Avance de la Reforma Educativa en Buenos Aires: Kicillof elimina el derecho a repetir en la escuela secundaria
La modificación en el sistema de acreditación del nivel secundario en la provincia de Buenos Aires viene a proponer a los alumnos: “lo que aprobaste no lo tenés que recursar porque es un derecho” (sic. Sileoni, ministro de educación de la provincia de Buenos Aires). Las razones del Ministerio, es que la repitencia que supone que volver a hacer un año de secundaria, por segunda o tercera vez, o más, no demuestra mejores aprendizajes. Señalan que, por el contrario, la repitencia conduce a la deserción, al abandono de la escuela. También dicen que esta modificación está vigente, de modo similar, en otras provincias del país. Por último, también se sostiene que los organismos internacionales no avalan la repitencia, y que el “mundo” está yendo en esa dirección. No es menor destacar que esta reforma se aprobó de modo unánime por el Consejo General de Cultura y Educación, órgano compuesto por representantes de diferentes partidos políticos.
Además, por un lado, queda en claro que las motivaciones para una modificación de este tipo es contrarrestar la deserción escolar en la secundaría. Sin embargo, lejos parece estar esta estrategia cuando ignora las condiciones materiales de vida de quienes asisten a las escuelas estatales, en especial de quienes están más expuestos a abandonar la escolarización. El alumnado proviene en su mayoría de familias con recursos económicos escasos o inexistentes, sumidas en la pauperización, con trabajos informales o formales de bajos salarios.
Por otro lado, la implementación de esta medida del Ministerio de Educación carece de credibilidad, cuando prometen que harán reformas edilicias, crearán escuelas y nombrarán más de mil cargos docentes y directivos para cumplimentar su objetivo. La realidad es que la escuelas en provincia de Buenos Aires están en un estado calamitoso, hoy por hoy faltan cubrir cargos docentes, y la desidia estatal sigue reforzando la huida hacia las escuelas privadas. Si hoy existe una merma en este punto, solo es debido a la lógica del ajuste económico nacional, pero que la provincia también implementa bajo el disfraz del progresismo. Es esta modificación esencialmente administrativa que busca autoproclamarse como un paso más en el progreso social, siendo en verdad una estafa, puesto que no va más allá de hacer un enroque de piezas formales sin siquiera rozar la realidad catastrófica en educación, y en la sociedad en general.
La crisis educativa del país viene de arrastre con la crisis mayor del capitalismo mundial hoy en decadencia. En los países de capitalismo atrasado como el nuestro, semicolonias de los países imperialistas, la educación estatal principalmente se vuelve un gasto innecesario dado que las clases dominantes han abandonado el proyecto de un país industrial. Justamente, el sistema educativo nacional tuvo su momento de mayor prestigio cuando hubo un desarrollo industrial fuerte. Hoy ya no es necesario formar –educar- obreros calificados para todas las áreas de la producción industrial, porque el sector productivo nacional está en franco deterioro.
Sin embargo desde el POR criticamos la propuesta de quitar la repitencia como reforma concreta que sigue los lineamientos de los organismos imperialistas. Defendemos el derecho a la repitencia, y denunciamos que su eliminación es un paso más en la degradación de la escuela y el rol docente. La razón por la que los pibes no aprenden y dejan la escuela es por la crisis capitalista, por el hambre y la desocupación, por la falta de perspectiva. Eliminar la repitencia es negarles el derecho a la educación, es engañar, es debilitar a los pibes en su formación y dejarlos en una situación aún peor de la catástrofe que ya es la educación actual.
Desde una perspectiva dialéctica, la educación burguesa expresa el conocimiento abstracto sobre el mundo, y la enseñanza es por tanto abstracta. Aprender es un ejercicio abstracto, y esto es una herramienta necesaria, aunque no suficiente, para el verdadero objetivo de transformar la realidad. Esto lo lograremos cuando la educación sea fruto de un sistema productivo donde todos formemos parte del proceso de transformación de la naturaleza y la sociedad. Este ejercicio que no es sólo abstracción, sino teórico-práctico, una praxis, no requiere de repitencias ni evaluaciones, sino de orientar la transformación en función de los obstáculos que nos presente la propia realidad.
El POR lucha por una educación como parte esencial en la vida de la sociedad, una sociedad que tiene que recuperar las conquistas de la educación laica, estatal, de un sistema educativo plenamente estatal. La crisis de la educación tiene su raíz en la caducidad del sistema capitalista, un sistema que hoy es incapaz de ofrecer un futuro a la niñez y a la juventud. La crisis educativa no encontrará solución en este sistema que no es capaz ni siquiera de garantizar el derecho al trabajo a las nuevas generaciones. Es urgente una educación sobre nuevas bases: la industrialización del país, la creación de los millones de puestos de trabajo que hacen falta, el reparto de horas de trabajo contemplando su importancia en el proceso educativo, en resumen, la vinculación de la educación a la producción social sobre la base de la planificación de la producción. Planificación que sólo será posible sobre la base de la socialización de los medios de producción.
(Nota de MASAS n°459)