Reino Unido: aplastante derrota electoral de los conservadores
Las elecciones adelantadas en el Reino Unido terminaron con catorce años del Partido Conservador y Unionista en el gobierno, derrotado por el laborismo.
Perdieron 244 bancas (la Cámara de los Comunes cuenta con 650 escaños) respecto a la elección de 2019 que abrió paso al gobierno de Boris Johnson. Obtuvieron 121 bancas, uno de los peores resultados de su historia, la segunda peor derrota desde la 2da. Guerra Mundial.
Los conservadores pagaron electoralmente por las medidas de ajuste, el fuerte deterioro del sistema de salud; la elevada inflación que desató una gran oleada de huelgas en los últimos años; los escándalos por los privilegios de los funcionarios durante la pandemia; el Brexit, (la salida de la Unión Europea no se tradujo en beneficios para la población).
El laborismo capitalizó el rechazo a los conservadores, conquistando 412 bancas, 65% del total, (sumó 210 escaños), conquistando una mayoría absoluta que permitió que su dirigente Keir Starmer se convierta en primer ministro, reemplazando a Sunak. Es la mayor victoria desde Tony Blair en 1997.
El crecimiento del laborismo no es categórico en votos, ya que pasó del 32,1 al 33,8%. Los conservadores obtuvieron casi un 24% (un desplome con respecto al 43% del 2019, de 14 millones de votantes a 6,7 millones).
La diferencia en bancas es abultada debido a la división de la derecha, en un sistema que premia solo al candidato ganador de cada circunscripción. La extrema derecha racista del Reform Party, de Nigel Farage, tuvo un muy buen resultado, alcanza 4 diputados con un 14% de los votos (la tercera fuerza más votada). Farage, fue uno de los primeros promotores del Brexit. Fue el fundador del UK Independence Party (UKIP), luego del Brexit Party que se convirtió en Reform. Los conservadores habían discutido la posibilidad de incorporarlos a sus filas para atenuar la segura derrota electoral.
El nuevo primer ministro, Keir Starmer, expresa la derecha del laborismo. Starmer, desplazó a Jeremy Corbyn al frente del laborismo, apoya la guerra imperialista contra Rusia y a Tel Aviv sin condenar el genocidio israelí. Prometió permanecer fuera de la Unión Europea aunque están a favor de respetar la autoridad del Tribunal de Justicia Europeo. Las posiciones de Starmer sobre la cuestión Palestina explican su derrota en cuatro circunscripciones de fuerte peso de la comunidad árabe por parte de candidatos independientes propalestinos. Corbyn fue electo diputado, también como independiente de izquierda, en su campaña dijo representar a quienes «quieren un gobierno que, en la escena internacional, busque la paz y no la guerra, y que no permita que continúen las terribles condiciones que prevalecen actualmente en Gaza». Esos cinco diputados fueron perdidos por el laborismo. En las circunscripciones con una población de más de 15% de musulmanes los laboristas perdieron una media del 19,3% de los votos emitidos respecto a 2019.
El gobierno laborista cambiará poco y nada de los gobiernos conservadores que le precedieron, continuará con los ajustes. La mayoría reclama la reestatización de los servicios públicos, la recuperación del sistema de salud, elevar los salarios.
La crisis política no se resuelve, el capitalismo está agotado y en descomposición y se agravan las tendencias a extender las guerras en la que el Reino Unido es un aliado clave de EE.UU. en defensa de su hegemonía. Es evidente la crisis de dirección de la clase obrera. Es necesario avanzar en la tarea de construir el partido revolucionario de la clase obrera bajo la estrategia de la revolución y dictadura del proletariado, que termine con la dictadura del capital, de expropiar los grandes medios de producción, como paso para empezar a construir el socialismo. Partido que será parte de la IV internacional reconstruida.
(Nota de MASAS n°461)