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Se aprobó en el Senado la Ley Bases de Milei y las grandes corporaciones. Movilizaciones masivas de rechazo en todo el país y fuerte represión

Las políticas de violento ataque a las condiciones de vida y de trabajo, de saqueo del país, encontraron fuerte resistencia desde el principio, con paros y movilizaciones extraordinarias en todo el país. El Protocolo represivo no pudo contener la bronca y la resistencia general. Esa fuerte resistencia hizo retroceder al Gobierno, que insiste con sus políticas y logró hacer aprobar en el Senado la Ley Bases.

Esta Ley reducida a poco más de 200 artículos y con importantes modificaciones que hicieron hasta el último minuto para garantizarse los votos, sigue siendo una Ley antinacional y antiobrera. El gobierno con sólo 7 senadores logró la aprobación, alcanzando los 36 votos necesarios. Contribuyeron los bloques del PRO, radicales, provinciales y también senadores peronistas.

Los grandes medios de comunicación trabajaron para que el Gobierno pueda avanzar con su política, reclamando que tenga las “herramientas” para gobernar. Como si no supiéramos qué objetivos tiene el Gobierno, como si ya no hubiera hecho tanto daño con sus decisiones. Pedían que le aprueben “las leyes que necesita”. Aseguran que así vendrán las inversiones. Buena parte de los gobernadores y legisladores acompañan esta exigencia de las grandes corporaciones nacionales y extranjeras, de los buitres del capital financiero. No representan a sus votantes, representan a ese poder económico que quiere aprovechar la crisis para avanzar con la rapiña, con el saqueo.

El Gobierno utilizó todos los recursos del Estado para comprar voluntades, escandalosamente compró el voto de la senadora neuquina Lucila Crexel que ya designaron en la Unesco en Paris con sueldo y viáticos extraordinarios. La maquinaria de la corrupción funcionó a pleno ofreciendo financiación de obras en las provincias que previamente cancelaron. Senadores denunciaron extorsión y amenazas para condicionar su voto. Como ya ocurrió en el pasado con la “banelco” o con los “diputruchos”. Las empresas contribuyen a ganar los votos y las voluntades de los gobernadores, su presión es muy fuerte. Los partidos políticos, las instituciones, están podridos y descompuestos.

Desde el día anterior se montó un vallado enjaulando al Congreso para que nadie se pudiera acercar, y con una fuerte presencia de las fuerzas represivas, muy agresivas contra los manifestantes, y con graves provocaciones que tenían como objetivo despejar las Plazas para cuando llegar el momento de la votación. El costo político de esa brutal represión es extraordinario, las imágenes recorrieron el mundo rápidamente mostrando un gobierno dictatorial, desesperado, golpeando a mansalva a los manifestantes, incluso gaseando a diputados que se acercaban pacíficamente a dialogar con los represores.

Al mediodía las Plazas ya estaban colmadas, toda la Avenida de Mayo hasta la 9 de Julio ocupada por los manifestantes con columnas que esperaban poder ingresar. Otras columnas intentaban ingresar desde Callao o Entre Ríos, otras por las calles laterales. Se mezclaban las columnas de organizaciones piqueteras peronistas y de izquierda, sindicatos combativos y dirigidos por la burocracia. Los metalúrgicos de la UOM hicieron una columna con delegaciones de numerosas seccionales. Los gremios aeronáuticos armaron su columna sobre Rivadavia. La decisión represiva fue vaciar las Plazas con carros hidrantes, con gases, balas de goma, provocando cantidad de heridos y detenidos.

Sólo un gobierno miserable, desconcertado y a la deriva, puede lanzar la acusación de terroristas a los manifestantes, que habrían querido dar un golpe. Declaraciones peligrosas que repudiamos.

Las centrales sindicales, CGT y CTAs deben responder inmediatamente con la convocatoria a un paro general de repudio a la represión brutal contra los trabajadores, los movimientos piqueteros, contra la juventud y convocando a toda la población a manifestarse contra semejante ataque a las libertades democráticas. No es con declaraciones y discursos que se detiene la represión.

La crisis del gobierno de Milei es la de toda la burguesía, del capitalismo que está agotado. Cada día agrava nuestras condiciones de vida y de trabajo, nos lleva a la barbarie. La pueblada protagonizada por el pueblo misionero que arrancó por los más básicos reclamos salariales y contra los tarifazos se transformó en rebelión política que cuestionó al gobierno y la legislatura y quebró el poder represivo del Estado. Es un anticipo de la rebelión en otras provincias. 

La movilización y el rechazo popular es muy importante, en todo el país, pero sepamos que hay intereses económicos poderosísimos que trabajaron para conquistar los votos para su Ley. No teníamos ninguna expectativa en que la Ley pueda ser derrotada en el Congreso, que es una cueva de bandidos. Sólo la acción directa de masas puede garantizar la derrota de las políticas de Milei.

Llamamos a confiar en nuestras propias fuerzas, en nuestra organización, en nuestros propios métodos de lucha. Sigamos preparando desde las bases las condiciones para que los paros y movilizaciones sean cada vez más potentes. Con plenarios, reuniones y asambleas, eligiendo a los mejores delegados, recuperando los sindicatos para la lucha, debatiendo cómo nos preparamos para gobernar, para terminar con el hambre y la pobreza, con la desocupación y la precarización laboral, para recuperar los salarios y las jubilaciones.

La CGT y las CTAs deben convocar a un paro nacional activo para terminar con las políticas antinacionales y antiobreras de ese puñado de grupos económicos poderosos, del capital financiero, que respaldan a Milei. Debemos preparar fuertemente desde las bases esta larga lucha.

Rechazamos toda idea de que a Milei haya que derrotarlo en las elecciones del año que viene o dentro de 3 años, rechazamos toda idea de reemplazarlo “institucionalmente”, o que el camino sea de una alianza en el Congreso.

Para que no desvíen nuestra lucha y nos lleven a una nueva frustración debemos tomar el poder en nuestras propias manos, para desconocer la deuda externa y el programa del FMI, para recuperar todos los recursos energéticos, mineros, los ríos, los puertos, etc. para terminar con el parasitismo de los bancos y la oligarquía terrateniente. La clase obrera y la mayoría oprimida debemos poner en pie un frente único antiimperialista que luche por esta política que nos independiza políticamente de la burguesía. 

13 de Junio 2024

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