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Sturzenegger afirma que el plan de privatización de los ferrocarriles se hará de acuerdo al plan de Kirchner y Randazzo

Para comprender estas declaraciones, publicamos a continuación la editorial de Masas n°300 de abril de 2015 donde analizamos la ley de pseudo estatización de los ferrocarriles promocionada por Kirchner y aprobada con los votos de toda la oposición burguesa.


¿Re estatización de los trenes?

La ley de “estatización de los ferrocarriles” ya tiene media sanción por parte de la Cámara de Diputados. El proyecto presentado por el Gobierno tuvo apoyo opositor (PRO, UCR, el Frente Renovador y la Coalición Cívica).  “La ley nos da la posibilidad de reconvertir las concesiones entendiendo que hay algo indelegable que es la administración de las vías” Randazzo.

El apoyo del macrismo se explicó diciendo que “el Estado invertirá en la infraestructura necesaria al tiempo que le permite al capital privado competir en la operación de manera sana”. En el proyecto se incluye la participación del sector privado no sólo de transporte de cargas sino también de pasajeros.

Para el Pro el “concepto clave” es la idea de que “cualquier operador, público o privado, puede usar las vías”, el “Estado pone a disposición la infraestructura ferroviaria”, “el proyecto pone al Estado donde tiene que estar, y lo obliga a competir de igual a igual con los privados donde no es esencial”, “cada operador o empresa pagará al Estado para el uso de las vías”, “los operadores actuales probablemente reciban con agrado el cambio que los libere del peso del mantenimiento de las vías y les permita concentrarse en su negocio, compartiendo el costo de la infraestructura con otros jugadores”. Estos comentarios de Sturzenegger (diputado Pro) y Dietrich (subsecretario de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires) tienen la virtud de explicar claramente el objetivo de la Ley, y dicen: “No importa el título de la Ley lo que importa es su contenido”.

El Plan Larkin (impulsado por el Banco Mundial), de desmantelamiento ferroviario se había iniciado en los ´60, bajo el gobierno de Frondizi, al compás del creciente dominio del imperialismo yanqui sobre el país. Fueron las grandes luchas de los ferroviarios las que trabaron durante mucho tiempo su aplicación.

La última dictadura militar dio un gran paso en el objetivo de desmantelar el sistema ferroviario y el  gobierno de Menem completó el trabajo, que el radicalismo no había podido hacer. Miles de kilómetros de vías fueron levantados, se abandonaron las estaciones de trenes, se eliminaron servicios, se desconectó una buena parte del país, se cerraron los talleres. El gobierno de Alfonsín encomendó a Manuel Madanes (en 1986) la preparación del plan que luego implementará Menem. Madanes era la familia que controlaba Fate, una de las mayores productoras de neumáticos del país. Pretendían reemplazar los trenes por el transporte automotor, mucho más costoso, inseguro, e ineficiente, en nombre del déficit económico que generaban los ferrocarriles.

El kirchnerismo en el Gobierno se negó a estatizar los ferrocarriles, que siguieron en manos privadas, que terminaron de liquidar el sistema de transporte de pasajeros robándose además cuantiosas sumas de subsidios. Se desmantelaron los talleres y transformaron en chatarra vagones, locomotoras y rieles que podrían haber sido reutilizados.  

Después de 12 años de gobierno y 115 muertos en accidentes de trenes y miles de accidentes en las rutas, proponen introducir cambios en la política ferroviaria. El gobierno habla de “estatización del sistema ferroviario”, pero en realidad no modifica la esencia de la política actual, permitiendo un mayor crecimiento privado en la actividad. La crisis ferroviaria generada por los accidentes terribles obligó a las apuradas a importar material rodante desde China y hasta los durmientes de las vías, para reemplazar las formaciones vetustas. En realidad no hay ninguna estatización ni recuperación en marcha de la mano de esta Ley, apenas cambios de maquillaje en la situación actual. El Gobierno busca habilitar la presencia de nuevos operadores en el transporte de cargas con el objetivo de bajar los costos de los fletes de traslado de la producción agropecuaria a los puertos.

Una política ferroviaria al servicio de mayoría debe partir de estatizar no solo el uso de las vías, sino todo el material rodante, bajo el control de los trabajadores, eliminando a los privados de la administración del ferrocarril, eliminando toda forma de tercerización de los servicios, extendiendo los ramales para interconectar todo el país, recuperando las tierras usurpadas con el desmantelamiento. Se deben reabrir todos los talleres ferroviarios y desarrollar la industria de manera que vagones, locomotoras, rieles, durmientes, señalización, etc. puedan ser producidos en el país. Esta política sólo podrá ser aplicada por la clase obrera en el poder que dará un impulso fenomenal al desarrollo de las fuerzas productivas.

(nota de MASAS n°468)

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