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Huelga general y manifestaciones en Israel

Un camino para acabar con la ocupación de la Franja de Gaza

La cuestión de los rehenes israelíes retenidos por Hamás desde el comienzo del confl icto ha sido un problema para el gobierno de Netanyahu. A medida que pasaban los meses, aumentaba la carnicería de los palestinos y las Fuerzas de Defensa de Israel no lograban dominar por completo la Franja de Gaza, se hacía cada vez más evidente que la suerte de los 251 rehenes no entraba en los cálculos de Netanyahu.

En su operación para atacar Israel, Hamás evaluó la importancia de los rehenes como moneda de cambio. Tanto por el curso que tomaría la respuesta del Estado sionista, como para demostrar el enorme número de palestinos que se encuentran en las cárceles israelíes por resistirse a la opresión. Hamás dejó tras de sí 1.200 muertos. En sólo unos días de bombardeos en la Franja de Gaza, murieron miles de palestinos. Hoy, las autoridades palestinas han contabilizado 40.879 víctimas mortales y casi 100.000 heridos graves. Esta cifra crece cada día y se agrava con los asesinatos de palestinos en Cisjordania.

Estados Unidos animó a Netanyahu a invadir la Franja de Gaza y dar caza a Hamás, sabiendo que cubriría el estrecho territorio con un río de sangre. En nombre del “derecho a la defensa”, la burguesía sionista lanzó otra guerra de dominación colonialista en Palestina. Tan pronto como la matanza adquirió las proporciones de un genocidio en curso, la condena del gobierno de Netanyahu creció en todo el mundo, el movimiento pro-palestino creció, llegando al Tribunal de Justicia de La Haya un pedido para condenar a funcionarios del gobierno por cometer genocidio y aumentando la inestabilidad en Oriente Medio, Biden decidió ponerse la máscara de la pacificación y de una solución futura que permitiera a los palestinos tener una parodia de Estado, como estaba previsto en los acuerdos de Oslo y en la decisión original de la ONU en 1948 de dividir Palestina.

Numerosos viajes de funcionarios estadounidenses sirvieron para propagar la farsa de que Biden no aprobaba la inflexibilidad de Netanyahu y que estaba haciendo esfuerzos como “mediador” para lograr un acuerdo de alto el fuego. Como parte de las negociaciones, se intercambiaron prisioneros palestinos por rehenes. En noviembre de 2023 se llegó a un acuerdo con el intercambio de 24 rehenes israelíes por 39 palestinos y una tregua de cuatro días. Netanyahu maniobró bajo una intensa presión, y Estados Unidos le ayudó estableciendo la posición de que ésta era la forma de alcanzar un “alto el fuego”.

La destrucción de las estructuras de la Franja de Gaza, las matanzas y el régimen de hambruna impuesto han continuado bajo la orientación de liquidar a Hamás y anexionarse la Franja de Gaza, dando un paso más hacia la anexión de toda Palestina, ya que Cisjordania está bajo un régimen de semianexión.

En junio, una operación de rescate llevada a cabo en un campamento mató a 274 palestinos y se llevó a casa a 4 rehenes muertos. Ahora, ante el rescate de seis rehenes aún con vida, la central sindical Histcdrut convocó una huelga general, que tuvo lugar el 2 de septiembre. Prácticamente paralizó Israel y miles de personas salieron a la calle exigiendo un alto el fuego y el regreso con vida de los rehenes. Después de que la huelga fuera declarada ilegal, los dirigentes se echaron atrás y desconvocaron la huelga general. Sin duda, las masas israelíes aún no han despertado a las verdaderos y profundos motivos coyunturales e históricos de esta devastadora acción militar en la Franja de Gaza.

Es necesario subrayar que los judíos de diversas partes del mundo, especialmente de Estados Unidos, no compartían ni comparten la política colonialista del sionismo. La clase obrera israelí y demás trabajadores, así como los judíos dispersos por la diáspora, podrán unirse a la lucha de los palestinos por el fin de su opresión nacional. Pero ello depende en gran medida de que los palestinos oprimidos y la mayoría árabe oprimida se organicen en el campo de clase. Sólo entonces surgirá la cuestión nacional como parte de la lucha por el derrocamiento del sistema imperialista de dominación, que vendrá de la lucha por el fin del capitalismo y el establecimiento de las bases sociales para la transición del capitalismo al socialismo.

Palestina verá la paz entre judíos y palestinos bajo una República Socialista, como parte de las conquistas revolucionarias de los Estados Socialistas Unidos de Oriente Medio. Los partidos de la revolución social en Israel y Gaza-Cisjordania deben constituirse como partidos internacionalistas con el objetivo común de superar todas las formas de opresión, siendo la opresión nacional una de las más complejas

La historia no dejará impune la masacre de la Franja de Gaza. La burguesía imperialista, de la que la fracción sionista judía no es más que un agente, ha ido creando las condiciones para su propia caída con guerras de dominación. El problema es que la clase obrera está huérfana de dirección revolucionaria, es decir, de una vanguardia consciente que encarne el programa de la revolución social y exprese las experiencias de las revoluciones que derrocaron a la burguesía, expropiaron la gran propiedad de los medios de producción, sentaron las bases de la propiedad social e iniciaron la transición del capitalismo al socialismo.

Es esencial no perder de vista la guerra en Ucrania y no desvincular el genocidio en la Franja de Gaza de las tendencias generales de escalada militar. Estados Unidos está en el origen de ambas conflagraciones y avanza hacia una confrontación en Asia Oriental con China. Por desgracia, las masas no han despertado a la guerra en Ucrania tanto como a lo que está sucediendo en la Franja de Gaza. Esto se debe a la crisis de dirección, ya que sin partidos revolucionarios y una poderosa organización internacional del proletariado, se han oscurecido sus raíces en el proceso de restauración capitalista y la liquidación de la URSS.

La brutal crisis económica y política que atenaza a las potencias, con Estados Unidos, Francia y Alemania a la cabeza, está despertando a las masas a la lucha de clases. La unidad de los pueblos explotados y oprimidos contra la política de guerra y de escalada militar es la tarea fundamental a realizar frente a las consecuencias catastróficas de la desintegración del capitalismo. Corresponde a la vanguardia marxista-leninista-trotskista aprovechar cada coyuntura de los enfrentamientos capitalistas para responder con el programa del proletariado y situarse al frente de los combates.

(Editorial de Massas n°723, POR-Brasil)

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