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Para derrotar a Milei y las corporaciones: salgamos de este encuentro con un programa obrero para disputar la dirección de nuestros sindicatos

Declaración del POR ante el Encuentro nacional de sectores combativos y la izquierda

El gobierno de Milei es un gobierno de las grandes corporaciones nacionales y extranjeras acatando el acuerdo del FMI y decidido a cumplir el plan de pagos de la deuda externa fraudulenta. En pocos meses agravó la caída del poder adquisitivo de los salarios, las jubilaciones, los planes, que provocó más de 200 mil despidos, miles de suspensiones y mayor precarización laboral, que redujo fuertemente los presupuestos, incrementando la pobreza y la indigencia. Estamos frente a un gobierno débil, en la medida que es incapaz de ilusionar a las masas con su programa y sabe que tiene que imponer dictatorialmente sus políticas en contra de la creciente resistencia popular.

La oposición burguesa insiste en que la salida es prepararse para las elecciones del 2025 y 2027 en que hay que derrotarlo electoralmente, y que hay que preparar un gran frente antiMilei. Es importante que el movimiento de resistencia sea seamos conscientes de este peligro. La dirección de la CGT y las CTAs y los organismos de derechos humanos que forman parte importante de la resistencia contra el gobierno plantean que la salida política deberá ser en elecciones. Ninguna confianza en las instituciones del régimen, ni en el Congreso, ni en las elecciones, ni en constituyentes o cualquier salida institucional que se les ocurra.

Los oprimidos han dado sobradas pruebas de voluntad de resistencia con paros generales, paros parciales, movilizaciones multitudinarias desbaratando la represión y las amenazas. Una gran lección a toda la politiquería burguesa, pero con una debilidad: la crisis de dirección revolucionaria.

Son muchos años de parálisis, de desmovilización, de pérdida de conquistas. Las direcciones acordaron con los gobiernos, los partidos patronales y los empresarios para entregar las conquistas de las masas. Hoy las masas se pusieron en movimiento e intervienen como pueden, con las organizaciones que tienen. Tras el masivo cacerolazo de diciembre, las direcciones de las centrales sindicales se vieron obligada a ejecutar en los hechos un plan de lucha que incluyó 2 paros generales y masivas movilizaciones contra este gobierno convirtiéndose en el principal canal de movilización de masas.

La crisis de dirección se expresa de manera concreta en la falta de asambleas en los lugares de trabajo, en la burocratización de nuestros sindicatos, en los masivos procesos de desafiliación por la traición de las direcciones. Años de traiciones han debilitado nuestras organizaciones sindicales. Hoy tenemos la tarea de recuperar nuestras organizaciones, reconstruir esa unidad fracturada por las mezquindades de las direcciones. Retomar las mejores tradiciones de organización, las asambleas, los delegados, las comisiones internas que nos representen, los plenarios para debatir en nuestros sindicatos un pliego de reivindicaciones y el plan de lucha para imponerlo.

¿Cómo conquistar la independencia política?

Siendo los más consecuentes ante las tareas planteadas por la situación política. Estamos ante un gobierno que ha declarado la guerra a todos los oprimidos y debemos responder en unidad. Se comete un grave error cuando se piensa que dividir los sindicatos, aislar a los activistas de izquierda en columnas independientes o sabotear las convocatorias de la CGT son el camino para conquistar la independencia política. Ese camino sólo debilita al movimiento obrero, cada plan de lucha fallido de las centrales sindicales es un golpe contra todos los oprimidos.

Hemos visto en varios sectores cómo la burocracia ni siquiera convoca a sus propias medidas. La mejor forma de pelear contra la burocracia es militando estas medidas desde abajo, llenarlas de activistas, de trabajadores de base hasta poder volverles a tomar el palco como en 2017.

La lucha contra la burocracia tiene que ser política y no simplemente organizativa. El documento de convocatoria a este encuentro enfatiza las medidas de lucha y la exigencia del plan de lucha, pero está ausente qué es lo que le oponemos a la propuesta económica del gobierno. Está ausente la política obrera que contrapone al ajuste y al libre mercado la centralización de la economía bajo control obrero. No podemos limitarnos solamente al rechazo al DNU y a la Ley Ómnibus.

 La clase obrera argentina ya se ha planteado esta cuestión en el pasado y ha dado avanzados programas aprobados por sus centrales sindicales como lo han sido los programas de la Falda y Huerta Grande, que no se concretaron por la ilusión de que el nacionalismo burgués podría realizarlos. Debemos aprender de esta experiencia, planteando con claridad que la clase obrera tiene que tomar el poder para concretar estas medidas.

Desde nuestra perspectiva, tenemos que salir de este encuentro armados con estos programas históricos, con la conciencia de que los mismos no se concretarán por vías institucionales. Sólo en las calles, con la huelga general, con las fuerzas de los oprimidos con nuestra organización. Solamente recuperando la confianza en nuestras fuerzas, construyendo nuestros propios órganos de poder, destruyendo el Estado de la burguesía mediante una revolución que ponga a la clase obrera en el poder podremos concretar este programa.

Programa de Huerta Grande (1962):

  1. Nacionalización del sistema bancario.
  2. Implantación del control estatal sobre el comercio exterior.
  3. Nacionalización de los sectores claves de la economía: petróleo, electricidad, siderurgia, frigoríficos.
  4. Expropiación sin compensación de la oligarquía terrateniente.
  5. Desconocimiento de los compromisos financieros internacionales firmados a espaldas del pueblo.
  6. Prohibición de toda importación competitiva con la producción nacional.
  7. Prohibición de toda exportación directa o indirecta de capitales.
  8. Control obrero sobre la producción.
  9. Apertura de los libros comerciales para permitir el contralor de los costos y evadir la evasión impositiva.
  10. Planificación integral de la economía estableciendo prioridades y topes mínimos y máximos de producción

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