Un año de política criminal de Milei para enriquecer más a los más ricos empobreciendo más a la mayoría, de saqueo del país, de sometimiento servil
Estamos frente a un experimento salvaje de la burguesía después de haber fracasado por todas las vías posibles. Aparece al desnudo la dictadura del capital, sin ninguna demagogia, prometiendo hacernos retroceder más de 100 años, queriendo arrancarnos todos los derechos.
Es el fracaso de la burguesía para desarrollar el país, lograr su independencia económica y política, es el fracaso en resolver los problemas más elementales de la mayoría.
El gobierno Milei es la suma de todos los fracasos de la democracia burguesa, de sus partidos, de sus instituciones.
Ante el fracaso evidente experimentando con dictaduras militares y en democracia por peronistas, radicales y el PRO, lleva al extremo el servilismo de una burguesía saqueadora, evasora, fugadora, explotadora, abandonando expresamente toda reivindicación nacional y democrática. Hacia ese terreno se desplazan todos los partidos políticos de la burguesía, que reivindican el sistema capitalista de dominación.
Es el fracaso del peronismo, no solo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner más Massa. Es también el fracaso del radicalismo y el PRO y su proyecto de Cambiemos. De entre esos escombros del derrumbe surgió Milei, de las entrañas de toda la politiquería burguesa podrida hasta la médula. Y en esos escombros se apoya Milei para sostenerse y lograr apoyo a sus leyes y los vetos a las leyes que rechaza, para comprar voluntades de gobernadores y legisladores, o extorsionarlos ahogando financieramente a las provincias.
Lo único novedoso de este experimento es anunciarlo abiertamente, provocadoramente, contra las masas, incluso amplios sectores que lo votaron hartos de la politiquería, creyendo que podría haber algún cambio.
Es la representación de un grupo de grandes corporaciones nacionales y extranjeras, y del capital financiero que han asumido el comando del gobierno.
Milei no tenía plan, no tenía estructura, todo le fue proporcionado por el resto de los partidos.
El capital financiero colonizó su gobierno ubicando a los personajes denunciados por él mismo al frente de Economía y el Banco Central. Las medidas que lanzó de inmediato eran las que reclamaban los sectores más poderosos, ajustando a los trabajadores, a los jubilados, las provincias, los presupuestos de salud y educación. Avanzando con la reforma laboral. Levantando todo tipo de regulaciones y controles, liberando precios, facilitando el saqueo de nuestros recursos. Por eso se revalorizan los bonos, baja el riesgo país, porque aparece un gobierno dispuesto a sacrificar crudamente a la población para pagar la deuda externa y maximizar las ganancias capitalistas.
Lo esencial de sus políticas ya fueron aplicadas bajo la dictadura, con Menem y Macri, en todos los casos terminó explotando, agravando más las condiciones de vida de las masas.
Para garantizar semejante ajuste avanzó en montar un régimen de dictadura civil. Amenazando, reprimiendo, persiguiendo la protesta social, ilegalizándola. Revivió la SIDE y les destina cuantiosos fondos. Insiste una y otra vez con introducir a las fuerzas armadas en tareas de represión interior. Reivindica los crímenes de la dictadura y desactiva cualquier investigación. Puso en pie grupos especiales de represión para custodiar a las multinacionales contra posibles bloqueos. Avanza contra derechos civiles conquistados. Extorsiona y presiona a gobernadores dejándolos sin fondos. Gobierna por decreto, pisoteando la Constitución y burlándose del Congreso. Amenaza con gobernar otro año sin presupuesto para manejar discrecionalmente los fondos del Tesoro.
La catástrofe social se agravó fuertemente con la pérdida brutal del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones por la devaluación del 118% en diciembre, crecimiento de la pobreza, cientos de miles de desocupados, freno total a la obra pública, tarifazos en transporte, luz, gas, comunicaciones, desregulación en alquileres, medicamentos, quita de subsidios y planes de asistencia, cierre de comedores populares. Se registran caídas históricas del consumo de pan, carne, leche, yerba.
Es claro que su ajuste es sólo contra las masas, arrasar con nuestros derechos y conquistas, una política de contrareformas.
Las contradicciones de su política son insalvables. Su discurso exitista se basa en dos logros: que ha bajado la inflación y que mantiene un superavit fiscal. Ambos artificiales, no podrán sostenerse.
Las maniobras de especulación financiera, la famosa bicicleta o “carry trade”, han permitido reducir la brecha entre los dólares paralelos y el oficial conteniendo transitoriamente la inflación. Tan pronto como los especuladores estimen que sube el riesgo y quieran desprenderse de los pesos y comprar dólares todo se termina, como ya ha ocurrido con experimentos anteriores. La subida del dólar arrastrará los precios. La inflación no ha sido derrotada ni podrá ser derrotada con artificios financieros.
La apertura indiscriminada de las importaciones pretende que los productos más baratos del exterior abaraten los precios locales o que hunda la producción local, por esa vía creen que pueden contener la inflación. Un camino explosivo porque amenaza con destruir a varios sectores de la economía, los más poderosos empiezan a reemplazar su producción con importados, sosteniendo su aparato de distribución, provocando más desocupación. Otros toman un camino de choque con el gobierno para revertir esta política. En la UIA aparecen los signos de preocupación ante el avance liberador del mercado ya que no existen condiciones para competir en condiciones de igualdad. La apertura importadora va a contramano de la tendencia proteccionista de las potencias, debilitando nuestra economía. Los únicos sectores productivos que han crecido están vinculados a los hidrocarburos y al agronegocio.
La fuerte caída del consumo también presiona a la baja la inflación. No hay forma que se reactive la demanda de bienes de consumo masivo. Se siente la fuerte pérdida de poder adquisitivo de salarios y jubilaciones.
El índice de inflación parece que crece menos pero oculta que los servicios se llevan una gran parte de nuestros ingresos. Esa baja del índice está ligada al control especulativo del precio del dólar, a la fuerte recesión y caída del consumo. Por eso es precario. El índice de inflación actual es más del doble del que proyectaba el gobierno para estos meses.
El superavit fiscal tiene como contrapartida un incremento extraordinario de la deuda. La postergación de pagos a las provincias y compromisos de pago que se están judicializando.
La profunda recesión provocada redujo las importaciones y generó un superavit comercial importante, sin embargo las reservas del Banco Central siguen siendo negativas, imposibilitando cumplir con las exigencias del FMI.
El crecimiento del turismo en el exterior y las importaciones baratas harán más difícil poder acumular divisas para hacer frente a los importantes vencimientos de deuda. Por eso la exigencia del gobierno de tener las manos libres para renegociar todos los vencimientos que no va a poder pagar.
La oposición burguesa es débil. No logran frenar las políticas del gobierno, seguramente porque comparten en buena medida sus objetivos, aunque les incomoden las formas o los costos políticos de semejante ofensiva.
El gobierno ha logrado dividirlos forzándolos a que acompañen sus medidas. Ha conseguido también que la cúpula de la CGT le garantice paz social. Así logra avanzar pese a no contar con gobernadores ni intendentes y contar con una pequeña bancada de legisladores. De todos ellos no se puede esperar nada, son cobardes, incapaces e impotentes y boicotean la resistencia popular.
A la burguesía le preocupa qué pueda pasar ante una corrida cambiaria o algún colapso internacional que estalle las políticas del gobierno o un agravamiento de las luchas populares, hasta dónde podrá contenerlas.
La respuesta popular, después de años de parálisis, es extraordinaria. Paros generales, movilizaciones nacionales multitudinarias, ocupación de las universidades. Pese a la falta de referencias políticas y sindicales y la ausencia de dirección revolucionaria que oriente las luchas. En buena medida en los primeros meses la intervención de las masas siguió la agenda del Congreso, presionando para que las leyes del Gobierno no se aprueben, o para rechazar los vetos del Gobierno. Esa etapa va siendo superada ante la comprobada complicidad e incapacidad del Congreso para colocar algún tipo de freno. Las últimas movilizaciones de masas tuvieron como eje los reclamos de los jubilados y la defensa de la universidad.
Las masas deberán abrirse camino para enfrentar y derrotar esa política de hambre, miseria y saqueo sin ilusiones en el Congreso, la Justicia o las elecciones. Deberán pasar por encima de sus direcciones traidoras y colaboracionistas independizándose políticamente. No olvidar que detrás de Milei está el capital financiero, las grandes corporaciones, todos los que apostaban por Massa, Larreta y Bullrich. Milei y su política no se caen solos. Si no son las masas las que terminan con esta política y se plantean su propio poder, aparecerán otros Milei, Villarroel, Massa o como se llamen para continuar la obra.
Si no aparece una perspectiva clara de lucha las masas podrán ser entrampadas nuevamente por el democratismo, con la ilusión en algún frente electoral antiMilei, como hace unos años lo fue el frente antiMacri que llevó al desastroso gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Crisis en la CGT y las direcciones sindicales burocráticas
La crisis en la dirección de la CGT es un factor de crisis política. La base está en el apoyo al Gobierno en medio de los ataques más profundos a las condiciones de vida y de trabajo de las masas. La creciente desocupación y precarización laboral y el poder adquisitivo destrozado. La burocracia se conforma con que el gobierno no avance con las leyes antisindicales, que no les toque el control de las obras sociales ni sus negocios. La moneda de cambio es la renuncia a tomar medidas de acción directa que vuelvan a golpear al gobierno. Es la renuncia a hacerse cargo del papel dirigente que le cabe en la lucha de clases.
La vanguardia clasista y las direcciones que se reclaman disidentes deben impulsar asambleas en todos los lugares de trabajo, en todos los sindicatos sin excepción para debatir cómo sigue el plan de lucha, con qué pliego de reclamos, cómo nos organizamos, cuáles son las medidas, cuáles son los métodos. Se deben retomar las mejores experiencias de lucha de los años ´60 y ´70, debatir los programas obreros de las 62 Organizaciones, de la CGT de los Argentinos y entender por qué se frustraron y fueron abandonados.
Las direcciones que rompen con la dirección de la CGT están sometidas a la politiquería burguesa, tienen ilusiones en recuperar el peronismo, en participar en las elecciones. Ya en los ´70 la ilusión en el peronismo, que aun levantaba banderas nacionalistas, amputó aquellos programas radicalizados.
Debemos derrotar a Milei y su programa cuanto antes
Esto significa que debemos derrotar al capital financiero, al FMI, a las multinacionales, a las grandes corporaciones nacionales. Derrotarlo significa dar marcha atrás con todas las medidas tomadas durante el año y también terminar con la deuda externa, recuperar los ríos, los mares, la industria, la explotación hidrocarburífera y minera, la energía, los campos, para poner todos los recursos, todos los medios de producción al servicio de la mayoría, planificando la economía para empezar terminando con el hambre y la desocupación. Esto solo será posible por medio de la acción directa de masas.
Esta lucha exige la más amplia unidad de las luchas, desde las bases, en todos los sectores oprimidos, con un programa nacional, democrático, social que concentre las demandas de la mayoría, bajo la dirección de la clase obrera que no está atada a ninguna forma de propiedad. Debe plantearse la necesidad de gobernar, de tomar las riendas del país ante el colapso de la burguesía. Esto es un frente único antiimperialista.
El capitalismo esta en descomposición en Argentina y el mundo y multiplica las guerras. Milei expresa con claridad esas tendencias podridas. El capitalismo no puede ser reformado, su sobrevivencia amenaza a la humanidad.
(Nota de MASAS n°470)