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Es el capitalismo en descomposición el que genera lacras como los Milei, Trump o Musk

Enorme respuesta a las provocaciones fascistas de Milei. Asambleas multitudinarias repudiaron su discurso, debatieron cómo organizar la protesta generalizada en todo el país y ganar las calles con una convocatoria masiva e inmediata. El enemigo es Milei y su Gobierno que concentra todos los ataques.

El violento discurso en Davos es coherente con su política de ataque permanente en salud y educación, con decenas de miles de despidos en el Estado, en las reparticiones públicas, con el freno total de la obra pública, el cierre de comedores, con el ataque a los salarios y las jubilaciones, con la apertura indiscriminada de las importaciones, con el cierre de fábricas, las suspensiones, con reducir o eliminar los sitios de Memoria y los sectores dedicados a preservar documentos y continuar con las investigaciones, con el saqueo de la economía y la liberación completa de las regulaciones y controles sobre los capitalistas más poderosos. Es coherente con sus protocolos represivos desde el primer minuto, sus amenazas y aprietes permanentes contra los que no se disciplinan.

El ajuste violento y represivo, la negación de los derechos más elementales, apunta a complacer al capital financiero a como dé lugar, es un experimento de las grandes corporaciones nacionales y extranjeras para verificar hasta dónde se puede llegar con el sufrimiento de las masas, yendo hasta el fondo, arrancando todas las conquistas, retrocediendo las condiciones de vida y de trabajo de la inmensa mayoría, empobreciendo y hambreando.

Es la confirmación del fracaso y decadencia de la burguesía en todas sus expresiones que no puede resolver su crisis y descomposición, que nos lleva a la barbarie. El discurso fascista es también el fracaso de la democracia burguesa en la que se gestó, en los medios de comunicación masiva del gran capital.  

Esta expresión cavernícola nos habla también de la impotencia ante otro fracaso de las recetas económicas que probaron varias veces en las últimas décadas. Su política hace agua por todos lados, están desesperados.

Para derrotar todos estos ataques es necesario ganar las calles y también parar, los trabajadores tienen el poder de paralizar el país, golpear como un solo puño, los sindicatos y las centrales deben tomar esta lucha de conjunto abandonando su pasividad cómplice. Es necesario retomar el camino del año pasado, el de la lucha de clases, es el único idioma que entienden, que los hará retroceder. Para preparar la lucha es necesario realizar asambleas en los lugares de trabajo, en los barrios, en los lugares de estudio, en las plazas, para garantizar la presencia y participación masiva, restablecer todos los lazos entre los oprimidos desalentando cualquier ilusión en las elecciones o el Congreso.

La más amplia unidad para la lucha, para ganar las calles masivamente, para preparar la huelga general, debatiendo el pliego de reivindicaciones que concentre todas nuestras demandas sociales, democráticas, antiimperialistas. Tenemos que debatir cómo nos preparamos para gobernar, cómo los oprimidos, encabezados por la clase obrera tomamos las riendas del país para impedir que nos hundan en la barbarie.

(Nota de MASAS n°473)

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