa dirección fracasan. Ha autorizado a los grandes consumidores poder importar directamente el diésel que requieren, no hay tal, tampoco funciona la subasta de diésel acordada con los empresarios a tiempo de liberar sus exportaciones.

La sustitución de importaciones produciendo biodiésel en dos plantas todavía en construcción, si no resulta un fiasco, podría aliviar en algo el problema para el Estado pero no resolverlo, eso sí, será un gran negocio para los agroindustriales.

Definitivamente el país ha pasado a ser importador de combustibles. El problema es de donde sacar los recursos para ello.

La respuesta burguesa es levantar la subvención y matar de hambre al pueblo el estilo Miley cosa que los explotados no permitiremos. Levantar la subvención a los carburantes constituiría un golpe brutal a las precarias condiciones de vida de las grandes mayorías empobrecidas del país que, ni duda cabe, reaccionarán en las calles con la contundencia con que derrotaron el intento de “gasolinazo” del MAS en diciembre 2010.

Las divisas que necesita el país las acaparan empresarios privados que aportan miserias al Estado: los cooperativistas del oro y las empresas que se escudan en ellos en la labor depredadora de saqueo del metal precioso, los agroindustriales latifundistas, las transnacionales mineras que saquean al país.

La respuesta obrera es la socialización de la propiedad de los medios de producción. Estatizar la explotación del oro; el Banco Central debe tener el monopolio de su comercialización. Expropiar las tierras de los grandes latifundistas del oriente manteniéndolas como unidades productivas de propiedad social estatal. Hay que reactivar la economía agrícola en occidente superando el minifundio individual improductivo por la producción comunitaria campesina con apoyo técnico del Estado.

Esto supone expulsar del poder a la burguesía parasita y al imperialismo del país; e instaurar el gobierno obrero-campesino y clases medias empobrecidas.

(POR Bolivia – Masas n°2783)

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