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El ataque a los jubilados retrata a un Gobierno y a una burguesía miserable

El ajuste más importante que hizo el Gobierno fue contra los jubilados para poder alcanzar su superávit fiscal. La inflación extraordinaria que se desató en noviembre-diciembre del año pasado como consecuencia de la brutal devaluación no se recuperó, agravando el retroceso del poder adquisitivo de las jubilaciones. Estamos frente a una política deliberada del Gobierno de promover la recesión de la economía, la desocupación y el aplastamiento de salarios, jubilaciones y los ingresos populares, de catástrofe social.

No sólo no se perdió con referencia a la inflación sino que además los tarifazos sobre la luz, el gas, transporte, teléfono, más las expensas y sumado a que el PAMI no cubre la cantidad de medicamentos, hace que se reduzca fuertemente el dinero que se destina para poder comer. Así, se metió la mano en el bolsillo de los jubilados para mejorar los ingresos de los más ricos, a los que les quitaron el impuesto sobre el patrimonio. La infamia se potencia por las groseras mentiras del Presidente afirmando que las jubilaciones se recuperaron.

La bronca y la movilización de los jubilados crece y crece. El veto de Milei a la Ley jubilatoria aprobada por el Congreso echó más leña al fuego. El ajuste de la Ley apenas buscaba compensar un 8,1% de la inflación de enero que mejoraba en alrededor de $15.000 los ingresos. La protesta de los jubilados en Buenos Aires fue salvajemente reprimida aplicando los protocolos represivos golpeando y gaseando en la cara a los manifestantes. El repudio a la represión multiplicó la participación los siguientes miércoles, repitiendo el Gobierno los operativos con el agravante del gas tirado directamente a la cara de una niña el miércoles 11.

Con el escándalo de la Ministra Bullrich, su viceministra y el Jefe de la Policía Luis Rollé, negando esa acción, mintiendo y culpando a un manifestante de haber tirado gas sobre la niña y su madre, difundiendo un video falso a través de los medios de comunicación y los “periodistas” oficialistas. La operación mentirosa quedó rápidamente al descubierto porque aparecieron las filmaciones que mostraban a la policía gaseando en la cara a la niña y tuvieron que reconocer la gravedad del hecho.

Se pudo ver el cuadro completo: miles de policías, gendarmes y otras fuerzas destinados a romper violentamente las manifestaciones combinado con el accionar de los medios de comunicación justificando la represión y culpando a los manifestantes. Milei defendió expresamente a la Ministra Bullrich ante los pedidos de renuncia. La descomposición se completa con la compra de las voluntades de los diputados radicales para conseguir los votos que impidieran revertir el veto presidencial en el Congreso y su festejo en la Quinta Presidencial.

¿A quién va dirigido este mensaje del Gobierno? Por un lado a las masas, afirmando que “no hay plata” para los más necesitados y que seguirá reprimiendo a los que reclamen. Pero sobre todo al capital financiero, mostrando que está dispuesto a todo, pagar todo el costo político que sea necesario para no aflojar ante el reclamo desesperado de los jubilados y de los hambrientos. Que está dispuesto a sostener el ajuste y seguir profundizándolo para lograr el superávit que permita refinanciar la deuda externa fraudulenta. Ante todo y por sobre todo pagar la deuda.

Toda la burguesía acompaña de rodillas esta política y este es el límite que no está dispuesto a cruzar el peronismo, incluido el kirchnerismo, la deuda se reconoce y se paga aunque todos denuncien su carácter fraudulento.

La defensa del interés nacional, de su soberanía, la defensa de los intereses de la mayoría no es compatible con el programa del FMI y con el pago de la deuda que debe ser desconocida. La prioridad es el pan, es el techo, el derecho a trabajar y percibir una jubilación y un salario que alcancen para vivir como personas, cuestiones elementales que no pueden coexistir con el capitalismo en descomposición.

(nota de MASAS n°465)

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