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¿Milei se cae?

El Gobierno aparece acorralado, enredado en sus propias redes, preso de una incapacidad para resolver los principales problemas, desesperado porque no puede contener la creciente fuga de dólares, presionado para devaluar el peso, que sabe que potenciará la inflación. En su desesperación refuerza sus rasgos autoritarios, dictatoriales.

Es en ese cuadro que se produce la estafa $Libra de Milei, que sacude al Gobierno con amplia trascendencia internacional. Justo cuando está ejerciendo la máxima presión para que el FMI le preste 10.000/15.000 millones de dólares para poder sostener la cotización artificial del dólar, cuestión que consideran fundamental para poder mantener un índice de inflación bajo.

El FMI estaría exigiendo “liberar el cepo” antes de realizar cualquier préstamo y devaluar. Ya conoce lo que ocurrió con Macri-Caputo en 2018, cuando el enorme préstamo ilegal que hizo a la Argentina fue fugado por puñado de especuladores que hicieron una gran diferencia con la bicicleta financiera.

El Gobierno anuncia todos los días que ya hay un acuerdo que se está por firmar para tratar de tranquilizar a los especuladores asegurándoles que habrá dólares pero la realidad es que aún no está definido. El último día de febrero hubo una salida extraordinaria de dólares debido a los pagos de los importadores y los consumos de los turistas en el exterior. El dólar artificialmente barato inunda de mercaderías de todo el mundo que se pagan con dólares que no alcanzan.

El Gobierno debe enfrentar vencimientos de deuda significativos este año y no tiene los recursos, porque las reservas del Banco Central siguen siendo negativas, porque tiene que intervenir en los mercados para que no se dispare la cotización del dólar.

El riesgo de default está latente. El Gobierno quería mostrar que hacía los deberes con un ajuste más fuerte que el que exigía el FMI y así logró que los bonos se revalorizaran y cayera el “riesgo país” hasta los 448 puntos como informó JP Morgan el 7 de enero pasado. Pero ahora volvió a subir a 780 puntos por los indicadores negativos de la economía: En febrero el Banco Central vendió un promedio de 80 millones de dólares por día, para controlar la cotización de los dólares paralelos; porque el precio de las acciones cayó 17% en dólares en un mes; porque los exportadores no liquidan lo que esperaban; etc.

¿Por qué tiene importancia el “riesgo país”? Porque el Gobierno esperaba que siguiera bajando para poder refinanciar la deuda que vence este año, volviendo al mercado internacional de crédito. Ese indicador define qué tasa de interés debe aplicarse para los préstamos a la Argentina. El indicador para Brasil es un poco más de 200 puntos y en Chile 120. La desesperación del Gobierno también apareció utilizando recursos del ANSES para comprar acciones y sostener su valor.

El Gobierno está obligado a sostener su mentira diciendo que ya hay una reactivación, que la pobreza bajó, que tiene superávits, etc. Los únicos rubros que crecieron son la explotación de hidrocarburos, la minería, la pesca y la agricultura (por la comparación con el año anterior de gran sequía). Todos los demás cayeron abruptamente.

La pobreza no deja de crecer como lo demuestra el hecho de que cada vez menos trabajadores tienen ingresos que superen la canasta familiar y por la caída del consumo incluso comparando con el mes de enero de 2024 que ya fue un mes de bajo consumo. Si hubiera mejorado la capacidad de consumo de la población, si se hubiera reducido la pobreza, se reflejaría inmediatamente en un mayor consumo. La fuerte caída del consumo de carne, leche, mate y pan es la demostración de la catástrofe social que vivimos y que se agrava.

Y será peor todavía porque para sostener el superávit fiscal deberá seguir haciendo ajustes violentos contra las condiciones de vida de las masas. Buscará seguir reduciendo el gasto previsional, los tratamientos médicos, achicando los presupuestos de salud y educación.

El Gobierno no tiene cómo salir de estas contradicciones. Aunque Trump le dé una mano y facilite el préstamo del FMI, las condiciones que le puede imponer pueden ser un desastre para Milei quemando la única bandera que le queda. Y si no le pusiera condiciones, lo que es improbable, también porque esas divisas serán fugadas y nos quedará mayor deuda. El gobierno lanzó otra vez la estúpida mentira de que no sería mayor deuda porque reemplazaría deuda del Tesoro con el Banco Central como si fuera lo mismo deberle al Banco Central que deberle en dólares al FMI.

El Gobierno puede caer, es posible. Pero no alentamos ninguna ilusión en que se caiga solo, ya que hay poderosos intereses detrás suyo. Alertamos que cualquier reemplazo burgués puede ser igual o peor, porque ningún sector se atreve siquiera a cuestionar el programa del FMI. Son todos miserables, son todos cobardes, son todos entregadores.

Lo que debemos discutir es cómo hacemos para terminar con este gobierno y con todas las corporaciones que los sostienen, con nuestros propios métodos, con la huelga, las movilizaciones, los cortes, luchando por nuestros intereses más inmediatos, por el salario y la jubilación, por empleo genuino, resistiendo los despidos, por un plan de obras públicas, por la defensa de lo que queda de la industria imponiendo el proteccionismo, estatizando el comercio exterior y la banca, defendiendo el Banco Nación, rechazando todas las privatizaciones, recuperando todos los recursos para la nación, para su desarrollo. La CGT y la CTA deben convocar a asambleas en todos los lugares de trabajo para debatir el pliego de reivindicaciones y el plan de lucha para imponerlo.

Esto requiere que la clase obrera se independice políticamente, que se oriente detrás de su propia estrategia de clase, revolucionaria, resolviendo la tarea histórica de construir el partido revolucionario, como hacemos desde el POR. Sólo así podrá acaudillar efectivamente la rebelión de todos los oprimidos hacia la victoria estructurando el frente único antiimperialista.

(Nota de MASAS n°475)