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Patrones felices, tienen más trabajadores disponibles para esclavizar

Así lo reproduce el diario La Nación en diálogo con Pablo Vernengo, director ejecutivo de Economías Regionales de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Dice: “Atrás quedaron los inconvenientes cuando, por la escasez de personal, las pérdidas alcanzaban hasta el 40% en tabaco, peras y manzanas que no podían recolectarse y otro tanto en cítricos con frutos que quedaban en los árboles sin poder juntarse”.

¿Por qué no conseguían trabajadores? Porque los salarios que ofrecían eran tan miserables y las condiciones tan precarias que los trabajadores no querían arriesgarse a perder su plan o preferían trabajar en la construcción, con mejores remuneraciones.

CAME afirma que, en las más de 30 producciones que monitorea la entidad, “las dificultades para hacerse de personal para las tareas de laboreos en sus fincas dejó de ocupar los primeros lugares en su enorme lista de problemas… por lo menos hay mano de obra disponible. Una buena para el sector”.

Antes, el trabajo registrado competía directamente con los planes sociales, pero ahora los tenedores de planes sociales se han dado cuenta que se les termina o van a tener muchos controles”. “Competía” dice el patrón porque los salarios que pagaban eran casi tan bajos como el importe que se cobraba por un plan.

Melania Zorzi, presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos (Fecier), confirmó esa realidad. “Este año uno ve acá en la zona cítrica cómo los colectivos salen de Concordia y se llenan. El año pasado era vergonzoso, en un colectivo venían 10 personas. Imagínate una cosecha de cítricos con 10 personas. El costo del movimiento diario de un colectivo es de más o menos $100.000 y era imposible amortizar con solo 10 personas cosechando”.

Gracias a Dios, este año ya se ha normalizado y ya tenemos cuadrillas de 20 a 25 personas. Si bien todavía no llegamos a las supercuadrillas de años exportables, donde teníamos hasta 40 personas por cuadrilla, pero la cosa va mejorando. Es verdad, hay mucha incertidumbre con los planes, hay menos asistencia en los comedores, también hay planes que no han aumentado. Todo eso hace que la gente visibilice que hay que trabajar. La línea es esa y se ve en la clase trabajadora también”.

Para los explotadores la amenaza de eliminación de los planes y los comedores, la tremenda desocupación que potenció el plan de Milei, es una bendición que empuja a los trabajadores a aceptar las peores condiciones laborales para poder sobrevivir.

Dice La Nación: “En el 2021 el Gobierno anterior firmó el decreto 514 que permitía articular un plan social con el trabajo rural registrado. Sin embargo nada cambió: la gente tenía miedo de no conservar la asistencia social y prefería no trabajar en blanco, por ende la mayoría de las economías regionales perdían gran parte de sus producciones”. Esto nos da una idea de qué salarios y condiciones laborales ofrecían estos empresarios.

La lucha por el derecho al trabajo debe ser generalizada, encabezada por los sindicatos, las centrales sindicales y los movimientos sociales. Por la reapertura de todas las fábricas y un plan nacional de obras públicas en manos de empresas estatales, para crear así puestos de trabajo genuino. Impedir la importación de todos los productos que se pueden fabricar en el país. Esta política industrial será impuesta por la clase obrera y la mayoría oprimida.

(Nota de MASAS n°460)

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