Histórica movilización nacional en defensa de la Universidad y la educación pública
Es parte y expresión de todas las luchas de los últimos meses que empezaron inmediatamente asumió Milei con sus ajustes violentos y la amenaza de represión. Es la continuidad del 20 de diciembre, del 27, del paro activo del 24 de enero, de las movilizaciones del 8 y 24 de marzo y las innumerables movilizaciones de los movimientos de desocupados, de los trabajadores estatales resistiendo los despidos, de numerosos sindicatos enfrentando los despidos y exigiendo que se cumplan los acuerdos paritarios.
Una de las movilizaciones más numerosas de las últimas décadas que en las primeras horas pretendió ser minimizada por los principales medios de comunicación en forma coordinada hasta que no tuvieron más remedio que reconocer su magnitud.
Las banderas democráticas, como la educación pública universal y gratuita, son esenciales. No encuentran solución dentro de los estrechos, cada vez más estrechos, márgenes del capitalismo en descomposición. La lucha en defensa de la Universidad contra su destrucción, en defensa de la educación pública, está expresando todas las banderas democráticas amenazadas por este gobierno.
Milei es la versión extrema de este ataque, pero todos los gobiernos han contribuido de distintas formas a su destrucción, promoviendo el crecimiento de la educación privada, con gran participación de las iglesias,
La extraordinaria movilización es expresión del frente antiimperialista. La adhesión de la CGT y las CTA, la presencia de delegaciones sindicales, sus banderas al frente de la movilización, son clara señal del cambio de la situación política.
Los oradores en Buenos Aires no pudieron dar expresión a ese movimiento que los superó, como a los convocantes. Las masas tomaron la convocatoria en sus manos, cantidad de organizaciones estudiantiles, sindicales, políticas, de derechos humanos, enorme cantidad de participantes sin organización definida, de todas las edades, de todos los sectores oprimidos.
Llamó la atención que ninguno de los oradores llamara a movilizarse el 1° de Mayo, ni a garantizar el paro general del 9 de Mayo.
La respuesta del gobierno aturdido, sorprendido y visiblemente golpeado fue acusar de política la marcha, (como si semejante movilización pudiera no serla), de ser utilizada por la oposición que quiere golpear al gobierno, que no comunicó bien su respuesta a los reclamos que venían haciendo las universidades, que auditaría sus gastos, que se adoctrina, y varias tonterías más que debieron empezar a rectificar por ridículas. Renunciaron más funcionarios en estos días, otros debieron ser trasladados.
Su ataque discursivo y concreto contra la Universidad fue muy claro. Había anunciado que “la educación dejará de ser gratuita y obligatoria” negando que fuera “un derecho”. Recientemente afirmó que “la educación pública había hecho mucho daño, lavando el cerebro de la gente”. Ante el reclamo universitario el ministro Caputo afirmó que se trataba de “berrinche” la defensa de la Universidad. El responsable del gobierno en el tema propuso “hacer mierda el sistema público de educación superior” congelándole el presupuesto.
El Gobierno creyó que amenazando a los rectores, provocándolos, utilizando los medios de comunicación para difamarlos, lograría dividir y contener la movilización. Ese recurso habitual volvió a naufragar. Fracasó también con sus amenazas de reprimir que debieron abandonar ni bien percibieron la extraordinaria magnitud de la movilización. Seguramente entre esa multitud hubo quienes votaron a Milei o tenían alguna ilusión de que habría un cambio positivo, hasta hubo legisladores oficialistas en la movilización y también del PRO.
El documento leído por la dirigente de la FUA denuncia: “La Universidad Pública argentina atraviesa un período crítico como consecuencia de las políticas implementadas por el gobierno nacional… Nuestras universidades han sufrido un fuerte ajuste en términos reales en los denominados gastos de funcionamiento; la partida que mes a mes el Poder Ejecutivo envía a las Universidades para que puedan funcionar (mantener edificios, realizar obras, sostener programas de becas, residencias y comedores, incentivar el desarrollo científico, financiar hospitales, laboratorios y proyectos de investigación, y pagar servicios básicos, alquileres, seguros y la protección de sus sedes). Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022. El incremento del 70% de estas partidas, dispuesto para el mes de marzo, más el reciente anuncio, en el marco de esta convocatoria, de un 70% adicional, constituyen un aliciente aún insuficiente en tanto la inflación fue de un 300% en el mismo período de tiempo”.
También reclama: “Cabe destacar que más del 90% de lo que el Estado invierte en la Educación Superior se destina al pago de salarios de quienes trabajan como docentes y no docentes en las universidades. En estos últimos meses, el salario de las trabajadoras y trabajadores ha perdido 50 % respecto de la inflación. Este deterioro salarial se hermana con el del resto de los sectores del mundo del trabajo. Ello lleva a retomar consignas de hace más de 20 años: ¡Ningún trabajador o trabajadora de las universidades nacionales por debajo de la línea de pobreza!
“Reivindicamos los Convenios Colectivos sectoriales – docentes y no docentes – y el espacio paritario nacional con participación plena del Gobierno Nacional, quien hasta ahora malversa su participación, imponiendo aumentos paupérrimos de manera unilateral. De esta manera, se cancela de hecho la negociación colectiva, pilar del diálogo social, y uno de los principios y derechos fundamentales del trabajo reconocidos por la OIT. Exigimos paritarias libres, sin techos, para garantizar salarios acordes a la situación inflacionaria y que permita recuperar con urgencia lo que se ha perdido. Sin salarios dignos de docentes y no docentes, la universidad pública es inviable. También es indispensable que se mejore de manera urgente la situación de las jubiladas y jubilados que atraviesan otro período de pérdida salarial, y que se restituya inmediatamente el FONID para toda la docencia inicial, primaria, media, terciaria y preuniversitaria. Rechazamos la política de ajuste y disciplinamiento. La comunidad universitaria se organiza, resiste y se solidariza con todos los sectores que hoy atraviesan una situación similar o peor por afrontar despidos masivos.
“… los sectores científico-tecnológicos y de investigación nacionales atraviesan uno de los momentos más críticos de su historia”.
“…La ciencia y la tecnología forman parte de la Universidad Pública ya que la investigación es uno de sus pilares. Muchas investigadoras e investigadores no llegan a fin de mes y carecen de información cierta sobre la posibilidad de continuar con sus proyectos por los recortes en Conicet, así como en Institutos dependientes de las Universidades. La ciencia y tecnología son aspectos sustanciales para la producción de soberanía, desarrollo y progreso. “Un país que no invierte en ciencia, renuncia a su soberanía”
El documento completo debe ser difundido y debatido por los estudiantes. La destrucción de la Universidad y la Educación Pública en general corresponde a la decadencia de la clase burguesa que ha renunciado a defender a la Nación, su soberanía, privilegiando los intereses de los banqueros nacionales e internacionales, de las multinacionales. Esto es irreversible y se transmite a las instituciones y partidos políticos del sistema.
Sólo la clase obrera y la mayoría oprimida están interesados en avanzar en ciencia y tecnología, en poner la universidad al servicio de la industrialización del país.
La lucha debe seguir hasta arrancar el presupuesto necesario, hasta conquistar los sueldos que corresponden, como denuncian y reclaman los trabajadores docentes, no docentes, y los estudiantes. Esto sólo será posible entroncando con la lucha de todos los trabajadores, ocupados y desocupados, apoyados en los métodos de acción directa de masas. Sin confiar en el Congreso o la Justicia, sin esperar a las elecciones.
(Nota de MASAS n°456)