Se agrava la crisis económica y política
La catástrofe social se profundiza
Crece la desocupación oficial al 7,7% en el primer trimestre (5,7% en el anterior registro) y afecta a 1,7 millones de personas en todo el país. Hay que sumar los trabajadores “subocupados” que según el Indec son un 10,2%. Estos datos serán peores en el segundo semestre.
Según datos oficiales en tres meses se perdieron 280.000 puestos de trabajo de los cuales 100.000 son registrados y el resto informales o monotributistas.
Estos cálculos reflejan muy parcialmente el problema de la desocupación porque se calculan sobre una población económicamente activa de 14,2 millones de personas sobre un universo de 29,6 millones (48%), esto quiere decir que más de la mitad no buscan trabajo, mostrando una desocupación crónica, estructural, que viene creciendo desde hace muchos años y se agrava en estos últimos meses.
De los 13,1 millones de trabajadores ocupados 9,8 millones son asalariados y del resto la mayoría son “cuentapropistas”. La gran mayoría de los monotributistas son trabajadores precarizados, sin cobertura médica.
En el primer semestre del año se han sumado más de 300.000 nuevos trabajadores desocupados. En los primeros 4 meses del año se cerraron 340.000 cuentas bancarias donde se acreditan los sueldos.
A la desocupación y subocupación hay que sumar decenas de miles de trabajadores suspendidos por la fuerte caída de la producción. Y la nueva tanda de trabajadores del Estado que están siendo despedidos como parte del ajuste.
La desocupación se ha convertido en el principal problema para la mayoría, aún más que la inflación.
Crece la pobreza. La Universidad Católica Argentina estimó que en el primer trimestre de 2024 la pobreza afectó al 55,5% de la población, mientras que la indigencia aumentó al 17,5%. “En el primer trimestre de 2024, 24,9 millones de personas residentes en áreas urbanas del país habrían estado en situación de pobreza (por debajo de la Canasta Básica Total), entre las cuales, 7,8 millones de personas en estado de pobreza extrema o indigencia (por debajo de la Canasta Básica Alimentaria)”. Estos indicadores son peores para el segundo trimestre del año.
Para nosotros la pobreza supera el 90% de la población porque tomamos como referencia el costo de la canasta familiar, que incluye el costo de los alquileres y otros rubros no incluidos dentro de la canasta básica.
Los alquileres, cuyos valores han sido liberados, consumen gran parte del salario de un trabajador. No puede omitirse en el cálculo de la canasta.
Un rasgo del empobrecimiento es la fuerte caída del consumo como consecuencia de la caída del poder adquisitivo. Como ya hemos señalado cae fuertemente el consumo de pan, leche y carne. Pero también cae la venta de medicamentos, entre 9 y 10 millones menos de unidades que el año pasado, incluyendo los recetados.
Así como crece la pobreza crece la riqueza de una minoría que sigue ganando como en cualquier crisis.
El discurso del Gobierno es que ha logrado “bajar” la inflación que él mismo provocó con la monumental devaluación del peso en diciembre. La realidad es que los precios de los productos esenciales siguen subiendo, no con la misma intensidad que entre noviembre y marzo, pero siguen subiendo y erosionando el poder adquisitivo de la población.
La nueva suba de los precios de los combustibles afecta al resto de las mercancías. Igual que afectarán los nuevos tarifazos que vienen postergando y los aumentos de los servicios de telefonía e internet que quedaron liberados y la medicina prepaga que podrá seguir incrementando su facturación y que afecta mayoritariamente a los trabajadores monotributistas que no tienen obra social sindical.
Además, la fuerte suba del dólar en las últimas semanas dispara la preocupación de que le seguirá una nueva remarcación de precios. Como siempre ocurrió.
También es falso el discurso del Gobierno de que “lo peor ya pasó” y que “hay indicadores de que la economía vuelve a crecer”. Todos los indicadores de la economía real muestran una fuerte caída excepto el agro y la explotación hidrocarburífera. Sin esos sectores la caída promedio del PBI es del 9%, y mucho mayor en los sectores industriales.
La propaganda de que el gobierno ha logrado varios meses consecutivos de superávit fiscal oculta el fenomenal crecimiento de la deuda pública en más de 50.000 millones de dólares. Oculta que el principal recorte del gasto han sido las jubilaciones, los salarios estatales y los presupuestos, paralizando la obra pública. Oculta también que la recesión que ha provocado hizo caer la recaudación fiscal (15% en términos reales en comparación con 2023) y no tiene cómo hacer frente a los vencimientos de la deuda. Para sostener el superávit fiscal debería hacer nuevos ajustes.
El objetivo más importante del Gobierno era mostrar que podía hacer el ajuste, generar superávit fiscal, comprar dólares y demostrar que podría pagar la deuda externa fraudulenta. Esos números positivos deberían hacer subir la cotización de los bonos de la deuda externa, bajar el llamado “riesgo país”, y conseguir condiciones para refinanciar los vencimientos de la deuda externa.
La realidad es los exportadores agropecuarios presionan por una mayor devaluación para poder liberar las exportaciones que están reteniendo. Están en el nivel más bajo de los últimos 5 años. Por eso el Gobierno no pudo comprar los miles de millones de dólares que esperaba.
Pero el Gobierno no logra recomponer las reservas del Banco Central, creció el endeudamiento y muestra que el superávit fiscal no podrá ser sostenido, por lo tanto el capital financiero entiende que Argentina marcha a un default de la deuda, no podrá cumplir con el pago de la deuda a su vencimiento. Por eso nadie le presta un dólar. Por eso los bancos extranjeros recomiendan vender ya los bonos argentinos. Por eso vuelve a subir el riesgo país. Y por eso se dispara la cotización del dólar.
El Gobierno quedó acorralado por su propia política. El “campo” le exige devaluación para que ingresen los dólares de la cosecha y sabe al mismo tiempo que si devalúa los precios subirán fuertemente y se termina de un plumazo su discurso de que puede terminar con la inflación.
Estas son las razones por las que las “noticias positivas” del voto de la Ley Bases después de varios meses de idas y vueltas, la renovación del préstamo de China, la aprobación del FMI del desembolso de 800 millones de dólares para pagar la deuda con ellos mismos, no pudo tener un reflejo positivo en los sagrados “mercados” que ven aproximarse una tormenta financiera, que también será política.
Este fracaso anunciado, respaldado por todas las fracciones burguesas, por mayoría de gobernadores y legisladores, ha provocado un rápido agravamiento de las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría. Este fracaso es el producto del agotamiento del capitalismo que nos empuja a la barbarie a menos que antes terminemos con él.
Los oprimidos debemos debatir cómo conquistar el poder desalojando a la casta de parásitos, entregadores, vendepatria, corruptos e incapaces.
(Nota de MASAS n°460)