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El RIGI ataca la soberanía nacional y a las comunidades Mapuches

Como venimos sosteniendo, el RIGI es la expresión de la entrega de soberanía nacional a las multinacionales, es una política abiertamente pro-imperialista que brinda garantías jurídicas para que las empresas inviertan, produzcan, modifiquen territorios y saquen los recursos sin ningún tipo de límite, pierden todo valor las leyes de protección ambiental. Incluso ante la escasez de agua o energía, la prioridad la tendrán las empresas por sobre la población.

Todas las normas jurídicas y derechos conseguidos por el pueblo mapuche se borran de un plumazo, ya que la RIGI también establece que cualquier ley nacional o provincial que “limite, restrinja, vulnere, obstaculice o desvirtúe” el RIGI será declarada nula. Es decir que no hay ley de relevamiento alguno que pueda frenar el avance del imperialismo sobre el territorio de las comunidades, que de hecho según denuncia la Confederación Mapuche de Neuquén, están siendo hostigadas por las empresas petroleras que ven a éstas como un obstáculo para el paso de los gasoductos que se estaba construyendo en la región o para la exploración de nuevos yacimientos.

Ante esta situación la COM junto a otras organizaciones de origen peronista, convocaron a una reunión más amplia de todas las organizaciones, para discutir iniciativas ante el ataque del gobierno, bajo la consigna “la tarea es movilizar”. Entre los planteos realizados sostuvieron que es importante discutir una “contrapropuesta” en relación a Vaca Muerta, central en la matriz productiva y económica de la provincia y la defensa de la soberanía nacional. En un escrito titulado “Vaca Muerta es de Milei o de los pueblos”, plantean elaborar una propuesta “soberana, intercultural y popular de transición energética y productiva”, “aumento de las regalías petroleras”, que “queden fijados los destinos de las regalías para educación, salud, comunidad mapuche, obra pública”, “gas y agua para toda la población”.

En principio nos parece importante construir espacio de unidad que nos permita debatir cómo enfrentamos al gobierno actual, pero vale decir que los anteriores, incluso peronistas, no tuvieron una política muy diferente. Ninguno de los gobiernos de los últimos 20 años tuvo una política de defensa de la soberanía nacional, por el contrario, han sido pagadores seriales de la deuda externa y han seguido todas las recetas de los organismos internacionales de entrega de los recursos naturales. El RIGI es la generalización del nefasto decreto 929 del año 2013 firmado por Cristina Kirchner. Unos y otros defienden proyectos de sometimiento nacional, sus diferencias únicamente refieren al grado de ése sometimiento o a las migajas que deben dejarnos.

En la reunión sostuvimos en primer lugar que Vaca Muerta es un problema central para el conjunto de la clase obrera, no sólo para las comunidades, que claro está, se ven directamente afectadas por el ingreso y atropello a sus tierras. Por otro lado, que no es bajo la propiedad privada en manos de la multinacional que se podrán resolver el problema de la “redistribución de los ingresos” cuyo componente central son las regalías petroleras en la Provincia. Frente al debate de las regalías, sostenemos que la consignas es la nacionalización y estatización de la industria petrolera bajo control obrero colectivo. No hay nada de defensa de soberanía nacional sino levantamos esta consigna, por el contrario, lo que plantean es continuar con el sometimiento al imperialismo, disputando una migaja más.

Decir Vaca Muerta es de los pueblos, más allá de diferencias conceptuales, es decir que tenemos que quitarlo del control del imperialismo. Para eso debemos construir el Frente Único antimperialista bajo la dirección de la clase obrera, que platee la expulsión de las multinacionales y el control estatal de los principales resortes de la economía y con ello del petróleo.

   (Nota de MASAS n°461)


El RIGI y la cuestión mapuche

Varias comunidades mapuches han expresado su preocupación por la adhesión del gobierno de Río Negro al RIGI. Uno de los aspectos de este programa es que está dirigido a inversiones superiores a 200 millones de dólares, es decir para que las transnacionales gigantes como la Barrick Gold, Monsanto, entre otras, puedan hacerse de la explotación de los recursos por 30 años. Lo que nos remite al acuerdo leonino que firmó Sobisch en Neuquén y Das Neves en Chubut uno por Loma de Lata y otro por Cerro Dragón por 30 años, o al pacto Chevron- YPF. Si bien este régimen plantea una profundización de la economía semicolonial del país, no es nuevo y por ello nos remite a los años ’90, es llevar toda la explotación al régimen del que goza la minería y que nunca fue modificado por ningún gobierno. Ya se ha demostrado con pueblos como Andalgalá que no genera crecimiento de las economías regionales o puestos de trabajo, ni en San Juan, ni en Catamarca, ni en Santa Cruz se cumplió con las tasas de contratación local.

La primera provincia en adherir al RIGI fue Río Negro aduciendo que los beneficios fiscales y tributarios a las empresas le dan la posibilidad de ganarle a Bahía Blanca la planta de licuefacción de GNL. En este marco los medios de comunicación le dieron mucho espacio a la comunidad Peñi Mapu que se encuentra ubicada en la zona de Lipetren chico, ya que su logko Maria Valentina Curufil salió abiertamente a apoyar el proyecto de la empresa Patagonia Gold que pretende explotar oro y plata. En Chubut el mismo día que se aprobó el RIGI Torres publicó varias autorizaciones para la explotación de uranio y algunas comunidades de la parte de la meseta de Somuncurá salieron a reclamar porque los proyectos mineros serían sólo del lado de Río Negro.

La realidad es que ambos gobiernos han ido preparando las condiciones para que a las comunidades locales no les quede otra alternativa que aceptar la minería. La vida en la meseta es muy dura, no hay incentivo a la explotación lanar, de hecho, las laneras que se encontraban cerca en la ciudad de Trelew han cerrado todas. Han ido generando mayores condiciones de pobreza para que sean los propios habitantes quienes reclamen “puestos genuinos” de trabajo. La meseta de Somuncurá, que tiene una gran reserva de agua, así como el resto de la Patagonia es un objetivo de varios gobiernos. Hasta ahora la minería a cielo abierto sólo se había frenado por la gran movilización de pueblos enteros como Esquel y Puerto Madryn.

En primer lugar, debemos saber que cuando dicen que quieren llevar a Argentina a las condiciones de otros países no se refieren a los países industrializados sino al régimen de explotación como el de Chile. Donde se ha perdido toda soberanía y las multinacionales explotan los recursos naturales sin ningún tipo de control, dejan contaminación y no tributan prácticamente nada. Sin embargo, la respuesta del movimiento ambientalista es limitado cuando se opone a la megaminería, esta consigna puede tener fuerza en economías que tienen un funcionamiento como en la cordillera que vive del turismo o en Madryn que tiene una enorme planta de aluminio, que contamina hace décadas, pero como genera trabajo nadie dice: “fuera ALUAR”.

Como partido sostenemos que no es posible una explotación de los recursos naturales de forma sustentable bajo el capitalismo. Por ello la lucha por la defensa del medio ambiente no puede estar desvinculada o contra la clase obrera, ni tampoco se puede dejar de lado el reclamo de trabajo. De otro modo se corre el grave peligro de que quienes con buenas intenciones luchan por el no a la megaminería sean vistos como quienes tienen asegurado su trabajo y sueldo. Hay que plantear la expulsión de todas las multinacionales y la explotación e industrialización de todos los recursos naturales bajo control obrero colectivo. La clase obrera, en alianza con el conjunto de los oprimidos, tiene que determinar qué, cómo y cuánto se produce, de forma de colocar toda la producción de acuerdo a las necesidades de la sociedad y no de las ganancias de las multinacionales.

(Nota de MASAS n°461)

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