No a las negociaciones de la CGT con EEUU y el FMI
El diario La Nación en una nota de Nicolás Balinotti menciona una “inédita articulación entre Estados Unidos, el FMI y la CGT para auxiliar a Milei”. Reproducimos varios de sus conceptos más destacados. Muestra la magnitud de la crisis política y cómo el imperialismo actúa como árbitro que busca disciplinar a todas las fracciones burguesas para impedir su agravamiento.
Explica que esta es la causa por la que la CGT estira su definición de un nuevo paro general y que puede tensar más las relaciones a su interior.
Esperarían a agosto en que se produzca “el diálogo social y tripartito con los empresarios más poderosos del país y representantes del Gobierno… promovida y gestionada por los Estados Unidos en tren de auxiliar a Milei para contener el malestar y las dudas que puedan surgir sobre su gestión de los sectores productivos”.
EE.UU. tiene su interés, sobre todo, “en conservar su influencia y negocios en la región en su pelea geopolítica con China” y detener su avance en la región.
LN comenta que una delegación del Congreso de EE.UU. presidida por Ben Cardin, titular del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, mantuvo un encuentro cara a cara con una comitiva de la CGT encabezada por Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y Maia Volcovinsky (Judiciales). “Está el riesgo latente del caos social. El Gobierno tiene que mostrar gestión, con el ajuste y bajar la inflación no alcanza”, habrían dicho los burócratas cuando se los consultó sobre el rumbo de la gestión de Milei.
Gerardo Martínez (denunciado como agente de inteligencia bajo la dictadura) habría afirmado lo mismo en Washington, cuando fue convocado por la subsecretaría para Asuntos Internacionales del Departamento de Trabajo, Thea Lee, quien unos días después recibió, por separado, al secretario de Trabajo de Milei, Julio Cordero. Lee bajó la línea de promover el diálogo social y reconocer la representación sindical. La embajada de EE.UU. reconoce ese diálogo.
El encuentro de Lee, la funcionaria de Joe Biden, se enmarca en el programa M-Power, que impulsan EE.UU. y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A Martínez lo citaron por ser secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, que lo hizo miembro permanente de la OIT.
El Secretario de Trabajo Cordero reabrió públicamente el diálogo con la CGT y “logró que las amenazas de paro sean por ahora solo parte del juego retórico”. Excluyó de la comitiva oficial, que recibió a la burocracia, a Claudio Aquino, el director de Asociaciones Sindicales, el área a cargo de supervisar la vida interna de los gremios y el cumplimiento de sus estatutos quien reconoció que el objetivo de la gestión libertaria es traducir en proyectos de ley autónomos los artículos de la reforma laboral que habían sido excluidos de la Ley Bases.
Cordero recibirá a las cúpulas empresarias. “Hicieron migas durante años en las semanas que compartieron gremialistas y empresarios en Suiza, en la sede de la OIT. Allí se fomenta casi como primer mandamiento el diálogo tripartito, con el Estado como mediador”.
“Cordero fue el abogado histórico de Techint… conserva su cobertura médica de la Obra Social Asociación del Personal Superior de la Organización Techint” y asesoró en las sombras a La Libertad Avanza en temas laborales para su plataforma electoral y luego intervino en la redacción del capítulo IV del DNU 70/23, que espera una resolución de la Corte Suprema.
“Como parte de la misma articulación entre Estados Unidos, CGT y la Secretaría de Trabajo aparece el FMI” que contactó a los dirigentes sindicales para tomar la temperatura socio-laboral. “Reconocen en el organismo que los gremios peronistas, aun en su desprestigio, conservan su poder de daño y control de la calle en este momento dramático de parálisis económica”. “El Fondo está preocupado, quiere que haya garantías de que no va haber un quilombo social. Además, está interesado en que no avancen las inversiones chinas en la región”, dijo uno de esos dirigentes sindicales.
No hay nada que discutir, nada que hablar, con el gobierno de EE.UU., con su Embajada, con el FMI. Ninguna medida de lucha puede quedar condicionada a los encuentros con ellos. No hay, ni puede haber, ningún punto en común. Son los enemigos declarados de la Nación y de los trabajadores. Están preocupados por las consecuencias que tienen las políticas de Milei que está llevando adelante su programa. Es necesaria la más completa independencia política respecto a la burguesía, sus gobiernos, sus instituciones. Los sindicatos y las centrales sindicatos deben promover el debate entre los trabajadores, en asambleas, plenarios, reuniones, sobre cómo derrotamos esta política, cómo damos continuidad a la lucha por todo nuestro pliego de reclamos, cómo nos preparamos para tomar las riendas de la Nación, para gobernar los que nunca gobernamos.
(Nota de MASAS n°461)