La clase obrera sigue siendo el sujeto histórico de la revolución

Bajo el capitalismo la contradicción fundamental es entre la clase obrera y la burguesía, entre los explotadores y explotados. Estos son los polos opuestos y excluyentes de esa contradicción como se puede comprobar todo el tiempo, en todo el mundo.

Las clases y capas medias, oprimidas, pueden ser arrastradas por la burguesía, paralizadas, inmovilizadas, o hasta tener actitudes claramente antiobreras y antinacionales, y en determinados períodos se radicaliza, se suma a la lucha de la clase obrera o empuja a la clase obrera a la lucha porque ya no puede soportar sus condiciones de vida y se convierte en un aliado fundamental para la clase obrera. En situaciones normales esas clases medias actúan como amortiguadores de la lucha de clases.

El interés de los capitalistas, de la burguesía, es defender e incrementar su propiedad privada, incrementar sus ganancias, pasando por encima de las fronteras nacionales, de aplastar a otros capitalistas, de apelar a dictaduras sangrientas, a las guerras o a regímenes de formas democráticas. Sus sectores más parasitarios tienen cada vez más poder en el comando de los Estados, intentan escapar a todas las regulaciones y controles que alguna vez tuvieron para preservarse.

El capitalismo se encuentra en su última etapa, el imperialismo, el capital financiero, en decadencia y descomposición. No puede ser reformado. Una ínfima minoría de países oprime y domina a la enorme mayoría. Crece la especulación y el parasitismo y un número insignificante de empresarios es dueño de los bancos, de las grandes corporaciones internacionales, cada vez más concentrados. El capitalismo hace más de un siglo que no puede desarrollar las fuerzas productivas, su existencia es sinónimo de crecimiento de la desocupación, precarización y hambre en todo el mundo. El armamentismo, el narcotráfico, la trata de personas, ocupan un lugar preponderante entre sus negocios. El crecimiento de la economía en una rama de la producción o en un país es en desmedro de la economía en otras ramas o en otros países.

El capitalismo en descomposición, agotado, no caerá por sí solo, hace todo lo posible para sobrevivirse y transforma sus guerras comerciales en guerras bélicas que provocan millones de muertos y destrucción de viviendas, hospitales, escuelas, puentes, rutas, fábricas, la migración forzada de millones de familias. Crece el armamentismo y colocan en peligro la propia existencia de la humanidad.

El intelectual Jorge Alemán tiene cierta influencia sobre el progresismo, sobre la llamada izquierda peronista, por eso es importante prestar atención a sus opiniones.

Dice Jorge Aleman: “En la mundialización actual del capitalismo financiero el llamado ‘sujeto histórico’ ha dejado de existir. La idea de una clase social objetiva y oprimida y a su vez predeterminada para una transformación histórica ya no es más operativa. La fragmentación de lo social, las distintas figuras del individualismo contemporáneo, la intervención de las tecnologías en la producción de subjetividades hace imposible que comparezca lo que anteriormente se denominaba el sujeto histórico”.

La realidad le demuestra lo contrario. Debe conocer perfectamente la experiencia formidable de la clase obrera francesa del año pasado ya que vive muy cerca. Las huelgas generales el año pasado, garantizada por 8 centrales sindicales, arrinconaron al gobierno de Macron que tuvo que recurrir a un recurso dictatorial para imponer su reforma jubilatoria, con un enorme costo político. Las luchas en Inglaterra, Alemania, Italia, muestran la vitalidad del movimiento obrero. Los cientos de conflictos obreros en EE.UU. en el último año también son una importante demostración, crece la sindicalización. Lo habrá visto a Biden yendo a los piquetes de los obreros metalúrgicos o antes de los choferes de correos o antes apelando al Congreso y a la intervención de su gobierno para impedir la huelga de los ferroviarios.

Si no fuera tan decisivo el papel de la clase obrera en la lucha de clases no habría tanto interés de la burguesía en ilegalizar a sus sindicatos, sus asambleas, a los delegados, en tratar de impedir el derecho a huelga, a ocupar los establecimientos, en romper el financiamiento sindical. El “sujeto histórico” no ha desparecido para la burguesía, aunque a veces le aparezca como una sombra o como un fantasma y aunque los intelectuales quieran desconocer su existencia. Baste con recordar el gran frente de empresarios, gobierno y burocracia para derrotar la lucha de los obreros del neumático el año pasado, que hasta especularon con importar cubiertas para romper la huelga cuando no había dólares en el país. Recordamos también cómo funciona ese frente ante cada lucha que amenace el circuito productivo en Vaca Muerta. Actuando colectivamente, como clase, con sus métodos, conserva todo su poder, es la clase que crea la riqueza apropiada por una minoría.

Ese poder que se desdibuja, “ya no es operativo”, cuando se niega la lucha de clases y se reemplaza por el conteo de votos y entonces sí, aparece fragmentada. En el terreno electoral la clase obrera se desdibuja atrapada entre variantes patronales y votando individualmente.

Queda clara la preocupación de Alemán cuando dice: “En cambio si entendemos por ‘sujeto político’ a un conjunto de fuerzas articuladas alrededor de un proyecto político que se oponga a la dominación neoliberal y cuyo estatuto es siempre contingente, podemos aceptar el término”. “Deja de existir” para Alemán el “sujeto histórico” para reemplazarlo por un ideal de “sujeto político” policlasista que tenga por norte enfrentar al neoliberalismo, sin hacer un balance de las experiencias de ese tipo en las últimas décadas creyendo que derrotando a Macri o Menem en las elecciones se derrotaba al neoliberalismo. Terminar con la dominación neoliberal significa dar marcha atrás con la entrega de las empresas estatales, dar marcha atrás con la provincialización de la educación y la salud, desconocer la deuda externa y al FMI. Alemán sólo defiende el capitalismo creyendo que se lo puede reformar, humanizar. Sólo la clase obrera se enfrenta en concreto con el neoliberalismo.

“Las tres cuestiones que se plantean en la Argentina actual son, primero, si el tronco central en el que el sujeto político se debe sostener es el peronismo; segundo, si en ese peronismo el kirchnerismo es su clave determinante; tercero, si el peronismo aún está abierto a otra vuelta de tuerca que lo proyecte más allá de sus identidades históricas, como se advierte en una nueva pero experimentada generación de dirigentes”.

En esta afirmación clarifica aún más que su sujeto es un movimiento que defiende el capitalismo, que se somete cada vez más a los dictados del capital financiero, a reconocer la deuda fraudulenta y el programa del FMI, que no están dispuestos a revertir las reformas neoliberales que precarizaron fuertemente la economía nacional. Cada vez más lejos de las banderas fundacionales.

Su deseo es que la clase obrera se exprese políticamente a través del peronismo, pero lo que sucede es que la clase obrera choca contra sus políticas, se empieza a independizar y en la medida que lo logre podrá materializar su objetivo histórico: el sujeto haciéndose cargo del conjunto de la sociedad, de la mayoría oprimida.

“Estos dirigentes, al estar realizando la experiencia inédita de vivir bajo un proyecto de ultraderecha neoliberal, van probando en cada una de sus intervenciones un nuevo horizonte para sus apuestas políticas”.

Estos dirigentes están perdidos, en la primera hora del gobierno llamaron a “respetar la decisión popular”, la “democracia”, “ganó con el 56% de los votos”, “hay que darle tiempo”, “el paro general es apresurado”. Fueron arrastrados a las calles por la clase obrera, por los oprimidos, por cientos de miles y millones que ganaron las calles diciéndoles que la respuesta es ahora, que no hay que esperar a que hagan su luto electoral. Sin embargo, todos ellos piensan con una urna metida en su cabeza. La respuesta a Milei y su política está en la lucha de clases, con los métodos y la organización de la clase obrera a la cabeza.   

“Si nada de esto ocurre, dado que no es obligatorio que suceda, la Argentina que hemos conocido se irá desvaneciendo”.

Se refiere al papel que quisiera que ocupe el peronismo. Si así ocurre sin duda que la Argentina se seguirá desvaneciendo.

(Nota de MASAS n°456)

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