¡Por un 1ro de Mayo clasista, revolucionario e internacionalista!
A los trabajadores y a la juventud oprimida:
La defensa de las condiciones más elementales de existencia de la clase obrera, de los demás trabajadores y de la juventud exige que el 1ro de Mayo sea el punto de partida de un poderoso movimiento de masas contra los capitalistas y sus gobernantes. Para ello, tiene que ser clasista, por lo tanto, ser completamente independiente de todas las variantes de la política burguesa y expresar la lucha de clases de la mayoría explotada contra la minoría explotadora. Tiene que ser revolucionario para poner en marcha la unidad de la mayoría oprimida bajo la dirección de la clase obrera, dirigida a combatir la explotación del trabajo, la esclavitud de los asalariados por la gran propiedad privada de los medios de producción y la dominación imperialista de un puñado de potencias sobre la mayoría de los países con economías atrasadas y semicoloniales. Tiene que ser internacionalista porque unifica a los explotados de todo el mundo bajo su propio programa de reivindicaciones y bajo la estrategia de la revolución social, que es proletaria, socialista.
Para alcanzar este objetivo, el 1ro de Mayo debe reflejar y basarse en las huelgas y manifestaciones que se vienen produciendo en innumerables países y continentes. Los asalariados están conmocionados por las políticas económicas y las contrarreformas que se están descargando sobre la fuerza de trabajo. Los ataques a los derechos laborales y de seguridad social exigen una respuesta de las masas a través del método de la acción directa. El empleo se precariza, la informalidad crece, el subempleo sacrifica a la familia trabajadora y el desempleo sigue reproduciendo la miseria y el hambre de millones de personas.
En estas condiciones de barbarie social, los capitalistas y sus Estados provocan una reducción general del valor de la fuerza de trabajo. El costo de vida aumenta en todas partes y el salario mínimo se reduce cada vez más. En conjunto, estas condiciones están provocando la inmigración a los países capitalistas más ricos. Los ataques de Trump a los inmigrantes golpean a los países latinoamericanos y alimentan la represión en Europa. En los países marcadamente agrarios, los campesinos y las nacionalidades indígenas se encuentran extremadamente subordinados a los terratenientes y al monopolio agroindustrial.
La miseria y el hambre se manifiestan así tanto en las ciudades como en el campo. La unidad obrera y campesina es la única vía posible para reaccionar ante el avance de la barbarie social y madurar las condiciones de la revolución socialista, que transformará la gran propiedad privada de los medios de producción en propiedad social.
La guerra en Ucrania, que dura ya más de tres años, y la ocupación militar de la Franja de Gaza por el Estado sionista de Israel, que el 7 de mayo cumple un año y siete meses, agravan el curso de la crisis mundial y afectan a todos los explotados. El pueblo ucraniano sufre la guerra provocada por la alianza de Estados Unidos y las potencias europeas, que estrecharon el cerco de la OTAN a Rusia y desencadenaron la invasión militar el 24 de febrero de 2022. Su economía está en ruinas y las repercusiones de la guerra se manifiestan en los impasses económicos de la Unión Europea y, por tanto, de todo el mundo.
Los obstáculos a las negociaciones sobre el plan de paz de Trump indican que la guerra podría prolongarse durante más tiempo. Y ello a pesar de que implica la partición y el saqueo de Ucrania por parte de Estados Unidos. La ruptura del alto el fuego en la Franja de Gaza por parte del Estado sionista ha dejado al descubierto la maniobra del acuerdo establecido por Biden y Trump, destinada a justificar el objetivo de anexionarse territorio palestino. La crisis en Siria podría agravarse aún más. La ofensiva estadounidense contra Irán está alimentando el curso de colisión militar . La intervención de Israel en la Franja de Gaza se ha extendido a Líbano, Siria y Yemen, agravando los desequilibrios estructurales en Oriente Medio.
La guerra en Ucrania y la intervención militar de Israel en la Franja de Gaza estallaron como síntomas de la desintegración global del capitalismo y se convirtieron en factores de su empeoramiento. El 1ro de Mayo tiene ante sí la tarea de poner fin a las guerras, derrotar la política de Estados Unidos y sus aliados mediante la lucha de clases, combatir toda forma de opresión nacional, defender la autodeterminación de las naciones oprimidas y desarrollar la estrategia internacionalista del programa de la revolución social.
El 1ro de Mayo llega justo cuando el Gobierno de Trump lanzó una nueva fase de la guerra comercial de Estados Unidos contra China. Esta vez, promulgó un plan más amplio que implica a la mayoría de los países. En nombre de la reindustrialización, el retorno de los puestos de trabajo en las fábricas y la protección de la economía estadounidense, la gran potencia lanza un ataque contra la economía mundial como si se tratara de un simple conjunto de países.
La guerra comercial contra China afecta a toda la cadena internacional de producción y comercio. El ascenso de este país asiático al estatus de segunda potencia económica se produjo en estrecha interdependencia con la economía estadounidense y, por tanto, con la economía mundial. La política de someter a China, obstaculizar su proyección en todos los continentes y frenar el declive de Estados Unidos no tendrá como resultado la liberación de las fuerzas productivas de las fronteras nacionales y de la camisa de fuerza de las relaciones de producción capitalistas altamente monopolizadas y concentradas en el poder de un pequeño número de potencias
El ascenso de China, que se incorporó a las relaciones capitalistas mundiales, se convirtió en un factor de agravamiento de la crisis de superproducción, que finalmente la puso en rumbo de colisión con Estados Unidos y, en menor medida, con las demás potencias imperialistas. El capitalismo en descomposición avanza hacia la destrucción de una parte de las fuerzas productivas, en lugar de potenciarlas. Según influyentes instituciones de la burguesía, es muy probable que los aranceles de Trump dinamicen los retrocesos económicos y actúen como factor recesivo. Esto implica un duro golpe para la fuerza de trabajo.
La guerra comercial y las tendencias bélicas son interdependientes. Ambas manifestaciones surgen en el marco del choque entre fuerzas productivas altamente desarrolladas y fronteras nacionales, que se basan en las relaciones capitalistas de producción de la era imperialista. La guerra en Ucrania y la ocupación militar de la Franja de Gaza tienen sus raíces en esta ley histórica.
La reciente decisión de la Unión Europea de rearmarse y el hecho de que Japón ya haya emprendido el mismo camino demuestran que la disputa comercial, la carrera tecnológica y la búsqueda de fuentes de materias primas están llevando a los países y bloques a armarse unos contra otros. La burguesía europea habla de defensa contra Rusia. Rusia, acuciada por la guerra de Ucrania, está invirtiendo mucho en armamento. Estados Unidos, por su parte, refuerza su industria militar con las guerras en curso y apunta sus cañones contra China. China, por su parte, no puede quedarse atrás en la escalada bélica.
El plan de Trump de anexar Groenlandia y Canadá, así como de ocupar militarmente el Canal de Panamá, fomenta el auge del militarismo. La guerra comercial, la escalada bélica y las disputas territoriales forman un todo que retrata el colapso del orden posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esta dinámica corresponde a la acumulación de crisis capitalistas y a los reveses impuestos por el imperialismo y sus agentes a las conquistas revolucionarias del proletariado. Ha salido a la luz la caracterización del marxismo-leninismo-trotskismo de que el capitalismo de la época imperialista es un capitalismo de guerras, revoluciones y contrarrevoluciones.
Un 1ro de Mayo clasista, revolucionario e internacionalista mostrará a los explotados de todo el mundo las condiciones en que se desarrolla la lucha de clases y la necesidad de que el proletariado encarne la revolución social. Los altibajos de los movimientos de masas dan la dimensión de las contradicciones sociales del último periodo. La movilización internacional contra el genocidio del pueblo palestino ha puesto en el orden del día la necesidad de organizar un frente único antiimperialista.
Con una organización independiente, la clase obrera puede establecer un rumbo más coherente en la lucha contra todas las formas de opresión capitalista. El 1ro de Mayo, es necesario poner en primer plano la reanudación del levantamiento de masas para poner fin a la ocupación israelí de la Franja de Gaza, para conquistar la autodeterminación de la nación oprimida a través de una República Socialista de Palestina, como parte de la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Oriente Medio. En la misma línea, formar un movimiento por el fin de la guerra en Ucrania, para romper el cerco del imperialismo y la OTAN sobre Rusia y conquistar la autodeterminación de Ucrania, como parte de la lucha revolucionaria por los Estados Unidos Socialistas de Europa. Este camino del proletariado internacional está guiado por el programa y la estrategia de la revolución social. La lucha de las masas contra la guerra comercial y la escalada militar forma parte del objetivo de acabar con las guerras promovidas por el imperialismo.
Los explotados empobrecidos sienten instintivamente la necesidad de recurrir a huelgas, manifestaciones, bloqueos y ocupaciones. O responden a los ataques cada vez más generalizados y violentos contra sus condiciones de existencia, o se llevan la peor parte de la barbarie creciente. No se trata de una elección consciente. Los oprimidos siempre están presionados por necesidades elementales. Lo que falta es una dirección revolucionaria.
El 1ro de Mayo refleja la crisis global de dirección, al tiempo que refleja las condiciones objetivas para el levantamiento de las masas. El curso de las luchas aúna las respuestas a las guerras y la defensa de las reivindicaciones más básicas, como el salario, el empleo, los derechos laborales, la educación, la salud y la vivienda.
El obstáculo para el 1ro de Mayo será la política de las direcciones conciliadoras y traidoras que controlan la mayoría de los sindicatos y movimientos. Se enfrentará a los estados policiales y a la represión en el caso de los países donde se produzcan protestas y levantamientos. El Gobierno de Trump se enfrentó a las primeras manifestaciones contra las deportaciones, los recortes de recursos, las detenciones de líderes del movimiento palestino, por lo que recurrió a medidas dictatoriales. En Argentina, los trabajadores han liderado un movimiento contra el gobierno antinacional y antipopular, a pesar de la dura represión policial y judicial.
El 1ro de Mayo en América Latina tiene la tarea de luchar contra la dominación imperialista y enfrentar a los gobiernos burgueses incapaces de defender la independencia y la soberanía nacional.
Se enfrenta a la tarea de levantar a las masas sobre la base del programa de reivindicaciones y la lucha contra las contrarreformas y el entreguismo proimperialista de las burguesías nacionales.
Se enfrenta a la tarea de construir el frente único antiimperialista.
Se enfrenta al objetivo histórico de organizar la lucha para superar la crisis de dirección, lo que implica construir el partido revolucionario y reconstruir el Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional.
¡Viva el 1ro de Mayo, clasista, revolucionario e internacionalista!
(nota de MASAS n°478)