El Estado sionista de Israel vuelve al terrorismo de Estado y la carnicería
Manifiesto del Partido Obrero Revolucionario de Brasil
Reconstruir el movimiento mundial para poner fin al genocidio y por el derecho del pueblo palestino a derrotar el plan estadounidense de liquidar la resistencia de Hamás, expulsar a los palestinos y anexionarse la Franja de Gaza
En la primera fase del alto el fuego, Netanyahu estuvo a punto de incumplir el acuerdo. Sin embargo, necesitaba demostrar a los familiares y a la población israelí que se esforzaba por liberar a los rehenes vivos y recuperar los restos de los que no sobrevivieron al cautiverio. No obstante, dejó claro que las Fuerzas de Seguridad Armadas israelíes no se retirarían de todas las partes del territorio ocupado. Y no renunciaría a su objetivo de destruir a Hamás.
A pesar de estas declaraciones, el acuerdo dictado por Estados Unidos se consideró una victoria o una semivictoria para Hamás. El propio acuerdo no garantizaba su cumplimiento por parte del Estado sionista. Netanyahu aceptó sus condiciones sabiendo que podía romperlas en cualquier momento, mientras que Hamás y las demás organizaciones de la resistencia tendrían que cumplirlas al pie de la letra.
Trump maniobró el acuerdo en tres fases bajo las condiciones de que el gobierno de Bashar al-Assad cayera en Siria y se redujera la capacidad de Hezbolá en Líbano. Por otro lado, Irán avanzaba hacia el aislamiento y Yemen no podía ir más allá de ataques ocasionales en el Mar Rojo. En cuanto el “acuerdo” estuvo en vigor, Trump anunció la intención del imperialismo de sacar una parte importante de la población de la Franja de Gaza, aplastada por los bombardeos y agotada en los campos de concentración para otros países y completar así la anexión que siempre ha sido la base de la guerra sionista contra el pueblo palestino.
La reacción de los países árabes fue presentar un plan para reconstruir la Franja de Gaza. Presentaron una estimación de 53.000 millones de dólares. Sin embargo, dejaron claro que participarían en una intervención sin colocarse por la expulsión de las fuerzas militares israelíes y el fin de cualquier injerencia del imperialismo estadounidense.
Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto sirven a los intereses de Estados Unidos en Oriente Medio. Sus burguesías feudales han capitulado ante los objetivos expansionistas y anexionistas del Estado sionista de Israel, dirigido por Estados Unidos. Y han alimentado las divisiones y los conflictos en la región, aprovechando los resultados de las guerras de intervención estadounidenses en Irak y Siria, y alimentando así la polarización con Irán.
Los árabes acogieron el “acuerdo” forjado a finales del gobierno de Biden y principios del gobierno de Trump. Sirvieron de lacayos a una maniobra montada por Estados Unidos, que históricamente ha sido el principal responsable de la creación forzada del Estado sionista, de la sucesión de guerras y del fortalecimiento de la estrategia expansionista de la burguesía judeo-israelí.
El mayor crimen es que la Autoridad Palestina de Cisjordania (AP) ha sido cómplice y ha servido a los intereses estadounidense. Todo el mundo sabía que el “acuerdo” de alto el fuego en tres fases solo serviría de promoción el gobierno fascistizante de Trump.
El mayor problema reside en el desmantelamiento del movimiento de masas mundial que condena el genocidio y por la expulsión de las fuerzas sionistas de la Franja de Gaza y Cisjordania. Es necesario reconstruirlo como un frente único antiimperialista en defensa de la nación oprimida y contra las ofensivas económicas y militares de las potencias que se traducen en anexiones. Hay que tomarse en serio la voluntad de Trump de ocupar Groenlandia y el Canal de Panamá, así como de convertir Canadá en uno más de los estados que conforman Estados Unidos. Tomar en serio la paz anexionista y expoliadora en la guerra de Ucrania.
La reanudación de los bombardeos en la Franja de Gaza ha dejado más de 500 muertos en pocos días. La carnicería se refleja en la aproximación a los 50.000 muertos. No importa si son civiles, niños, madres o ancianos. El objetivo de los sionistas y de la burguesía imperialista es acabar con cualquier control territorial por parte de los palestinos. No puede haber ilusiones sobre la posibilidad de un Estado palestino.
La barbarie que está estallando en la Franja de Gaza es una expresión en miniatura de lo que se avecina con la ofensiva estadounidense para mantener su hegemonía y con el rearme de Europa so pretexto de defenderse del expansionismo ruso.
Trump prepara el terreno para la confrontación con China. Esta marcha está a la vista. La reanudación de los bombardeos contra Yemen, de hecho, apunta los cañones hacia Irán. Ningún acuerdo pacificador puede venir del imperialismo en general, y de Estados Unidos en particular.
La lucha contra las guerras de anexión y por la autodeterminación de las naciones oprimidas está en el centro de la descomposición global del capitalismo, que potencia e impulsa la escalada bélica, la mayor desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Es sintomático que los propios portavoces del gran capital mencionen los peligros de una tercera guerra. Asistimos al impulso hacia el armamento nuclear, claramente expresado por Francia e Inglaterra. El multimillonario presupuesto militar aprobado por la Unión Europea da la perfecta dimensión de los peligros a los que se enfrenta la humanidad.
Es en este terreno donde Israel está reanudando sus destructivos y mortíferos ataques contra los palestinos que resisten heroicamente a los invasores.
Trump intenta asfixiar a las universidades estadounidenses donde se han celebrado manifestaciones contra el genocidio. Acaba de lanzar ataques contra dirigentes y críticos del gobierno de Netanyahu. Utiliza la farsa sionista de la autodefensa frente al antisemitismo. Ha detenido y está a punto de expulsar de Estados Unidos al palestino Mahmoud Kalil, antiguo estudiante de la Universidad de Columbia, y al estudiante indio Badar Kahn, de la Universidad de Georgetown. Trump teme la reanudación de la lucha estudiantil propalestina y el fin de la intervención militar.
Judíos antisionistas se manifestaron a la entrada del edificio Trump Tower por la liberación de Mahmoud Khalil. Es importante que judíos y palestinos se unan por el fin inmediato de la guerra de dominación y por el derecho a la autodeterminación de la nación oprimida. Esta es también la manera de combatir a la derecha antisemita, que por supuesto sigue existiendo.
Trabajadores y juventud oprimida, la reanudación de los bombardeos y la invasión de las zonas desalojadas en la primera fase del acuerdo deben ser condenadas y combatidas reorganizando la lucha en las calles. Estamos ante la necesidad urgente de reconstruir y erigir nuevos comités de frente único antiimperialista por el fin del genocidio, contra las anexiones y por el derecho a la autodeterminación de la nación oprimida.
Luchadores por la causa palestina, exijamos que los sindicatos se pongan al servicio de los oprimidos contra sus opresores. Para ello, los comités deben ir a las puertas de las fábricas, movilizar a la juventud y llevar a cabo una campaña unitaria de todas las organizaciones al servicio de la lucha de los explotados. Todas las organizaciones socialistas y direcciones sindicales deben convocar un Día Nacional de Lucha, con paros y manifestaciones para unir las reivindicaciones de los explotados en Brasil a las banderas del internacionalismo proletario por el fin de las guerras y la paz sin anexiones.
POR Brasil – Massas 736