Miserable discurso de Javier Milei en el acto en conmemoración del 42° aniversario del Día de Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas
Primera falacia. “Para que los reclamos soberanos sean escuchados y respetados, es condición necesaria primero que el país y su dirigencia sea respetada ya que nadie tomaría en serio el reclamo de defolteadores seriales corruptos o dirigentes políticos que más que una visión de país lo que defienden es un modelo de negocios;
“para que una Nación soberana sea respetada en el concierto de las Naciones hay dos condiciones esenciales que deben darse. Esa Nación debe ser protagonista del comercio internacional y también debe contar con Fuerzas Armadas capaces de defender su territorio frente a cualquiera que intente invadirlo.
“Nadie escucha ni respeta a un país que solo produce pobreza y cuyos políticos desprecian a su propia Fuerzas. Argentina producto de la diligencia política en las últimas décadas no ha cumplido con ninguna de las dos condiciones que acaba de señalar”.
El colonialismo inglés usurpó las Islas en 1833 (no en las últimas décadas) y jamás aceptó reconocer la soberanía de nuestro país. Para Inglaterra, para EE.UU., para la OTAN, las Islas ocupan un lugar estratégico por la cercanía con la Antártida y el paso marítimo al Pacífico, por eso han sido fortificadas. Fracasaron todas las resoluciones de las Naciones Unidas porque es un organismo al servicio del imperialismo. No será diplomáticamente que se recupere la soberanía nacional.
No son por las burdas razones que expone Milei sino la incapacidad de la burguesía de defender la soberanía, por su sometimiento al amo imperial. Las Malvinas serán recuperadas por la Argentina y Latinoamérica cuando la clase obrera ocupe el poder.
Otra falacia. “Argentina es el octavo país más extenso del mundo, tiene soberanía plena sobre nuestros más de 3,5 millones de kilómetros cuadrados, requiere de una economía pujante y vigorosa. Una economía que genere riquezas y oportunidades en cada rincón del país. No existe soberanía sin prosperidad económica y como muestra toda la evidencia empírica no existe prosperidad económica sin libertad económica”.
Para que Argentina se desarrolle económicamente debe romper sus cadenas con el imperialismo que bloquea sus fuerzas productivas. Esto es lo que muestra la evidencia empírica y también terminar con la la oligarquía y los grandes capitalistas locales que son correa de transmisión de ese sometimiento. No puede haber prosperidad económica mientras dejamos que saqueen nuestras riquezas, nos endeuden, fuguen las divisas. La lucha por la soberanía es una tarea nacional que la burguesía abandonó hasta como bandera.
Más falacias. “De ser una tierra de bárbaros, pasamos a ser una tierra de oportunidades para millones de inmigrantes que llegaron para forjar su propio destino. Todas las reformas que impulsamos hoy son para que los argentinos volvamos a ser libres y de esta libertad surja una Nación fuerte y próspera con poder real para reclamar por su soberanía y ser respetada por otras naciones”.
“En los años donde se consolidó nuestra soberanía las Fuerzas Armadas eran valoradas por el conjunto de la dirigencia y por la sociedad”.
Argentina nunca llegó a ser una nación independiente, soberana. De ser prácticamente una colonia de Inglaterra hasta avanzado el siglo XX pasó a al dominio norteamericano. Esa dominación condicionó fuertemente toda posibilidad de salir del atraso y desarrollarse industrialmente. La burguesía fue débil, incapaz de llevar adelante la tarea democrática más importante que era terminar con el latifundio, con la oligarquía terrateniente, realizando la reforma agraria que impulsara la economía. La idea de nación próspera a fines del siglo XIX es una historieta propia de Billiken. Basta con leer el informe de Bialet Massé de 1904, encargado por Joaquín V. González, ministro de interior del Julio Argentino Roca que tanto menciona. Próspera, muy próspera fue esa “oligarquía con olor a bosta de vaca”, como despectivamente la señalaba Samiento.
Otra más. “No hay soberanía, no hay respeto internacional por nuestros intereses, si la dirigencia política hace hasta lo imposible para ensuciar el nombre de nuestras Fuerzas Armadas”.
“La política ha querido borrar esto de nuestra memoria colectiva, hostigando y humillando a nuestra fuerzas.”
No hace falta que nadie las ensucie. Las fuerzas armadas se ensuciaron con sangre al colocarse como una fuerza de ocupación del país actuando a cuenta del imperialismo en cada golpe militar, reprimiendo a la clase obrera, a los oprimidos y más antes, desde la “Campaña al Desierto” sometiendo a los pueblos originarios para entregar las extensiones de tierra a la oligarquía y a los ingleses, desde la represión en la Patagonia Trágica hace 100 años. No son las fuerzas armadas que derrotaron a los ingleses dos veces, ni las de San Martín y Belgrano para terminar con la dominación española. Son las fuerzas armadas que desesperadamente se lanzan a la ocupación de Malvinas para salvar su dictadura, que hambrearon y reprimieron a sus soldados y se rindieron vergonzosamente como Astiz.
Otra falacia. “¿qué homenaje a los Héroes Malvinas puede ser sincero si en simultáneo, el Estado financia grupos y organizaciones que no hacen otra cosa que desprestigiar a nuestras fuerzas? A los Héroes de Malvinas y a nuestras Fuerzas Armadas les digo, ese tiempo se ha acabado ustedes son motivo de orgullo para nuestra Nación y en esta nueva Argentina tendrán el respeto que les ha sido largamente negada”.
Especialmente esta referencia es criminal. No puede asociarse a los valientes soldados, suboficiales e incluso oficiales que combatieron en Malvinas con los traidores, agentes del imperialismo que dieron un golpe genocida para poner de Ministro a Martínez de Hoz, para endeudar y saquear el país, para detener los reclamos obreros, para terminar con sus organizaciones. No se los puede igualar con los aviadores que bombardearon la Plaza de Mayo en 1955 matando cientos de civiles, con los que fusilaron a los que se resistieron a su golpe. Esta maniobra miserable es detestada por los verdaderos combatientes de Malvinas a los que no dejan ensuciar su nombre mezclándolos con las cúpulas militares traidoras, antinacionales.
Para terminar: “que este 2 de abril inauguremos una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas que trasciende a este gobierno. Una era que rinda homenaje sincero a sus Héroes dándole a las Fuerzas Armadas el lugar el reconocimiento y el apoyo que se merecen”.
No hay reconciliación posible con quienes secuestraron y mataron a nuestros hermanos a cuenta del imperialismo como parte de su plan Cóndor. Qué aun hoy no dicen dónde están más de 300 niños apropiados. Deben ser todos condenados. Al igual que los que ordenaron y se beneficiaron con el golpe y siguen impunes.
Milei es un ser despreciable, se cansó de celebrar a Margaret Tatcher y desconocer nuestra soberanía sobre Malvinas. Cuanto antes derrotemos su política antinacional mucho mejor.
(nota de MASAS n°454)