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Milei encarna un nuevo fracaso de la burguesía aplicando el programa del FMI

El nerviosismo y la desesperación crecen en el Gobierno ante el callejón sin salida en el que se metió.

En Masas anterior mostrábamos el regreso urgente de Caputo desde Washington para atender al FMI y reducir las retenciones a las exportaciones para apurar el ingreso de dólares, medida que había descartado pocos días antes. También mostrábamos que las reservas del Banco Central seguían en negativo pese a la balanza comercial altamente positiva del año pasado y que había crecido muy fuertemente la deuda pública desmintiendo el famoso superávit presupuestario. Este año hay vencimientos de deuda externa muy elevados y el Gobierno no cuenta con los dólares para pagar y se hace difícil la refinanciación con el “riesgo país” tan elevado que obliga a pagar tasas demasiado elevadas. 

Los esquemas monetaristas vuelven a fracasar agravando la catástrofe social que se vive. El experimento otra vez fue comandado por el FMI y aplicado a rajatabla por el Gobierno servil. Una superdevaluación del peso y posterior ajuste mensual fijo del 2% mensual, liberación de precios y tarifas, congelamiento del gasto más ajuste brutal para generar superávit fiscal y restringir la emisión monetaria financiándose en el sector privado. Se produjo en poco tiempo una extraordinaria transferencia de ingresos de los trabajadores a los empresarios.

La fuerte recesión que provocó y la brusca caída del consumo no detuvieron el alza permanente de los precios que superó por mucho la tasa de devaluación del peso provocando un encarecimiento artificial del país en dólares que promueve la importación de todo tipo de productos golpeando aun más la producción local e incentiva a aquellos que pueden viajar al exterior por vacaciones o para hacer compras aprovechando las diferencias de precios.

Todos los economistas del gran capital advierten por el problema del “atraso cambiario” y que cuanto más se demoren en ajustar el tipo de cambio será más explosivo, no creen que pueda sostenerlo hasta las elecciones.

La desesperación del Gobierno por sostener la cotización de los dólares paralelos obliga a intervenir en el mercado ofreciendo dólares para satisfacer la demanda metiendo mano en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Anses. Son cientos de millones de dólares que se desvían para entregarlos a los especuladores que empiezan a abandonar los pesos.

El discurso liberal ortodoxo de que el Estado no debe intervenir en la economía quedó totalmente quemado, Milei interviene fuertemente estableciendo arbitrariamente el valor del dólar y las tasas de interés, pretendiendo que los salarios se ajusten a la baja. El Estado interviene para sostener la parasitaria bicicleta financiera y las ganancias de los especuladores.  

De la renovación de deuda de 6,6 billones de pesos que vencieron en febrero pudo renovar 5,2 billones. El 21% restante de esa deuda monumental buscará otra alternativa. El mercado eligió renovar por sólo 30 días, hasta el 14 de marzo, no le dieron un plazo más largo. Esto indica que no hay mucha confianza en el sistema sobre cuánto durará la bicicleta financiera.

Milei y Caputo siguen insistiendo que el FMI le preste entre 10.000 y 20.000 millones para liberar el dólar y salir del “cepo” lo que es difícil porque tienen muy presente la experiencia reciente con Caputo al frente del Banco Central con Macri, utilizando los fondos para entregarlos a los especuladores para que los fuguen. El FMI quiere que primero devalúen y luego podrá haber algún adelanto de dinero supercondicionado.

Caputo miente cuando dice que “no será nueva deuda” porque utilizaría esos dólares para cambiar deuda que tiene el Tesoro con el Banco Central, como si fuera lo mismo una deuda interEstado, con el Banco Central, que una deuda en dólares y con el FMI. Es una maniobra para evitar negociar con el Congreso que le autorice más deuda.

La política agresiva de Trump complica más a la Argentina porque la mayoría de los países han devaluado sus monedas ante la valorización del dólar y los efectos de la guerra comercial. Será difícil exportar acero y aluminio y otros productos a EE.UU. Trump dijo explícitamente que no hará excepciones con Argentina.

Una devaluación que será inevitable arruinará más a los trabajadores, con nuevas subas de precios y tarifas, un círculo vicioso que ya conocemos muy bien. La única salida es terminar definitivamente con el programa del FMI, desconocer la deuda, estatizar la banca y el comercio exterior. Las divisas que genera la economía deben ser utilizadas para el desarrollo industrial del país. Ningún partido burgués plantea estas medidas elementales para defender la soberanía nacional ante la prepotencia colonialista y las necesidades urgentes de la mayoría cada vez más pobre, más precarizada, más desocupada.

(nota de MASAS n°474)